Una manera de pensar sobre las plantas podría ser: 'no se mueven, son inertes, carecen de inteligencia'. Pero si lo planteamos de otra manera, por ejemplo: 'las plantas no necesitan ir merodeando por ahí en busca de su alimento porque lo fabrican ellas mismas'. ¿Quién es el inteligente ahora?
En realidad, en 'Planta sapiens' (Seix Barral), Paco Calvo nos está proponiendo eso: expandir nuestra manera de entender conceptos como inteligencia o como el propio pensamiento. El principal 'escollo' a la hora de hablar de inteligencia vegetal probablemente sea la diferencia entre adaptación evolutiva y proceso cognitivo: es decir, cuando una planta trepa, sigue con sus flores el recorrido del sol o cierra sus pétalos al contacto ¿está reaccionando de maner automática a estímulos o está elaborando conductas que tienen que ver con la memoria o la creación de sentidos? ¿Es insalvable la frontera entre estos dos procesos? Para muchos lo es. Pero para Paco Calvo no: "Ni mucho menos -dice el filósofo- Las fronteras son constructos culturales. No existen realmente. Todo es un continuo. Lo adaptativo, lo cognitivo, lo filogenético, lo ontogenético, todo está imbricado".
Expandir nuestra manera de entender las plantas (y con ellas al mundo, en realidad) implica asumir la naturaleza variante o dúctil de algunas ideas. ¿Un helecho es capaz de autopercibirse en términos identitarios? No, probablemente no. Pero está demostrado que las plantas se comportan de manera distinta y comparten información de manera distinta con individuos de su misma especie que con los de otra. Lo primero parece una 'reflexión' compleja y lo segundo una suerte de mecanismo 'inferior' pero ¿son realmente tan distintos?
Para empezar se trata de evitar el antropocentrismo (Calvo lo llama coloquialmente el 'ombligocentrismo' del homo sapiens) y comprender que hay otras maneras de percibir y relacionarse con el mundo.
Permíteme que empiece a quemarropa, ¿es posible afirmar que las plantas piensan?
Permíteme que conteste a quemarropa: Sí. Y ahora matizo: es posible afirmarlo, al igual que es posible afirmar que los animales-no-humanos piensan. Por supuesto, se trata de comprender en qué consiste el pensamiento no-humano. Si dijéramos que es preciso un lenguaje al modo del que utilizamos nosotros para comunicarnos, pues ¡mal vamos! Pero, ¿qué sentido tiene apoyarnos en definiciones encorsetadas que solo le servirían a individuos de la especie Homo sapiens? ¿Dejan los animales de ser inteligentes por no hacer el tipo de cosas que nosotros hacemos? La postura que defiendo pasa por sacudirnos nuestros complejos “ombligocéntricos” y tratar de arrojar luz sobre la inteligencia de manera comprensiva, abarcadora. Esto eso, como un rasgo que pertenece al propio árbol de la vida, y no a una especie en particular. Por supuesto, entender qué forma concreta toma la inteligencia en cada especie, animal o no animal, es donde está la gracia y a lo que nos dedicamos en mi laboratorio.
Calvo se refiere al MintLab, Laboratorio de Inteligencia Mínima de la Universidad de Murcia, un proyecto que creó y que dirige desde 2015, y en el que se investiga sobre estos asuntos a través de la observación de plantas como la judía trepadora.
¿Pero entonces crees que es posible para nosotros percibir (y estudiar) otras formas de sentir o pensar más allá de la experiencia humana?
Sí, hay tres formas de hacerlo: educación, educación y educación. El lector de 'Planta sapiens' verá a qué me refiero. Tenemos que aprender a mirar distinto; tenemos que re-entrenar nuestra mirada. The good news es que… ¡se puede! Eso sí, prisas las justas. Hay que evitar el cortoplacismo a pesar de que, paradójicamente, estemos tan al borde del precipicio. Pero pasito a pasito. Si soy algo, es optimista. Soy optimista por naturaleza.
¿No crees que nos pasa lo mismo, por ejemplo, cuando hablamos de la búsqueda de vida extraterrestre? Siempre pretendemos encontrar espejos de nuestras maneras de existir, de pensar o de sentir.
Sí, sí, todo se reduce a esa lucha milenaria (tan infructuosa, por otra parte) por dejar de darnos tanta importancia como nos damos. Cuanto más nos fijamos en nosotros mismos menos conscientes somos de todo lo que nos rodea. Sería desternillante si no fuera por el impacto tan dramático que esta actitud tiene en esta pequeña canica azul que habitamos. Y todo ello a pesar de que la historia de la ciencia no hace más que sacarnos los colores: la Tierra resultó no estar en el centro de nada (bye bye, Ptolomeo); Homo sapiens es una especie más; … y nada, que no acabamos de pillarlo…
A las plantas las usamos, las manipulamos, las explotamos… ¿por qué necesitamos entenderlas?
Muy sencillo. Porque si no lo llevamos claro. Me hace mucha gracia cuando oigo hablar a la gente, incluso en una carrera como Ciencias Ambientales, de la explotación de los “recursos”; de su mejor o peor explotación. Como si una planta no fuera más que un recurso. O entendemos que primero de todo son sujetos y no objetos; que son agentes, con sus propios intereses y necesidades, o como diría aquél, lo llevamos clarinete.
