Millones de mascarillas y guantes son usados al día. Y va para largo. Es solo cuestión de tiempo que aparezcan en el estómago de alguna ballena. Y no será porque la Covid-19 haya atacado a nuestra fauna marina. Cientos de miles de estos residuos sanitarios flotan ya en el agua y los supermercados vuelven al plástico, ahora que estábamos empezando a erradicarlo de nuestra vida. Es la primera huella ecológica de esta crisis y en el hogar barcelonés de Andrés, un logopeda de 26 años que vive con su abuela paterna, Julia, en el barrio de Horta, andan empeñados en que se haga algo.
Podría parecer que están lejos en relación al plástico ambos, pero Andrés, activista de Greenpeace, conecta bien intergeneracionalmente con su abuela, aunque con argumentos diferentes. La generación de Andrés tiene el cambio climático como una prioridad absoluta. "Estamos llevando el planeta a la extenuación y ni siquiera esta epidemia desquiciada nos sirve para asumir el respeto que debemos a la naturaleza", se queja el joven.
Para la abuela, de 82 años, la conciencia ecológica le viene de cuna. "A la gente de mi generación nos enseñaron a vivir con lo esencial, a comprar en las tiendas de barrio sin necesidad de bolsas, a reutilizar los envases y a almacenar de manera sostenible. Tanto exceso nos está perdiendo", se lamenta.
La última conversación en casa la desata la noticia que llega de la organización conservacionista Oceans Asia. En su última visita al archipiélago de Soko, un grupo de pequeñas islas deshabitadas entre Hong Kong y Lantau, sus miembros han encontrado miles de mascarillas usadas varadas en las playas. Se trataba de una expedición rutinaria, similar a la que realizan cada 15 días para analizar los microplásticos y la composición de los escombros, pero el hallazgo esta vez ha sido sorprendente y ahora empezarán a calibrar las consecuencias, ya que son residuos que ingieren las aves marinas cuando son arrastrados a la orilla.
Y tal vez lo peor esté por llegar si tenemos en cuenta que la recomendación general es el uso de guantes y mascarillas quirúrgicas en nuestra vida cotidiana. "En una población como la nuestra, con casi 47 millones de personas, el efecto puede ser devastador", nos dicen desde la asociación Amigos de la Tierra. Hong Kong y las islas de Soko han dado la voz de alarma, pero podría ser solo un indicio de lo que sucedería a corto plazo cuando los guantes y mascarillas sean dos accesorios más en lo que ya conocemos como nueva normalidad. ¿Tendremos que acostumbrarnos a imágenes como esa que denuncia el fundador de Oceans Asia, Gary Stokes, en la que cientos de guantes de goma de diferentes colores se confunden con un campo de flores? La respuesta puede llegar de un dato inquietante: en países como España o Italia, el uso mensual de este material de protección podría superar los 90 millones de unidades.
La preocupación es seria y diferentes organismos están tomando iniciativas como la de un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford, que ha lanzado una plataforma -N95decon.org- para explicar cómo reducir la contaminación reutilizando las máscaras N95. La asociación Amigos de la Tierra transmite a Uppers su preocupación por las consecuencias medioambientales que puedan derivar de esta crisis: "Entendemos que la necesidad de protección y de desinfección se esté considerando una prioridad, pero en algún momento habrá que empezar a evaluar el impacto medioambiental de esta pandemia. Justo cuando estábamos logrando el gasto mínimo de plásticos por parte de los ciudadanos, el miedo al contagio ha incrementado el uso de envases y bolsas de usar y tirar en las compras. Este aumento se sumará a los 13 millones de toneladas de plástico que se vierten en los océanos, según la ONU, cada año. Son detalles que debemos cuidar".
El contenedor amarillo se está llenando un 15% más desde el inicio del estado de alarma, nos advierten desde Ecoembes, la empresa que gestiona su reciclaje. "Tampoco el reciclaje se está haciendo convenientemente. Por cuestiones sanitarias, se ha eliminado la extracción manual. Entendemos que son los efectos colaterales del coronavirus. Nunca se había dado un uso masivo de estas medidas de profilaxis, pero hay actitudes que son intolerables y el océano ya nos está delatando".
Intolerable es, y así lo denuncian estas asociaciones, abandonar este material en la vía pública, puesto que supone un doble foco de contaminación de contagio. Tal es la costumbre que Protección Civil ha tenido que advertir a los ciudadanos desde sus cuentas de Twitter. Arrojamos las mascarillas a las papeleras públicas o a los retretes sin tener en cuenta ni el peligro sanitario ni la trayectoria que seguirán desde el desagüe de nuestras casas u hospitales.
Son estos detalles los que saca a relucir Andrés en su casa de Horta y en más de una ocasión saca los colores a sus padres, cincuentones y pertenecientes a una generación que fue creciendo en la abundancia y ahora no reparan en el uso y abuso de envases de plástico si con ello consiguen evitar la expansión del coronavirus. Reconocen que, entre tanta nueva orden, les han faltado instrucciones específicas sobre qué hacer para no contaminar aún más el planeta o cómo desechar los guantes, mascarillas u otro tipo de cosas que puedan estar infectadas.
En España, las directrices para gestionar estos residuos los residuos son claras y vienen redactadas en la Orden SND/271/2020, de 19 de marzo, sobre gestión de residuos. Resumimos aquí las que mejor nos pueden ayudar:
- Nunca tires estos residuos por el inodoro, ni los abandones en el entorno.
- Los guantes y mascarillas no se reciclan, excepto si son biodegradables. Introdúcelos en al menos dos bolsas de basura que irán al contenedor gris para evitar que se contagien los trabajadores de las plantas de reciclaje. El coronavirus puede sobrevivir en ella incluso cuatro días. Acabará incinerándose o en vertederos.
- Nunca irán a las papeleras y tampoco al contenedor equivocado (plástico, vidrio o papel).
- En caso de que haya infectados en casa o en cuarentena por Covid-19, deberán depositarse en una bolsa de plástico (bolsa 1) los pañuelos, guantes, mascarillas, etc. que use. Es recomendable que el enfermo tenga esta bolsa en su habitación en un cubo con pedal. Esta bolsa se cerrará herméticamente y se introducirá en una segunda bola de plástico (bolsa 2) que quedará junto a la puerta de salida de la habitación. En ella la persona cuidadora depositará sus propios guantes y mascarillas antes de cerrarla bien. Esta segunda bolsa irá a la bolsa de basura (bolsa 3) en la que se depositan el resto de residuos domésticos.
- Los guantes, gafas de plástico, batas u otros residuos después de haber estado con una persona enferma seguirán este mismo procedimiento. En la tela y la ropa, el Covid-19 puede aguantar hasta dos días.
Abuela y nieto nos recuerdan que, es verdad que el planeta vuelve a respirar y las ciudades han recuperado su característico skyline, ese perfil que dibujan sobre el horizonte, pero "de poco sirve si permitimos que los océanos se llenen de cientos de miles de mascarillas y toneladas de plásticos".