Lo habrás notado. En casa hay más moscas, mosquitos y demás insectos de lo habitual. Incluso entra de vez en cuando algún insecto Boeing 747. También se nota en los paseos de esta desescalada. Quizá tengas que echar la vista muy atrás, a cuando eras pequeño, a esos tiempo en el campo, en el pueblo, para recordar tantos insectos juntos. Nos preguntamos a qué se debe estas inusuales plagas que han aparecido en las grandes urbes. Hablamos con varios expertos para que nos expliquen a qué se puede deber este aumento de estos bichos en las ciudades.
"Este fenómeno ha surgido por la confluencia de dos aspectos importantes. Por un lado, el calentamiento global que ha traído un mes de abril especialmente lluvioso y con temperaturas suaves y, por otro lado, el confinamiento que ha provocado un descenso de la actividad tanto en parques como en zonas ajardinadas y han proliferado las malas hierbas que han atraído a muchos insectos", explica David Almeida, profesor de zoología en la Universidad CEU San Pablo.
Esta teoría la apoya también Francisco Robledano, profesor titular de ecología de la Universidad de Murcia que nos explica que a estos factores debemos sumarle alguno más. "La humedad puede provocar fácilmente que haya un brote de insectos en las ciudades, estamos teniendo un clima muy variable y eso afecta al ecosistema. También depende mucho de cómo se esté llevando a cabo la limpieza de las calles y si se han mantenido los horarios de recogida de basuras".
Además de que hayan proliferado las malas hierbas, como ya comentábamos, existen otro factor que se ha dado derivado de la cuarentena: el agua estancada. "Al cerrar los parques las fuentes han dejado de funcionar y, con las fuertes precipitaciones, el agua se ha estancado. Se ha creado así el ecosistema perfecto para la proliferación de mosquitos, moscas y demás insectos", apunta Almeida.
Esta situación, no debemos pensar que ha llegado para quedarse, todo lo contrario. "Probablemente en un par de semanas, cuando los parques ya estén arreglados y las fuentes limpias y en funcionamiento, se normalizará también la cantidad de insectos", asegura el profesor del CEU. "No debemos olvidar que, quitando esta situación excepcional, el número de insectos está en declive en los últimos años. En esta década hemos observado un bajón tanto en abundancia como en diversidad”, añade
A todo esto, debemos sumarle un componente totalmente subjetivo, el de nuestra percepción. "Al haber pasado tanto tiempo encerrados, miramos por la ventana más de lo habitual, vemos cosas que antes no veíamos porque no les dedicábamos el tiempo necesario y también tendemos a pensar que lo que vemos es lo que ven todos, tenemos una visión muy sesgada", asegura el biólogo Robledano. Hemos pasado de estar ocho horas en una oficina, a estar durante horas observando el exterior o incluso ahora, cuando hemos podido empezar a salir, lo hacemos con los ojos más abiertos.
Por otro lado, también habla de la importancia de que las ciudades tengan, además de zonas ajardinadas, zonas que estén más asalvajadas para que las especies encuentren ahí su hábitat y podamos convivir con ellas. "Tenemos que intentar transformar las ciudades en lugares amigables, como lo puede ser el campo. Debemos dejar que la naturaleza nos invada un poco, que no pasa nada", concluye el profesor de la Universidad de Murcia.