La irritabilidad de nuestro cerebro durante el reposo, su velocidad, su dispersión. Observar el pensamiento, dejar que se vaya por donde ha venido. Erradicar el juicio. Mirar hacia el interior sin perder el foco. Practicar la atención presente.
Todos estos preceptos que nos enseñan el yoga y la meditación parecen fáciles de alcanzar. Hasta un niño podría con un poco de esfuerzo, ¿no? Solo hay que ponerse. Es ahí precisamente donde está el engaño. Se necesitan años de práctica y terca voluntad para lograr un estado zen lo bastante bueno como para descreer de ese constructo que es el yo, lleno de ego y falsas autopercepciones. ¿Y mientras tanto? ¿Hay alguna forma de combinar las viejas tradiciones de la paz interior con el acceso a la tecnología y sus facilidades?
Desde luego. No hace falta seguir los preceptos de los puristas y convertirnos en luditas tekkies que desprecian la técnica y se gozan su pasión sin adornos de ninguna clase, a pelo. Existen muchísimas maneras de practicar la meditación y el yoga, o una combinación de ambas, ayudándonos de la tecnología moderna.
Hoy te hablamos de algunos gadgets para hacer fácil la complicada búsqueda de la serenidad.
Desde que está de moda hackear nuestra productividad, buscar estados de relajación óptimos y reconstruir las conexiones entre nuestros hemisferios cerebrales, mucha gente se ha pasado a los sonidos binaurales o se vale de diversos aparatos que incluyen las terapias de sonido para entender cómo funciona su mente. Eso es lo que hace la pulsera Muse: una medición precisa de tus ondas cerebrales durante la práctica de la meditación, que combina con un flujo de sonido a la carta (ondas a diferentes frecuencias) para encauzar el camino de tu cerebro disperso.
Esta diadema negra con aspecto de gadget de control mental registra de forma pormenorizada tu práctica meditativa, clasifica tus ondas cerebrales (hasta cinco tipos distintos, incluidas las Theta) y analiza exhaustivamente tu estado cerebral durante esos quince minutos de relajación en busca del Nirvana. Te cuenta si has estado nervioso o más relajado que una piedra de río. El modelo más barato cuesta 182 euros. Otra alternativa es Thync o Melomind, gadgets de medición cerebral de aspecto muy similar.
Su app está disponible para Android e iOS.
En el terreno de los aparatos diminutos e inteligentes, esos pepitos grillos para aprender a relajarse, está Stone. Un juguetito de pequeño tamaño con forma de piedra que te enganchas al pecho. Stone mide tus respiraciones con una fiabilidad que ya quisieran para sí muchos otros gadgets.
Muy útil en combinación con aplicaciones como Calm o Sleep Sounds, que diseñan un programa a la carta de inhalaciones y exhalaciones y te pueden ayudar en tus posturas de yoga para que alcances el equilibrio perfecto al inspirar y expirar. Ya lo sabe el practicante: dominar la respiración en el yoga y la meditación es casi tan importante como mantener la postura sin corromperse (o hacerse amigo de la lumbalgia)
Los de gran tamaño son muy útiles para las casas domotizadas (los afortunados que posean una), pero también para combinarlos con la práctica diaria de la sabiduría: relajarse, respirar, meditar o hacer yoga. Google Home, Al Cube, Portal, Echo Spot, Echo Dot combinan de forma natural y orgánica con las meditaciones guiadas gratuitas o de pago disponibles en las decenas de aplicaciones mejor valoradas de la Store de Android y Apple. Por ejemplo, Bambú, que se puede instalar en Alexa, de Amazon. Toneladas de Mindfullness y voces con la calma de un desierto para guiarnos.
Si lo que tienes es la vida ruidosa de un ejecutivo o una casa llena de sonidos molestos, puedes hacerte con unos inalámbricos con cancelación de ruido. Los Sleepbuds, de la marca Bose, matan cualquier distracción sonora y la combinan con una buena biblioteca de sonidos ambientales: arroyos cristalinos, bosques que susurran, frondas y planicies en calma donde no entrarán los cláxones ni los gritos de los niños. Meditar, sí, calmarse, de acuerdo, pero mejor si es en lo profundo del bosque.
Si lo que quieres es mejorar tu práctica de yoga con una ayudita tecnológica, tienes mucho donde elegir. Podrías hacerte, por ejemplo, con una esterilla inteligente. En los próximos meses saldrán los primeros modelos.
Smart Mat, por ejemplo, es una monería para esos flipados del yoga que han decidido que hacerse con una esterilla del Decathlon no es para ellos y es hora de pasar a la ciencia ficción. Estas esterillas se conectan por Bluetooth al ordenador o al móvil y te indican cómo realizar ciertas posiciones, te corrigen esa postura de la vaca o del niño en la que pareces un zapato viejo o te indican cómo estás distribuyendo el peso del cuerpo.
Otra variación de este Pepito Grillo para el yoga son las Yoga Paws, unos guantes y unas zapatillas que realizan la misma función que la esterilla. También están las pulseras con peso, cubiertas de silicona, que le dan caña al impacto de las posturas de yoga en tu cuerpo y limitan tu movilidad para que vayas haciendo más amplio tu rango de movimiento.