Las criptomonedas han sido uno de los temas financieros que más han dado que hablar durante los dos últimos años. A pesar de llevar más de una década pululando por el mercado (Bitcoin, la criptomoneda primigenia, se lanzó al mercado en 2009), este tipo de divisas habían permanecido prácticamente ocultas al gran público hasta que el estallido de la pandemia de la Covid-19 las puso en el punto de mira de miles de personas que, dentro la incertidumbre económica derivada de la crisis sanitaria, vieron en ellas una buena forma de invertir sus finanzas.
Este fenómeno atrajo, principalmente, a los millennials, una generación perdida entre dos recesiones económicas y anclada a la precariedad laboral. De acuerdo a una encuesta elaborada por el canal de economía estadounidense CNBC y publicada en diciembre de 2021, un 83% de los millennials había invertido en criptomonedas. Además, y pese a las pérdidas que ya entonces estaban empezando a experimentar estas divisas, la gran mayoría planeaban aumentar sus inversiones en este 2022.
Los millennials no fueron, no obstante, los únicos que se interesaron por el boom de las criptomonedas, que durante los años de pandemia experimentaron una evolución estratosférica y alcanzaron su valor máximo histórico en capitalización de mercado. Famosos como Matt Damon, Gwyneth Paltrow, Justin Bieber o Reese Witherspoon, entre muchos otros, mostraron en los últimos meses su interés por este mundo, e incluso alentaron a sus seguidores a invertir en él pese a todos los riesgos que entraña el mundo cripto, aunque si hay alguien que ha demostrado activamente su interés por estas divisas, ese es Elon Musk.
El CEO de Tesla y SpaceX, y el hombre más rico del mundo según el último ranking de la prestigiosa revista Forbes, ha hablado en múltiples ocasiones de las criptomonedas en su perfil oficial de Twitter y ha demostrado ser una de las personas más influyentes dentro de este sector, ya que cada uno de sus tuits sobre las criptomonedas ha agitado el mercado.
Mientras las criptomonedas iba ganando cada vez más adeptos, otras muchas voces críticas se fueron alzando, llamando la atención sobre su impacto medioambiental y sobre los múltiples riesgos que este mercado, por su volatilidad, presenta para la economía de sus inversores.
Es el caso de Warren Buffet, el Oráculo de Oklahoma y cuarto hombre más rico del mundo según el último ranking de Forbes, que ha criticado en múltiples ocasiones este tipo de divisas por considerar que son un activo especulativo arriesgado y sin ningún tipo de valor. "Si me dijeras que eres dueño de todo el bitcoin del mundo y me lo ofrecieras por 25 dólares, no lo aceptaría", declaró recientemente. “Porque, ¿qué haría con él? Tendría que venderlo de una forma u otra. No va a hacer nada", arremetió.
Las críticas de Buffet, como es natural, no sentaron bien en el sector partidario de las criptomonedas, pero el magnate no es el único empresario que se ha mostrado en contra de estas divisas. De hecho, uno de sus grandes amigos, Bill Gates, también ha declarado recientemente que no está interesado en el mundo de las criptomonedas.
Lo hizo durante un AMA en Reddit, una especie de conferencia virtual en la que los usuarios pueden hacerle llegar todo tipo de preguntas a los famosos, en el que le preguntaron qué opinaba del Bitcoin y las criptomonedas.
A la pregunta, el magnate respondió que no posee ninguna criptomoneda y que le gusta invertir en cosas que pueden dar resultados valiosos.
“Me gusta invertir en cosas que tienen resultados valiosos”, declaró. “El valor de las empresas se basa en cómo fabrican grandes productos. El valor de las criptomonedas es justo lo que otra persona decide que alguien más pagará por ellas, por lo que no se suma a la sociedad como otras inversiones”, explicó.
Anteriormente, el magnate ya había expresado sus reservas sobre el Bitcoin, la criptomoneda más famosa de todas, y su preocupación por que la gente se dejase atrapar en la vorágine de este mercado. Y vista la sorprendente caída que han experimentado las criptomonedas en los últimos meses, parece que no andaba muy desencaminado.