En nuestro día a día la tecnología está presente prácticamente las 24 horas de cada jornada. Por eso mismo, y después de tantos años, es más que probable que hayas escuchado a alguien decir que tiene alergia a su dispositivo electrónico, incluso a la red WiFi, que está por todas partes. Durante mucho tiempo se ha dado por válida esta llamada sensibilidad electromagnética, que en algunos casos se ha utilizado con éxito en reclamaciones de incapacidad permanente. Pero ¿qué posición muestra la ciencia sobre esto?
Pues no hay un apoyo muy exhaustivo a la alergia a los dispositivos electrónicos, la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) no está del todo convencida, pues se han desarrollado diversos estudios a lo largo de los últimos años y ninguno ha logrado encontrar una relación directa entre los dispositivos y los síntomas que supuestamente da esa sensibilidad electromagnética.
En una revisión de 2019 publicada en Environmental Health se señaló que las investigaciones que sí que veían una relación entre la exposición a los dispositivos y la sintomatología realmente contaban con una serie de errores metodológicos bastante importantes que afectaban directamente a la veracidad de sus resultados. Entre ellos, no se llegaba a cribar a las personas participantes en otras condiciones que también podían causar los síntomas que estaban padeciendo.
En otra recisión de 2020 publicada en la misma revista evidenciaba que los síntomas a los que se referían los individuos se producían por un efecto nocebo, notar síntomas cuando pensamos que algo concreto nos está ocurriendo.
No obstante, un importante estudio de 2018 publicado en Frontiers expuso a personas que se habían autodiagnosticado con sensibilidad electromagnética a campos magnéticos y señales falsas. Las conclusiones expusieron como los pacientes admitían tener más síntomas cuando pensaban que estaban expuestos, aunque realmente no lo estuviesen.
Esta alergia a los dispositivos la puede generar desde la televisión hasta el móvil, el ordenador del trabajo o el router para el WiFi que tienes en el salón. De esta manera, los síntomas principales que se suelen reportar son variados, desde el dolor de cabeza, hasta picores, erupciones cutáneas, dolores musculares, trastornos del sueño o episodios de estrés.
Estos síntomas sí que pueden ser reales, sin embargo, tal y como señalan los estudios disponibles hasta el momento, no se ha conseguido demostrar una relación real con los campos electromagnéticos de los dispositivos.
De esta manera, serán necesarios más estudios para conocer realmente a qué se deben los síntomas que sí que manifiestan determinadas personas y si en algún momento se encuentra una verdadera relación con los campos electromagnéticos de los dispositivos que nos rodean.