Cuando el BOE dejó de ser un 'ladrillo': la nueva herramienta que te pone fácil consultarlo

El Boletín Oficial del Estado (BOE) es la piedra angular de la arquitectura administrativa del país. En él se publican todas las leyes y disposiciones que cientos de miles de personas consultan todos los días. Pero tiene un problema: es un ladrillo. Su diseño y estilo tipográfico no invita precisamente a la lectura, e incluso resultan agotadores para cualquiera que sumergirse en sus páginas durante algo más que unos minutos. Para tratar de resolver ese problema, Jaime Gómez-Obregón, el 'hacker bueno' que ha destapado numerosos 'chanchullos' relacionados con las nuevas tecnologías, ha creado una herramienta con la que leer el BOE ya no resultará una experiencia abrumadora.

Se trata de superboe.es y permite ajustar el Boletín Oficial del Estado a tus preferencias de lectura. Con ella puedes elegir la plantilla que te resulte más cómoda para tomar notas, estudiar, imprimir, etc. Además, es gratuito y muy fácil de usar. Cuando estés leyendo una ley en el BOE simplemente tienes que cambiar en la barra del navegador boe.es por superboe.es y ya podrás modificar el modo de lectura. Además, la herramienta detecta la normativa y la convierte en enlaces.

El impacto de una leve mejora de la legilibidad

Gómez-Obregón explica que una leve mejora de la legibilidad del BOE impactaría positivamente en las muchas personas que lo leen a diario. Los millones de páginas del Boletín se publican con la tipografía Arimo, de Steve Matteson, una fuente con buena legibilidad en pantalla, pero sin serifa, por lo que no ideal para obras de papel. En su opinión, el BOE en su forma PDF debería emplear una tipografía con serifa y dejar la actual fuente Arimo exclusivamente para la versión HTML.

El experto informático cuenta que las pantallas de ordenador y las tabletas son eficacísimas para la referencia rápida y lecturas breves. Pero el libro electrónico y el clásico papel son soportes mucho más ergonómicos para lecturas largas como los anuncios oficiales del BOE. A su juicio, incluso un sutil rediseño de la plantilla maestra del Boletín en su forma PDF podría aportar mucho más que el necesario cambio tipográfico. "Estoy seguro de que el interlineado, el interletrado, el tamaño, los márgenes, el membrete, el pie… también pueden ser optimizados", indica.

Reducción del número de páginas

Gómez-Obregón pone como ejemplo los márgenes simétricos del BOE, una opción que quizás no sea la ideal al encuadernar o al tomar notas marginales. Otro problema que podría subsanarse fácilmente es el de las líneas de texto muy largas, que son más difíciles de leer que las cortas. Los editores y los tipógrafos saben que los textos largos deben maquetarse, idealmente, en líneas de no más de 70 u 80 caracteres. Antiguamente el BOE y otros diarios oficiales se publicaban a dos columnas, algo que ha dejado de hacerse, lo cual significa además que se necesitan más páginas para publicar la misma información.

"Con poco esfuerzo se podría mejorar sensiblemente la legibilidad de los boletines oficiales y, al tiempo, reducir quizá un 5% el número de páginas y el volumen de los tochos que leen los profesionales de las leyes. Y que ello mejoraría un poco la vida de mucha gente", apunta Gómez-Obregón como razón por la que se ha animado a ofrecer esta herramienta alternativa.

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