La Inteligencia Artificial (IA) se ha convertido en uno de los temas más candentes del momento. Desde la irrupción del famoso Chat GPT, allá por finales de noviembre de 2022, son muchos quienes hablan de los beneficios que estas nuevas tecnologías pueden llegar a aportar al ser humano, aunque no todo es tan bonito como parece. Y es que al igual que cuentan con múltiples defensores, alrededor de las Inteligencias Artificiales también hay voces críticas que apuntan a los peligros que podrían causar.
A finales del pasado mes de marzo, más de 1.000 personalidades del mundo tecnológico firmaron una carta en la que se pedía a los desarrolladores que frenasen el avance de la Inteligencia Artificial durante, al menos, seis meses.
Esta carta, que firmaron figuras tan destacadas como Steve Wozniak, el cofundador de Apple, Jaan Tallinn, el cofundador de Skype, o el siempre polémico Elon Musk, CEO de Tesla, SpaceX y, desde hace unos meses, Twitter, alertaba de los peligros que estos nuevos sistemas podrían generar si no se creaba una legislación que pudiera regularlos de manera correcta, aportando seguridad a los usuarios. En concreto, los expertos aludían a todos los sistemas de Inteligencia Artificial con más capacidad que GPT-4, el modelo de lenguaje desarrollado por OpenAI, la compañía detrás de Chat GPT.
GPT-4 es, básicamente, una versión reforzada de los lenguajes que hasta ahora utilizaba Chat GPT, el GPT-3 y el GPT-3.5, es decir, se trata de un modelo de inteligencia artificial generativa capaz de desarrollar un texto escrito. Este nuevo sistema, según OpenAI, tiene un conocimiento más amplio que sus versiones anteriores y es también mucho más creativo y colaborativo, por lo que podría resolver con una mayor precisión los problemas que se le planteasen.
Al igual que sus predecesores, este nuevo lenguaje puede resolver las dudas que se le planteen y generar textos escritos en función de unos parámetros definidos por el usuario. No obstante, cuenta con la novedad de que, además de texto, también puede comprender imágenes, por lo que los usuarios podrían enviarle fotografías y hacerle preguntas relacionadas con su contenido.
GPT-4 salió al mercado en marzo, días antes de que los expertos en tecnología firmaran su carta pidiendo pausar el desarrollo de estos nuevos sistemas. Estos expertos explican que es necesario trabajar en protocolos a escala global que mejoren el control y fiabilidad de estos nuevos sistemas, así como su seguridad. Además, defienden que deben crearse regulaciones que supervisen las IAs para evitar posibles ciberataques y la propagación de imágenes y textos falsos creados por estos nuevos sistemas. Se trata, en sus propias palabras, de dar “un paso atrás” en esta impredecible carrera.
Aunque Chat GPT probablemente sea uno de los ejemplos más populares, existen otros modelos de Inteligencia Artificial en el mercado, como MidJourney, Stable Diffusion o DALL-E Mini, que permiten a los usuarios generar imágenes a partir de un texto. Pero ¿qué es exactamente la Inteligencia Artificial?
Según la propia definición del Parlamento Europeo, la IA “es la habilidad de una máquina de presentar las mismas capacidades que los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear”. Este tipo de tecnología tiene un papel central en la transformación digital de la sociedad y puede ser, según este organismo, de dos tipos: de software, donde se incluyen asistentes virtuales, software de análisis de imágenes o motores de búsqueda, o integrada, que incluye robots, drones o vehículos autónomos.
Siri, el asistente virtual, es un ejemplo de Inteligencia Artificial, al igual que Alexa o Cortana. Los GPS también utilizan esta tecnología, que también tiene peso en el sector e-commerce y en las redes sociales. Además, este sistema también tiene la capacidad de transformar otros sectores, como el de la salud, donde los expertos pueden utilizar estas tecnologías para analizar grandes cantidades de datos sobre la salud para mejorar los diagnósticos individuales. Sin embargo, algunos de los avances en esta materia también pueden suponer un peligro para la sociedad, motivo por el que las organizaciones internacionales están trabajando en su legislación.