El vigués de 82 años que ha creado una máquina para generar agua con el aire del desierto: "La gente alucina"
Enrique Veiga, gallego de 82 años, lleva 50 años viviendo en Sevilla, desde donde empezó con su proyecto
Dedicado durante toda la vida al sector frigorífico, creó una máquina capaz de extraer agua del aire
Como puede hacerlo en entornos muy poco húmedos, es ideal para instalarla en desiertos y ayudar a sus habitantes
"El objetivo es ayudar a la gente". Con estas palabras, Enrique Veiga, de 82 años, se refiere a su invento que está cambiando la vida de miles de personas por todo el mundo. "Tenemos que llegar a sitios, como los campos de refugiados, donde no tienen agua para beber", dice. Él, hace ya un tiempo, diseñó una máquina pensada para extraer agua potable del aire que respiramos. Y ahora lo ha explicado en una entrevista que le han realizado en Reuters.
Veiga se había dedicado toda la vida al mundo de los frigoríficos y, una tarde, estando en su casa de Sevilla, pasando el calor típico del estío, se le vino a la cabeza una idea: ¿Por qué no utilizar la condensación para extraer el agua que circula por el aire sin que la veamos? ¿Y por qué no hacerlo, además, en climas muy secos, donde el H2O sea un bien realmente escaso?
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Empezó a ir creando su propia máquina en los tiempos libres que tenía, sin ninguna otra pretensión que pasar el rato, pero pronto se dio cuenta de que realmente funcionaba bien y que podía tener una aplicación práctica que ayudara a mucha gente. Por eso, en 2004 fundó Aquaer Generators, "para comercializar los generadores de agua potable AQUAER, los únicos de mercado que utilizan la humedad existente en aire para producir agua, siendo independientes de cualquier fuente de agua, incluso para climas desérticos".
"En la ciudades que hemos visitado en Namibia", cuenta Veiga, ya que es ahí donde están desarrollando su crecimiento actual, "la gente estaba alucinando, no lo entendían, y preguntaban de dónde salía realmente el agua", comenta.
Podría llegar a parecer cosa de meigas, ya que, a diferencia de otros productos similares, el de este octogenario puede llegar a convertir agua desde humedades que no superan el 10%, lo que hace de su invento ideal para trabajar en entornos desérticos, que es donde más falta hace el preciado líquido.
"Estamos haciendo máquinas de medio caballito capaz de hacer unos 50 litros en el desierto. Una máquina así es fácilmente acoplable a paneles solares, fácil de instalar en cualquier sitio sin problemas. Tú le dices a un bosquimano del Kalahari que va a tener 50 litros de agua diarios y ¡la gente no se lo cree", explicaba Veiga en 2015 en una entrevista con la Cadena SER.
El principio por el que funcionan estas máquinas es igual que cuando aparece agua en un aire acondicionado. El invento de Veiga recoge el aire del exterior y lo baja de temperatura hasta que llega al punto de rocío y se convierte en agua potable.
Lo interesante, en su caso, es que es compatible con ambientes muy secos, por eso la idea de Veiga de ayudar a aquellos que más lo necesitaban se materializó con la colaboración con la ONG 'Water Inception', destinada a proveer de agua potable a los campos de refugiados de Líbano.
"Nuestra idea no es solo hacer que el dispositivo sea efectivo, sino que sea útil para la gente que tiene que hacerse kilómetros diarios para encontrar agua potable", finaliza Veiga.