La cerveza de siempre, en peligro: el cambio climático amenaza su sabor y aroma
El cambio climático se ha convertido en el principal enemigo para la cerveza tal y como la conocemos
Las altas temperaturas y la sequía ya afectan a las cosechas de lúpulo, clave en la elaboración de las cervezas
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El cambio climático se está endureciendo cada vez más. Solo hay que ver el tiempo, con temperaturas a mitad de octubre que bien podrían ser de pleno verano y unas sequías que afectan directamente a las reservas de agua, a los cultivos o a la ganadería. Y hay un sector que a empieza a verle las orejas al lobo: el de la cerveza. Los productores europeos de la tercera bebida más consumida del mundo ven como el calentamiento global lleva años amenazando el lúpulo, ingrediente clave en su producción.
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El cambio climático afecta a la cerveza
Hace ya años en las zonas donde se cultiva el lúpulo en Europa han visto como las cosechas se han reducido y la calidad de lo recolectado se ha resentido. Una tendencia que, de cara al futuro, señala como las plantaciones del sur europeo, las españolas entre ellas, van a ser las más afectadas.
Un grupo de expertos alemanes y checos se ha unido en una investigación para saber cómo la crisis climática está afectando a la producción del lúpulo en Europa con un análisis a cinco regiones europeas en las que más se produce: tres en Alemania y una en Eslovenia y en República Checa.
Para poder conocer bien la evolución se analizó la cantidad de flor de lúpulo que se produjo entre 1970 y 2020, contabilizando a su vez la cantidad de lupulina en las flores, clave en la calidad del lúpulo y en el amargor tan característico de la cerveza. Unos datos que luego cruzaron con determinados parámetros meteorológicos y con unos resultados que acaban de ser publicados en la revista científica Nature Communications.
Efectos en su sabor y aroma
En el estudio se señaló como la fructificación del lúpulo en el último medio siglo se ha adelantado hasta en 20 días con graves consecuencias. “A medida que iban aumentando las temperaturas, el inicio de las fases fenológicas se producía más temprano. El problema reside en el traslado de la fase generativa del lúpulo a un periodo con días más largos. Todo esto tiene un efecto negativo sobre la cantidad de alfa y el contenido aromático”, señala Martin Mozny, uno de los autores principales del estudio del Instituto de Investigación del Cambio Global de la Academia Checa de Ciencias.
Este adelanto de la fenología del lúpulo ha hecho que la producción se haya reducido, especialmente desde la década de los 90 en algunas zonas de Alemania y Eslovenia, principalmente.
Gracias a esta investigación, los expertos han podido señalar que la sequía y la falta de agua está perjudicando la cantidad de las cosechas, pero el calor daña a concentración de ácidos alfa. En definitiva un ciclo del lúpulo que está siendo alterado por el cambio climático y, por tanto, las prácticas tradicionales de su cultivo se deben adaptar a la nueva situación para poder seguir produciendo una cerveza de buena calidad.