Facebook y otras compañías que también cambiaron de nombre
Cualquier gigante empresarial justifica su cambio de nombre por motivos puramente estratégicos de cara al futuro
Las malas lenguas muchas veces van más allá porque el cambio coincide con rumores y noticias negativas que atacan su reputación
Una nube negra planea sobre las intenciones del cambio de nombre de Facebook, de Philip Morris o de Kentucky Fried Chicken
Un icono azul muy parecido al símbolo del infinito es la nueva insignia de Facebook, que además, a partir de ahora, se llama Meta. Su red social Instagram y la compañía de mensajería instantánea WhatsApp seguirán manteniendo su nombre. En Uppers hemos querido saber para qué sirve cambiar el nombre de una empresa y por qué cambiar el nombre de una empresa. Los motivos que dan siempre son estratégicos de cara al futuro pero si se ahonda un poco en cada caso surgen dudas.
A finales de octubre pasado confirmó el cambio el propio Mark Zuckerberg, su fundador y director ejecutivo, durante Facebook Connect, el evento que celebran cada año. La charla del directivo se centró exclusivamente en el metaverso, de ahí el nuevo nombre Meta. Se trata de un mundo virtual al que todavía le están dando forma y que será la máxima apuesta de cara al futuro al que como usuarios podremos acceder con dispositivos de realidad virtual y aumentada.
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Este cambio de imagen y de nombre del buque insignia del emporio Zuckerberg coincide con una disputa judicial por presuntas prácticas monopolísticas y una denuncia por parte de un consorcio de medios que pone en entredicho la moral y la reputación de sus directivos. Este consorcio ha sacado a la luz decenas de documentos internos que revelan que en Facebook eran conscientes del déficit de control y de moderación humana e informática de muchísimas publicaciones. Tal como avanzan, los directivos han estado tolerando contenido potencialmente violento y discursos de odio en países en guerra, “solo pensando en el crecimiento económico”.
A su vez, en septiembre pasado, The Wall Street Journal publicó que la compañía incluso tenía conocimiento “del efecto tóxico de Instagram en la autoestima de las adolescentes”. El problema es que desde Facebook se ha defendido a ultranza los supuestos beneficios de esta red social para la salud mental.
Por el momento, aunque parezca asombroso, estas revelaciones no están afectando a su cuenta de resultados. En el tercer trimestre de 2021 Facebook aumentó sus ingresos un 35%, hasta los 29.000 millones de dólares (unos 24.800 millones de euros), con unos beneficios de 9.200 millones, un 17% más que en ese mismo periodo del ejercicio anterior.
Otros gigantes que se han encontrado con que su reputación desciende a los infiernos por distintos motivos de envergadura han cambiado igualmente el nombre de sus matrices. Dan razones de peso como novedosas estrategias de futuro, pero la realidad es que necesitan pasar de puntillas esas crisis y que sus clientes lo olviden todo cuanto antes, como si la firma fuera nueva y nada tuviera que ver con su pasado.
De Philip Morris a Altria Group
Un ejemplo es Philip Morris, la tabacalera de mayor relevancia del siglo XX gracias a marcas tan emblemáticas en todo el mundo como Marlboro y en Estados Unidos como Virginia Slims. A partir de 1990 Philip Morris ya no podía excusarse frente a los demostrados efectos nocivos del tabaco en la salud. Es evidente que no iba a dejar de producir, aunque la dirección fuera consciente de que su producto mata a muchos de sus clientes fumadores. En 2003 anunció su cambio de nombre y pasó a llamarse Altria Group.
De Kentucky Fried Chicken a KFC
El caso de Kentucky Fried Chicken también fue muy significativo. En 1980, cuando nació la marca el cliente no tenía duda de que lo que estaba consumiendo era pollo frito. El inconveniente llegó unos años después.
En la misma década de 1990 en la que Philip Morris tuvo que enfrentarse al hecho de que el tabaco mata, Kentucky Fried Chicken empezó a convertirse en la diana de todos aquellos que defendían una alimentación saludable incluyendo el sector sanitario. El pollo frito es todo menos saludable. Incluso se llegó a difundir en redes sociales el falso mito de que sus pollos eran una “especie de variedad mutante” que legalmente no podía denominarse así.
Al final, en 1991 la compañía simplemente cambió de nombre y asumió el de sus siglas: KFC. Se cuenta que lo que pretendía la firma era eliminar la palabra frito para que no se relacionara su producto con alimentos que no son cardiosaludables. Desde la misma empresa se bromeó explicando que el nuevo nombre se puede decir con la boca llena. Después aseguró que la finalidad era dar a entender que en sus restaurantes hay muchos otros tipos de comida y no solo pollo frito.
También se dice que su nueva denominación surgió de la necesidad de eliminar la palabra Kentucky. En 1990 la Commonwealth of Kentucky necesitaba deshacerse de una parte de su deuda estatal y registró su nombre. De este modo cualquiera que utilizara precisamente la palabra “Kentucky” por razones comerciales tendría la obligación de solicitar un permiso y pagar por la licencia de uso.
En un principio Kentucky Fried Chicken quiso demostrar que su nombre ya estaba registrado como marca. Para entonces, la solución más rápida, según algunos medios de comunicación, fue elegir KFC como buque insignia. En 2006 la compañía de comida rápida y el estado de Kentucky acordaron que podría seguir usando su nombre original.