¿Crees que la investigación sobre el pensamiento vegetal es relevante en el momento de emergencia ecológica que vivimos?
No es que sea relevante. Es imprescindible. O lo pillamos, o nos vamos al carajo.
¿Qué es exactamente el Laboratorio de Inteligencia Mínima y a qué os dedicáis allí?
Pues mira, el Laboratorio de Inteligencia Mínima (MINT Lab, por sus siglas en inglés) es un laboratorio un tanto especial. Piensa que está radicado en una Facultad de Filosofía. Nunca estaré lo suficientemente agradecido a mi decana y a la Universidad de Murcia por haberme dado todo tipo de facilidades. ¿Por qué en una facultad de Filosofía? Porque el tipo de preguntas que nos hacemos no se formulan, normalmente, ni en departamento de biología o de fisiología vegetal, ni en un departamento o facultad de Psicología.
¿Cuáles son esas preguntas?
Nos preguntamos por las capacidades cognitivas de las plantas. ¿Son capaces de aprender, de memorizar, de tomar decisiones? Etc., etc. Estas preguntas no se pueden abordar sin un marco teórico de fondo, sin unos compromisos, si me apuras, hasta metafísicos. En función de qué forma tengan esos principios, los diseños experimentales, el proceso de contrastación de hipótesis empíricas, tomará una forma u otra. De ahí que se requiera ir de la mano por lo que respecta al plano teórico y conceptual, como del plano empírico y experimental.
¿Y cómo es vuestra rutina de trabajo?
Bueno, digamos que el día a día es… ¡entretenido! Si uno se lo puede pasar bien investigando el aprendizaje animal, imagínate tratar de descubrir si un guisante (la planta) es capaz de aprender como lo hace el perro de Pavlov. Eso no puede no ser entretenido. Ahora bien, el día a día a veces puede resultar menos excitante de lo que pudiera parecer a simple vista. Hay que pelearse con los “cacharricos” del laboratorio.
Nosotros hacemos time-lapse (fotografía por lapso de tiempo; como cuando ves una puesta de sol a cámara rápida) y eso requiere tiempo (piensa que podemos hacer una foto por minuto durante días o semanas), y todo ello para conseguir ver a cámara rápida lo que Darwin intuyó “a ojo desnudo.” Además de time-lapse, practicamos la “fito-acupuntura”. Lo llamamos así porque usamos agujas de acupuntura como electrodos para después amplificar las señales eléctricas producidas por la planta y tener una visión más completa de lo que hace por dentro (electrofisiología) y por fuera (time-lapse). En definitiva, yo creo que si hubiera que resumir en una palabra lo que hacemos en el MINT Lab sería “bricolaje.” ¡Hacemos mogollón de bricolaje!
¿Crees que las plantas nos perciben a nosotros? ¿Tendremos algún significado para ellas?
Cuidado. Cuidado con esto, que corremos el riesgo de volver al 'ombligocentrismo' que nos come por dentro. Las plantas monitorizan en tiempo real una gran cantidad de parámetros medioambientales, e internos (por cierto), porque las plantas son capaces de integrar la información esteroceptiva (perdón por el palabro) con la información interorceptiva y la propioceptiva.
Es decir, son sensibles a lo que pasa por dentro y por fuera. Y cuando digo “una gran cantidad” me refiero a eso: multitud de canales sensoriales son puestos al servicio de coordinar sus patrones de respuesta de forma adaptativa. La lista sería interminable, pero yendo a lo que nos ocupa, pensar que tenemos algún significado especial para ellas sería pasarse de frenada y de “narcisismo de especie”. A Planta sapiens le interesa bastante más un polinizador que Homo sapiens, siento tener que decir.
Antes has hablado de Charles Darwin, que aparece desde las primeras páginas del libro y, de hecho, está también en el final. ¿Qué tanto le debemos al padre e la evolución cuando hablamos de inteligencia vegetal?
Bueno, de hecho en todos los capítulos hay de alguna manera un pequeño guiño al “maestro”. Madre mía, ¿qué sería de nosotros sin Darwin? Como te decía, Darwin fue capaz de ver a simple vista infinidad de cosas que se nos siguen escapando a fecha de hoy. Y a mí eso me maravilla.
Se nos escapan incluso con las tecnologías avanzadas de las que disponemos
La técnica de observación más impresionante, no tiene que ver ni con microscopios ni con telescopios. La herramienta más potente es la mente humana. Solo con ella podemos salir de la ignorancia. Darwin la uso de una forma que me sigue asombrando. Conocemos al Darwin del Origen de las Especies, pero sus libros de botánica dejan en mantillas todo lo demás. O sea que fíjate si le debemos. Sin hacer spoilers innecesarios, en el epílogo de 'Planta sapiens' uso una experiencia personal de Darwin, que sufrió en sus propias carnes después de muerto, para poner de evidencia, y poner en valor, todo lo que nos falta por comprender, especialmente el rol de la Educación (con mayúsculas). Claramente, hace falta educar a la sociedad.