Las servilletas del bar y la ciencia: el motivo por el que no limpian
Las servilletas de los bares no suelen cumplir su función cuando las usamos para limpiarnos
¿Por qué no nos limpian? Porque realmente no fueron creadas para eso, sino para repeler líquidos
Su función es que no nos pringuemos cuando cogemos una croqueta, no limpiar luego el aceite que queda en nuestros dedos
España es un país de bares. Si podemos, desayunamos ahí, tomamos el aperitivo en una de sus mesas o nos decantamos por comer su menú del día. Si hasta son la excusa perfecta para tomarse algo después de trabajar. Tienes los de confianza y otros aún por descubrir, pero sabes que todos tiene algo en común, algo que no falta en ninguna de sus mesas: las servilletas de papel que están en todos los bares y que utilizas pese a ser consciente de que no, no va a limpiar. Pero es que su propósito no es ese. Te contamos que hay detrás de las servilletas de papel de los bares.
MÁS
Su verdadera función
La realidad es que estas servilletas son de papel de sulfito, principalmente diseñadas para repeler líquidos, no para absorberlos o limpiar. ¿Por qué las siguen poniendo en las mesas y las barras de los bares?
No es que estas servilletas tengan ningún tipo de fallo, sino que están hechas para proteger las superficies de las mesas y evitar que los líquidos penetren en la servilleta, por ejemplo para que la base de una cerveza no manche. No solo eso, también están ideadas para que cojas una croqueta y no acabes con los dedos aceitosos, haciendo que la grasa no traspase el material y no nos manche.
Estas servilletas, que normalmente llevan impreso un 'gracias por su visita' cuentan con propiedades impermeables gracias a un baño de ácido sulfúrico, aunque no afecta a las personas que son alérgicas a los derivados del azufre porque al final estas servilletas son tratados con compuestos que no contienen este ácido en su forma final.
Aprender a usarlas
Es normal que llevemos toda la vida pensando que estas servilletas no servían para absolutamente nada, y eso que hemos seguido utilizándolas pese a ello. El problema está en que las usamos para una función para la que no han sido creadas, pues su utilidad no reside en limpiar nuestras manos o lo que se ha derramado en la mesa, sino que son para evitar que nos manchemos.
Ya sabes, no las volverás a ver con los mismos ojos cuando desayunes o te tomes el aperitivo y las empezarás a usar para lo que verdaderamente fueron creadas: evitar que te manches. Habrá que plantearse por qué las siguen colocando.