El campo en casa: cómo conseguir una huerta de autoabastecimiento sin "deslomarse"
Cuando pensamos en huertas, solemos imaginarnos removiendo la tierra a primera hora de la mañana, pero existe un método con el que podemos conseguir buenas cosechas sin dejarnos la espalda
El método no dig es un sistema de cultivo respetuoso con el medioambiente que defiende que no es necesario arar la tierra para tener buenos cultivos
Cada vez son más las personas que deciden montarse su propio huerto en casa. En los últimos años, la preocupación por el cambio climático y el interés por llevar una vida más sana y ecológica, alejada de las grandes cadenas de producción alimentaria, ha llevado a muchos a repensar sus hábitos de consumo en busca de opciones más saludables y beneficiosas para el medioambiente.
Tener una huerta ya no es cosa del pueblo. Ahora, podemos encontrar este tipo de espacios hasta en entornos urbanos, ya sea en el jardín, la terraza o incluso en el salón de nuestro piso. Los huertos de autoabastecimiento están de moda, pero ¿cómo puedo montar uno sin deslomarme en el proceso? La respuesta está en el método no dig, un revolucionario movimiento que defiende el cultivo sin arado.
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El método no dig: la clave para montar una huerta y no morir en el intento
Cuando pensamos en cultivar nuestro propio huerto, es probable que nos imaginemos con la azada entre las manos, removiendo la tierra para conseguir mejores resultados y poder disfrutar de una cosecha de reyes. La labranza lleva siglos con nosotros, y es tan universal que resulta complicado desligarla de la agricultura, pero en las últimas décadas han surgido voces críticas que rechazan esta práctica en favor de otros métodos de cultivo más naturales y sostenibles.
Uno de ellos es el método no dig, conocido como no dig way en inglés, una forma de cultivo orgánica y respetuosa con el medioambiente que defiende que no es necesario remover la tierra para obtener buenas cosechas y que gracias al auge de la agricultura ecológica ha ido ganando cada vez más seguidores, tal y como demuestran los numerosos posts sobre el tema que podemos encontrar en las redes sociales.
Este sistema se basa en cultivar directamente sobre el compost y cuenta con varios beneficios que podemos resumir en tres palabras: velocidad, facilidad y productividad.
Según Charles Dowding, autor del libro “No dig, organic home & garden” (“Sin arar, una casa y un jardín orgánico” en español) y uno de los máximos impulsores del movimiento, este método nos permite cultivar más en un menor espacio y aumentar la fertilidad de nuestros cultivos gracias a los microorganismos del sustrato.
Además, no arar la tierra nos permite ahorrarnos muchísimo tiempo, ya que no tenemos que preocuparnos por remover el espacio de cultivo ni por arrancar las malas hierbas.
¿Cómo emplear el método no dig en nuestras huertas?
Empezar a cultivar siguiendo el método no dig es bastante sencillo, especialmente si no preparamos nosotros mismos el compost, aunque, eso sí, debemos tener paciencia y no esperar resultados inmediatos.
Lo primero que debemos hacer es preparar las zonas en las que colocaremos nuestros cultivos. Para ello, lo primero que haremos será cortar a ras de suelo las malas hierbas del terreno y cubrirlo con un cartón para asegurarnos de que no reciban la luz del sol. De este modo, evitaremos que crezcan y dañen nuestra cosecha.
Una vez nos hayamos asegurado de que todo el terreno está bien tapado con el cartón, toca echar el compost. En este caso, lo más recomendable es que lo preparemos nosotros mismos, con los deshechos que producimos en nuestra propia casa, aunque también puedes adquirirlo en una jardinería si no tienes tiempo o prefieres ahorrarte el esfuerzo.
La capa de sustrato que tenemos que colocar debe ser profunda, de entre 15 y 20 centímetros. Una vez asentada, podremos plantar nuestras verduras y hortalizas, que deberemos regar adecuadamente.
Poco a poco, el cartón se irá descomponiendo, las malas hierbas desaparecerán y las raíces de nuestros cultivos alcanzarán la tierra donde, ahora sí, podrán crecer sanas gracias a los microorganismos propios del sustrato y a la ausencia de competidores. Y todo sin arar la tierra ni una sola vez.