Bastan unos centímetros de agua y tan solo unos segundos para que un niño se pueda ahogar en la piscina. Todos los veranos nos encontramos con esas noticias que nos encogen el corazón. En España, no obstante, no hay cifras oficiales sobre los menores que fallecen ahogados. La única estimación la recoge la Asociación Nacional de Seguridad Infantil (ANSI) a través de noticias de los medios de comunicación. "Lo que reclamamos es que exista una cifra oficial, como ocurre con la DGT", dice su vicepresidenta, Mª Ángeles Miranda.
Ella, junto con Pilar Naval, crearon en 2017 la iniciativa #OjoPequeAlAgua para concienciar a la población sobre el problema del ahogamiento de niños en la piscina y en muy poco tiempo consiguieron el apoyo de organizaciones como los centros de emergencias 112, la Unidad Militar de Emergencias, Guardia Civil o Policía Nacional, entre otros. Según los datos que tienen contabilizados desde la Asociación, en 2017 fallecieron por esta causa 32 niños, 30 durante 2018 y, en lo que va de 2019, 14.
Existen dos momentos críticos en que los menores pueden ser víctimas de un ahogamiento: que estén dentro del agua y empiecen los problemas o que no haya nadie supervisando y se caigan en la piscina sin saber nadar.
Por eso, la principal característica de los ahogamientos infantiles es que se producen en silencio. Se trata de una cuestión fisiológica: la primera respuesta del cuerpo es conseguir oxígeno y, cuando el ahogado consigue asomar la cabeza al exterior, no lo hace para gritar, sino para coger aire y sobrevivir. Es fundamental que alguien se encuentre vigilando a los menores que están dentro del agua en todo momento.
Habitualmente, en piscinas públicas o de urbanizaciones grandes, es obligada la presencia de un socorrista, pero ¿qué pasa en aquellas donde no existe esta figura? Principalmente, las privadas en chalets y casas unifamiliares.
"Para que no accedan sin supervisión, la mejor solución es que exista una valla de protección en la piscina", afirma Miranda. "Pero, claro, si me voy de alquiler a una casa de vacaciones con los amigos y no tiene valla, no les puedo decir que la pongan, así que en esos casos recomendamos las alarmas y, sobre todo, la supervisión", explica.
En España el cerramiento de las piscinas públicas o privadas no es obligatorio, como ocurre en Francia. La tecnología en seguridad acuática infantil ha evolucionado bastante en los últimos años.
Las más comunes y más cómodas son las pulseras y collares con alarma que se colocan en las muñecas de los menores y que están conectadas a una estación receptora.
Así, mientras el niño está jugando y divirtiéndose, los padres pueden estar tranquilamente charlando o tomando algo con los adultos en un radio de hasta 50 metros. En el caso de que el portador de la pulsera se caiga al agua de forma repentina, la estación receptora emitirá una alarma para informar a los padres y que estos reaccionen.
Algunas de estas pulseras con alarma son Safety Turtle 2.0, BlueProtect, Blue Fox ST1 o la No Stress de Nextpool, y los precios varían entre los 96 euros de esta última hasta los 210 de la Safety Turtle.
Si tienes una piscina o sueles visitar habitualmente casas con piscina sin socorrista y no quieres sustos, otra de las opciones que tienes para proteger a los menores de caídas al agua es instalar una alarma flotante o semiflotante.
El funcionamiento es muy sencillo y está basado en las ondas que genera un peso al caer en el agua. Este tipo de alarmas detectan que la caída de un objeto pesado como un niño o una mascota y automáticamente lanzan una señal acústica de alarma para avisar a quien esté cerca.
Además, se puede configurar la sensibilidad con la que actúan para que, por ejemplo, no se activen si hace viento y se mueve el agua de la superficie o si caen elementos pequeños.
Algunos de los modelos más habituales son las alarmas flotantes Pool Patrol y Life Buoy o las semiflotantes Precisio, de Maytronics o la alarma Aqualarm, con unos precios entre los 150 y los 300 euros.
Además de los elementos físicos de alerta, Ángeles Miranda, de #OjoPequeAlAgua, también hace una serie de recomendaciones para incrementar la seguridad en el entorno de la piscina y que, además, van a ser mejores para la economía familiar.
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