Son las cinco de la tarde de un sábado y decides llamar a tu hijo, que se ha ido por ahí con sus amigos, para saber si, finalmente, va a venir a cenar. El teléfono comunica y nadie responde. Decides esperar. Al cabo de media hora, vuelves a intentar contactar con él y nada: no da respuesta. Cuando ya te das por vencido, finalmente tu hijo da señales de vida, pero ojo, no hablando, sino por Whatsapp, donde te manda un mensaje que, probablemente, rece algo parecido a: ¿qué pasa?
Con sus más y sus menos, esta situación ficticia que acabamos de representar suele vivirse con bastante frecuencia entre padres e hijos. Las nuevas generaciones apenas hablan por teléfono. Es más: la mayoría de los jóvenes lo evitan, no lo soportan. En cambio, los 'Uppers', los de antes, prefieren llamar antes de escribir.
Este cambio en la manera en la que nos relacionamos refleja la que probablemente sea la brecha generacional más evidente entre unos y otros. Y es que mientras los adultos entienden las llamadas telefónicas como un método de comunicación rápido y efectivo para solucionar un problema o, sencillamente, mantener una agradable charla, los 'millennials' ven en ellas una pérdida de tiempo, una intromisión innecesaria en su vida cotidiana que, además, puede llegar a ser muy desagradable.
En los últimos años, se han realizado diversos trabajos que han intentado explicar esta aversión que los jóvenes sienten hacia las llamadas telefónicas. En 2016, una encuesta elaborada por Open Market en la que participaron 500 jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 34 años reveló que un 75% de los 'millennials' preferirían tener un teléfono en el que solo se pudieran enviar mensajes de texto antes que un móvil en el que solo se pudieran realizar llamadas telefónicas.
Este trabajo no es el único que ha puesto de manifiesto las preferencias de los jóvenes por las aplicaciones de mensajería como Whatsapp, Facebook o Instagram frente a las tradicionales llamadas telefónicas. Recientemente, el estudio ‘Why millennials hate talking on the phone: Generation mute, millennials phone call statistics’ de Bankmycell analizó esta tendencia en base a los datos de 1.200 jóvenes estadounidenses nacidos entre 1981 y 1996 y confirmó esta aversión a las llamadas telefónicas.
Según esta investigación, los 'millennials', la generación que ha nacido en la era digital, sufre un síndrome conocido como telefonofobia, una fobia que hace referencia a la ansiedad que se produce cuando tienes que hablar con alguien por teléfono.
Un 81% de los encuestados admitió que no hablaban por teléfono porque les generaba ansiedad, y cuatro de cada cinco entrevistados admitieron que, antes de hacer una llamada, debían prepararse mentalmente para superar el miedo a decir algo que no estaba premeditado. Además, un 88% de los encuestados afirmaron que preferirían tener datos ilimitados en su teléfono móvil antes que llamadas.
Las conclusiones de este estudio coinciden con las que ha sacado la Universitat Oberta de Catalunya, que ha revelado que un 81% de los jóvenes siente ansiedad antes de reunir el valor suficiente para realizar una llamada, algo difícil de creer para los boomers.
Más allá de la ansiedad, existen otros motivos por los que un joven puede decidir no llamar o coger el teléfono. Según los datos de Bankmycell, un 75% de los millenials evitan realizar llamadas telefónicas porque los mensajes consumen menos tiempo, mientras que otros lo hacen porque cree que va a encontrarse con una persona “quejica al otro lado” (un 69%) o porque creen que les van a pedir un favor (un 49%). Otros motivos incluyen el miedo a una confrontación o el no saber qué decir (un 46%), el que haya alguien escuchando (un 41%) o que sea una llamada incómoda de trabajo (un 37%).