El mar azul de tu infancia desaparece: por qué se está volviendo de color verde

Cuando éramos pequeños lo teníamos muy claro a la hora de pintar en nuestros cuadernos. El verde era para los árboles, el amarillo para el sol y el azul para el mar. Verdades absolutas que hoy ya no lo son tanto. Especialmente cuando hablamos del mar. Los datos de los satélites muestran que en los últimos veinte años se han producido cambios de color del azul al verde en el 56% de los océanos del mundo, un fenómeno que ya genera preocupación entre científicos, ambientalistas y políticos.

Los investigadores afirman que este sutil verdor apunta al efecto que el cambio climático está teniendo en la vida bajo el agua. Aunque no está confirmado en qué consisten estos cambios ni la causa exacta, lo más probable es que estén relacionados con las criaturas que se encuentran en la base de la mayoría de las cadenas alimenticias: el fitoplancton.

¿Es bueno el exceso de fitoplancton?

Estos organismos microscópicos que flotan en la superficie del mar cuando crecen en cantidad dan un tinte verdoso al agua debido a la clorofila. Las aguas azul intenso, en cambio, son reflejo de muy poca vida. ¿Entonces significa esto que es bueno que el mar se esté volviendo verde? Pues no necesariamente. El fitoplancton es esencial para la vida marina, ya que produce la mayor parte del oxígeno que respiramos, pero su incremento descontrolado puede indicar problemas subyacentes en el equilibrio del ecosistema marino.

Según un estudio reciente publicado en la revista 'Nature', el aumento de las temperaturas y la alteración de los patrones de circulación oceánica están favoreciendo la proliferación de ciertas especies de fitoplancton en la mayoría de las costas del Mediterráneo y del Atlántico, incluidas las españolas. Esta abundancia suele llevar a la aparición de zonas muertas, que causan la muerte de peces y otros organismos marinos y alteran drásticamente los ecosistemas locales.

El crecimiento masivo de fitoplancton, conocido como floraciones algales nocivas (FAN), puede parecer inofensivo al principio, pero cuando las algas mueren, se descomponen y consumen mucho oxígeno en el proceso.

La respuesta de la UE y España

En este contexto, la Estrategia de la Unión Europea sobre Biodiversidad 2030 busca reparar el daño ambiental y proteger la naturaleza, enfocándose en los ecosistemas marinos. Se propone que para el 2030, el 30% de las aguas estén protegidas, con medidas para hacer la pesca y la acuicultura más sostenibles, promoviendo energías limpias y reduciendo el impacto en los ecosistemas.

En cuanto a España, el Gobierno remitió en julio a las Cortes el tratado sobre Diversidad Biológica Marina en áreas fuera de la Jurisdicción Nacional (BBNJ) para su ratificación.  Este acuerdo establece un marco legal que regula las actividades humanas en alta mar, permite crear áreas marinas protegidas y establece cómo compartir los beneficios de los recursos genéticos marinos.