¿Por qué no hay que cerrar la tapa del portátil antes de que se haya apagado?
Un portátil y un PC son prácticamente iguales a nivel funcional, pero con el primero es necesario poner más cuidado en ciertas operaciones como el apagado
Esperar a cerrar la tapa del portátil a que se haya apagado es una de las recomendaciones de uso que explican los informáticos
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Utilizamos el portátil continuamente en el trabajo y para asuntos personales. A lo largo de día lo encendemos y lo apagamos varias veces. Incluso hemos interiorizado un movimiento, sobre todo en casa, que es cerrar la tapa como medida de protección ante posibles accidentes. Sin embargo, hay una condición que no solemos cumplir y es esperar a que el sistema se apague del todo. En el departamento de informática de Uppers nos han explicado por qué no hay que cerrar la tapa del portátil antes de que se haya apagado.
Nuestros compañeros informáticos nos han insistido en que, para alargar la vida del equipo, mantener su rapidez y que siga siendo eficiente es necesario esperar a que se apague totalmente antes de bajar la tapa. Esta condición muchas veces no se respeta lo que acaba influyendo en el buen funcionamiento de la máquina. Le damos al botón de apagado y enseguida lo cerramos. No hemos esperado a que se apague la luz.
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El proceso de apagado sigue un orden y no debe interrumpirse
El problema es que cuando damos la orden de apagar, el ordenador tiene que llevar a cabo una serie de operaciones para lo que necesita un tiempo. Debe ir cerrando sistemas y aplicaciones de forma ordenada. Este tiempo es menor o mayor dependiendo de las características particulares del portátil, de los procesos concretos que debe completar y hasta de su antigüedad, claro está que cuanto más “viejo” también tarda más. El ordenador probablemente fuera de los mejores cuando se adquirió, pero los sistemas operativos continuamente se están actualizando y al final esas actualizaciones acaban repercutiendo en su funcionamiento.
Volviendo al hecho de cerrar la tapa del portátil sin esperar a que su luz se apague, se genera una interrupción en los procesos que se han de realizar de forma ordenada para llevar a cabo el apagado. Las consecuencias a la larga son varias. Por un lado, el ordenador no se apaga correctamente y se produce un sobrecalentamiento. Por otro, pueden sucederse posibles fallos y problemas en el sistema operativo. Además, se ha dejado el sistema inestable, es decir, no se a apagado y por tanto no es seguro.
Al dar la orden de apagar, la máquina procede a reordenar y reorganizar cada elemento y programa de modo que se “vacía” la memoria para hacer un almacenamiento en el disco duro. Es necesaria una reconstrucción de modo que todo quede organizado para cuando el usuario solicite de nuevo el encendido. El cierre de la tapa antes de tiempo interrumpe todas estas operaciones que se producen ordenadamente. Con lo cual, cuando el usuario solicita otra vez encender el portátil, el sistema operativo tarda más tiempo en concluir esa orden debido a que debe recomponer todo aquello que quedó a medias.
Este desbarajuste interior se parece a lo que se produce cuando se va la luz con un PC convencional y el usuario está completando un documento de Excel. Al volver a encender el aparato se puede recuperar ese documento de Excel, pero solo hasta el momento en el que se guardaron los cambios en el disco duro. Los nuevos datos que no se hayan guardado exprofeso se habrán perdido.
Alargar la vida de un portátil es posible con un correcto mantenimiento lo que implica esperar a cerrar su tapa una vez se compruebe que se ha apagado por completo. Igualmente, nuestros informáticos nos subrayan otras recomendaciones como no tapar sus vías de ventilación para evitar un sobrecalentamiento o conectarlo a la red solo el tiempo preciso para cargar la batería. Un portátil no es un PC con lo cual hay que tratarlo distinto tal como hemos explicado.