Aprender no es cosa exclusiva de niños, adolescentes y universitarios. Cada vez son más las personas que con 40 o 50 años deciden emprender nuevas aventuras académicas estudiando un máster, algún curso complementario con su profesión o incluso se decantan por matricularse en esa carrera que siempre quisieron estudiar y se les quedó la espinita. Otros tantos deciden que es el momento de ponerse con los idiomas y avanzar en sus conocimientos de inglés, francés o alemán, por ejemplo, a través de aplicaciones que favorecen el aprendizaje.
Algunas de esas aplicaciones son Duolingo o Babbel, con millones de usuarios en todo el mundo. Sin embargo, ¿son efectivas realmente en el aprendizaje de una nueva lengua o es necesario un refuerzo para que de verdad nos sirva?
Está claro que los métodos de aprendizaje han ido avanzando con los años, también el estudio de otra lengua, como este tipo de aplicaciones, que cuentan con precios asequibles y la posibilidad de adaptarse a tus horarios y necesidades, en ocasiones con métodos mucho más lúdicos que una clase al uso. “Un elemento motivador de estas aplicaciones es que a medida que avanzas vas ganando premios e insignias. Es un recurso que mejora la experiencia porque, desde mi punto de vista, los ejercicios que ofrecen son, en general, bastante aburridos”, explica el director del Centro de Idiomas Modernos de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Joseph Hopkins.
¿Pueden estas apps sustituir el aprendizaje tradicional para lograr a dominar un idioma? Según el experto, estas herramientas pueden “ser un buen complemento al aprendizaje en una clase más convencional, con un profesor”. También señala que en ocasiones se centran en planteamientos antiguos, como la repetición o la traducción.
Por eso destaca otras metodologías, como task-based language learning, que se centra en poner en práctica la comunicación con tareas que se implementan en las aulas y fomentan el intercambio entre alumnos, algo que “no se puede eliminar para aprender correctamente un idioma”, aunque hay “que introducir más elementos de ludificación en nuestros sistemas para motivar a los estudiantes”.
En todo caso, las aplicaciones son un elemento perfecto para empezar en los idiomas o para aprender lo más básico de una lengua, por ejemplo, antes de un viaje. Pero como añade Hopkins, “llega un punto en el que necesitas algo más”.
Por eso mismo, parece que muy pronto llegarán aplicaciones de idiomas en las que la Inteligencia Artificial tendrá mucho que decir en la verdadera interacción de las apps. “Es el gran reto de las aplicaciones. Creo que en un futuro no muy lejano, gracias a la IA, permitirán al estudiante comunicarse mediante la producción de un texto original y ofreciéndole una respuesta”, sentencia el experto.