Isla de Tenerife. Septiembre de 2019. Un apagón en toda la isla deja a más de un millón de personas sin luz. Los routers se apagan, los teléfonos que se quedan sin batería no se pueden cargar, los datáfonos no funcionan, los ordenadores no se encienden... La luz vuelve a las siete horas y la vida vuelve a la "normalidad", pero, ¿te imaginas qué hubiera pasado si nos quedáramos sin internet de repente durante un largo periodo de tiempo?
A nosotros, que hemos vivido la época pre-internet con mucho orgullo, nos costaría adaptarnos, pero todavía podríamos hacer muchas actividades antes analógicas y ahora digitales que, hoy por hoy, los millennials y las generaciones sucesivas no sabrían hacer, como estas:
Con la caída de internet, diríamos adiós al envío de correos electrónicos y el uso de otras herramientas como Slack, Jira, Google Hangouts, etc. Tendríamos que volver a lo que ya hacíamos hace 20 años, es decir: enviar un fax para cuestiones escritas urgentes, un telegrama para comunicaciones más formales y, por supuesto, llamadas telefónicas a tutiplén.
Olvídate de la Wikipedia y de Google. Sin internet habría que volver a los libros, a las consultas en la enciclopedia en papel para adquirir información. Unas enciclopedias que los vendedores se afanaban en colocar en nuestras casas a cómodos plazos y que, hoy por hoy, adornan, llenas de polvo, las estanterías. No obstante, hubo un periodo de transición entre las Larousse y la Wikipedia. Se llamaba Encarta, y funcionaba, sin internet, en los ordenadores, ¿te acuerdas de ella?
Ni Google Maps, ni Apple Maps, ni navegadores de ningún tipo. Consultar el callejero volvería a ser tendencia y, aunque nosotros sepamos hacerlo, habría que enseñar en los institutos a utilizar el típico mapa de carreteras comarcales, nacionales, autopistas... Un libreto de más de 100 páginas con el país en secciones que se intercalan unas con otras. No apto para todos los públicos.
Aunque ahora vemos de lo más normal ver nuestro saldo a través de una app móvil o de la página web del banco, sin internet esto no sería posible. De hecho, antes de la llegada de la red de redes había que ir físicamente al banco a cobrar el cheque de la nómina y a actualizar la cartilla para saber el saldo que quedaba y los movimientos que habíamos tenido en la cuenta. Para sacar dinero, o en la ventanilla de la sucursal o a través del cajero automático, pero solo del banco donde tuvieras la cuenta porque tan solo estaban conectados a su red local. Igual modus operandi para hacer una transferencia bancaria.
Si le preguntamos a nuestros abuelos, posiblemente sepan qué tiempo va a hacer la semana que viene tan solo con mirar el cielo, observar a los pájaros o la forma de las nubes. Nosotros, sin embargo, éramos más de ver las previsiones meteorológicas en la televisión, durante "el parte", o informarnos de ello en la sección que los periódicos tenían, y tienen, dedicada a la información meteorológica.
Ir al cine podía ser toda una aventura que, hoy, con internet, se ha perdido en parte. Primero porque las entradas había que comprarlas sí o sí in situ, en la taquilla, por lo que se corría el riesgo de presentarse allí y que no hubiera sitio. Por otro lado, porque para saber la cartelera, o bien había que ir a verla directamente a las puertas del cine o informarse de ella en el periódico local.
Esto es algo que, en esencia, no ha cambiado en las últimas décadas: a los españoles nos gusta comprar a plazos. La diferencia: que antes venía un señor a cobrarnos las cuotas a casa y ahora se hace automáticamente a través de giros bancarios. ¿Te acuerdas del típico 'Círculo de Lectores'? ¿Y de las cuotas del seguro de vida de 'Santa Lucía' cuyo cobrador, aún hoy, pasa por las casas para pasar el recibo?
Nada de Facebook Events, Eventbrite, Fever ni tantas otras herramientas que sirven para gestionar eventos. Nada de ello sería posible sin internet. Habría que volver a una práctica extendida en los 80 y que funcionaba de maravilla: el mailing. Pero el mailing analógico, claro; es decir, enviar las invitaciones por carta a las empresas e invitados particulares y que estos tuvieran que llamar por teléfono para confirmar su asistencia. ¿Sabrías enviar una carta hoy en día?
Aún hoy se siguen viendo por las empresas, sirviendo como pie para las pantallas del ordenador, pero lo cierto es que las 'Páginas amarillas' y 'Páginas blancas', editadas por Telefónica, eran la mejor, y casi la única manera, de encontrar un teléfono de un particular (las blancas) o de un negocio (las amarillas). A partir de ahí, lo que hicieras con esa información, ya era tu asunto, pero ¿quién no ha llamado por teléfono a números desconocidos solo para hacer la broma? ¿Quién no ha buscado en las 'Páginas blancas' si salía el teléfono de alguien famoso?
Olvídate de Netflix, HBO, Amazon Prime Video y demás plataformas de contenido audiovisual bajo demanda. Para ver los mejores estrenos tendríamos que volver al videoclub y a su sistema de alquiler de películas durante varios días, so pena de ser multado en tus próximas reservas si te pasabas en el día de la entrega. Pero aquí tendríamos un problema grande: ya no existen videoclubes y no tenemos aparatos en casa para leer formatos antiguos. Eso sí, dos cosas: si tienes un VHS ten en cuenta que se te están borrando poco a poco y que, si alquilas uno, lo tienes que devolver rebobinado. :)