La pandemia por coronavirus ha removido todos nuestros cimientos sociales, económicos y también medioambientales. A las imágenes de las ciudades sin contaminación o los canales de Venecia cristalinos se contraponen otras que, lejos de dar esperanza, son desalentadoras: las de miles de guantes y mascarillas tiradas por el suelo o las del incremento de los plásticos de un solo uso.
Botes de gel hidroalcohólico y de jabón para manos, envases de comida a domicilio, bolsas de plástico en los supermercados, más agua embotellada... son solo algunos de los productos que, con la crisis del coronavirus, han aumentando su consumo y que están suponiendo ya un retroceso en toda la lucha contra los plásticos de un solo uso.
"La industria del plástico está intentando hacer su negocio", explica Julio Barea, de Greenpeace. "Ellos son los que están diciendo que el envase de un solo uso es más seguro, aunque hay diversos estudios que dicen que la COVID-19 puede perdurar varios días en este tipo de envases".
Este aumento en el consumo de envases queda reflejado en los datos que maneja Ecoembes. "Se ha incrementado el uso del contenedor amarillo en un 15% porque hay nuevos hábitos de consumo. El confinamiento aumentó el consumo dentro del hogar y confirma de que en situaciones de crisis como esta el reciclaje se mantiene. El compromiso ciudadano es tan alto que aun en una situación como esta se sigue reciclando", explica Álvaro Otero, coordinador de Asuntos Corporativos de la organización.
El incremento en envases de un solo uso también lo han notado desde la primera línea de acción: la recogida de basura. En una entrevista con El País, un operario de limpieza, Miguel Ledesma, confirmaba que, en los barrios con más recursos de Madrid, la cantidad de bolsas y envases de comida a domicilio, todo de plástico, había aumentado mucho más que en barrios más pobres, donde ahora había más deshechos orgánicos que otra cosa.
El aumento no se ha dado únicamente en los hogares. Con la actividad incesante que ha habido en hospitales y residencias de mayores para salvar vidas, el material de plásticos desechados ha crecido exponencialmente, con el hándicap de que tampoco se pueden reciclar por el riesgo de que estén contaminados.
"Los residuos sanitarios en Madrid han aumentado en un 300% y, en Cataluña, un 350%. Hay que diferenciar que no son envases, así que van a incineradoras o vertederos", comenta Barea, de Greenpeace.
El coronavirus ha traído consigo una paradoja en el reciclaje y es que elementos como los guantes, las gafas, las mascarillas o los botes de gel, no se pueden echar al contenedor amarillo.
"Desde que empezó esta situación venimos recordando que tanto los guantes como las mascarillas deben ir deben ir siempre a la fracción 'resto'. Porque en el amarillo, que van plástico, metal y tetrabrik, una vez que llega a la planta de selección hay un cribado manual y ahora no se puede tener a los operarios manipulando este tipo de residuos que pueden estar contaminados, aunque ellos estén bien protegidos", indican desde Ecoembes.
La radiografía que hace Greenpeace al respecto es parecida: "Por culpa de la pandemia, el triaje manual está prohibido, así que la recuperación de material es exclusivamente automática; esto hace que vaya mucho más material de un solo uso a los vertederos e incineradoras. Es un poco desastre", nos cuenta Barea.
"Se está recuperando menos. El año paso hicimos un informe sobre estos plásticos de un solo uso y apenas el 25% se recuperaban. Estamos a años luz de un sistema eficiente. El lobby están haciendo fuerza para que no se mejore, para que no se implante nada", se lamentan desde la organización ecologista.
A pesar del repunte de los plásticos de un solo uso provocados por esta emergencia social y médica, tanto desde Greenpeace como desde Ecoembes se muestran optimistas en relación al futuro de la lucha contra este tipo de envases que, recordemos, han sido prohibidos por la Unión Europea a partir de 2021.
"Se estaba haciendo un trabajo de concienciación muy importante y la gente empezaba a estar convencida y tomando medidas, así que esperemos que esto solo sea un mal pasajero y, a corto plazo, se vuelva a la senda en la que estábamos antes del coronavirus", afirma Barea.
"El mundo poscoronavirus va a consolidar la conciencia ecológica y el respeto medioambiental porque en este poco tiempo nos hemos dado cuenta de la huella del ser humano en el entorno", nos cuenta Otero. "La actividad económica y humana cada vez va a estar basada en parámetros medioambientales y vamos a actuar en consecuencia: reduciendo el consumo, reciclando cada vez más. Ahora hemos sido más conscientes que nunca al verlo en primera persona".