Desde los albores de la exploración espacial, cuando solo un puñado de astronautas entrenados y extraordinariamente preparados podían aventurarse más allá de la atmósfera terrestre, hasta la actualidad, donde multimillonarios y turistas aventureros buscan la próxima frontera, el turismo espacial ha evolucionado de ser un sueño distante a una realidad tangible. Esta nueva era de posibles aventuras interplanetarias no solo redefine nuestras aspiraciones más locas, sino que también nos obliga a echar la mano al bolsillo para comprobar su viabilidad económica, además de tener en cuenta un factor clave, el de la sostenibilidad ambiental.
No hay una respuesta absoluta para el coste de viajar al espacio, sino que depende de compañías y de los diversos tipos de vuelos espaciales disponibles, que van desde excursiones suborbitales de unas pocas horas hasta misiones orbitales que duran días o semanas. Ya existen un buen puñado de opciones, ofrecidas por compañías pioneras como SpaceX, Blue Origin, y Virgin Galactic, que han sido fundamentales en la reducción de los costes a través de distintas innovaciones tecnológicas como es el caso de los cohetes reutilizables.
La carrera para hacer del espacio un dominio no solo exploratorio, sino también recreativo, está en pleno desarrollo, y con ella, aparecen una serie de desafíos económicos y ecológicos que esta nueva frontera nos trae de la mano.
Un viaje al espacio puede variar considerablemente en cuanto a su precio, dependiendo del tipo de experiencia que busquemos y de la compañía que estemos considerando para realizar el viaje. Por una parte están los vuelos suborbitales, y por otra los que alcanzan la órbita de la tierra, los orbitales.
Vuelos Suborbitales: Estos no alcanzan la órbita de la Tierra y generalmente ofrecen una experiencia breve de ingravidez. Por ejemplo:
Vuelos Orbitales: Estos vuelos son aquellos que alcanzan la órbita de la Tierra y pueden durar desde unos pocos días hasta semanas.
Además, no hay que olvidar el incipiente turismo lunar. En este sentido, compañías como SpaceX están explorando misiones más ambiciosas, que incluyen el turismo lunar en su hoja de ruta. Sin embargo hay que tener en cuenta que este tipo de experiencias incurren en costos mucho mayores, aunque los detalles específicos y los precios aún están en desarrollo. Además, como todas las nuevas tecnologías, en estos primeros momentos de viajes espaciales privados y de turismo, todo es mucho más elitista. Es de esperar que, si todo va bien, con el paso de los años este tipo de posibilidades también quede al alcance de bolsillos más mundanos.
El coste de los viajes espaciales está influido por varios factores, incluyendo la duración del vuelo, el tipo de nave utilizada, y la complejidad de la misión. Además, la inversión en tecnología de cohetes reutilizables está empezando a reducir unos costes que estaban absolutamente disparados. Por ejemplo, SpaceX ha implementado con éxito cohetes reutilizables como su Falcon 9, que puede volar múltiples veces, disminuyendo significativamente los costes de lanzamiento y despegue.
A pesar de la disminución de costes gracias a la innovación tecnológica, como estamos viendo, el turismo espacial sigue siendo una actividad costosa y exclusiva, principalmente accesible para los muy ricos. Además, existen preocupaciones ambientales asociadas con el aumento de los vuelos espaciales, particularmente en términos de emisiones y también en lo referido a la creación de escombros espaciales .
De esta manera el turismo espacial está en una fase emocionante de desarrollo con opciones que varían desde aventuras suborbitales de corta duración hasta misiones orbitales y, eventualmente, viajes más allá de la órbita terrestre. Aunque los precios están bajando gracias a los avances tecnológicos, los viajes espaciales siguen siendo una experiencia de lujo fuera del alcance económico de la mayoría de las personas.