Gobiernos, farmacéuticas y laboratorios no dejan de dar plazos para la vacuna contra la covid-19. Sin embargo, una vez esté aprobada y se hayan descartado efectos secundarios graves, entra en juego un protagonista fundamental para que lleguen a tiempo y a todo el mundo: el transporte aéreo.
Durante los peores momentos de la pandemia nos cansamos de ver multitud de aviones de carga yendo y viniendo (sobre todo desde China) con material sanitario. Valía cualquier avión y, de hecho, Airbus, el fabricante de aviones europeo, llegó a impartir una formación a más de 140 compañías aéreas para transformar aviones de pasajeros en aviones de carga en tan solo dos horas y, de ese modo, recuperar parte del negocio perdido en el transporte de personas.
Sin embargo, para el transporte de las vacunas, la patronal internacional de las aerolíneas, IATA, ha lanzado un llamamiento a los gobiernos para ir preparando toda la logística de transporte aéreo una vez exista vacuna.
La carga aérea juega un papel clave en la distribución de vacunas en tiempos normales y con las vacunas COVID-19 no sucederá sin una planificación cuidadosa, dirigida por los gobiernos y respaldada por las partes interesadas de la industria.
"La entrega segura de las vacunas COVID-19 será la misión del siglo para la industria global de carga aérea", explica Alexandre de Juniac, director general de la IATA.
"Incluso si asumimos que la mitad de las vacunas necesarias se pueden transportar por tierra, la industria de carga aérea se enfrentará su mayor desafío de transporte individual. Los gobiernos deben tener muy en cuenta la limitada capacidad de carga aérea disponible en este momento. Si las fronteras permanecen cerradas, los viajes se reducen, las flotas quedan en tierra y los empleados están en paro, la capacidad de entregar vacunas que salvan vidas se verá muy comprometida", dijo de Juniac.
Uno de los principales datos que aporta el documento oficial de la IATA es el número de aviones que harían falta para trasladar 7800 millones de dosis de vacunas por todo el mundo. Según calculan, harían falta 8.000 B747 para llevarlo a cabo, y siempre y cuando la vacuna sea de únicamente una dosis por persona.
¿El problema? No existen tantos ni por asomo. Boeing 'solo' construyó 1.533 y, actualmente, hay menos de 350 que siguen en activo. Al igual que ocurre con el A380, muchas aerolíneas los han sustituido por aviones más pequeños, más eficientes y con mayor autonomía. Pero, en todo caso, el dato de la IATA sirve únicamente para hacerse una idea de la magnitud de la operación y lo compleja que será realizarla con los aviones actuales.
Aunque de momento se desconozca el número de dosis necesarias por persona, las que habrá que transportar, las sensibilidades a la temperatura o las ubicaciones de fabricación, "se requerirán instalaciones y equipos con temperatura controlada, personal capacitado para manejar vacunas sensibles al tiempo y a la temperatura y maquinaria de monitoreo para garantizar que se mantenga la integridad de las vacunas", avisan.
Para ello, sugieren que se reoriente la infraestructura actual, mucha de ella en desuso por la caída del tráfico mundial, y se minimicen las construcciones temporales de cara a reducir costes y facilitar la preparación de las instalaciones.
Las vacunas van a ser el nuevo dorado del S.XXI. Para evitar que estos productos tan valiosos puedan ser objeto de pillaje, desde la IATA insisten en que deben existir "soluciones para garantizar que los envíos permanezcan seguros frente a manipulaciones y robos".
Estos instrumentos ya existen en la actualidad para garantizar la carga aérea, pero la previsión de la patronal aeronáutica es que el gran volumen potencial de envíos de vacunas "necesitará una planificación temprana para garantizar que sean escalables".
Durante la llegada de material sanitario durante lo peor de la pandemia no era extraño ver contenedores enteros en la zona carga esperando a permisos aduaneros para ser vaciados y distribuidos. Esto, en el caso de las vacunas, sería inviable, puesto que se podrían deteriorar y no servir.
Por ello, desde la IATA recomiendan que las fronteras sean más laxas para este tipo de transporte futuro con medidas como "eliminar los toques de queda de las horas de operación para los vuelos que transportan la vacuna; expedir permisos de sobrevuelo y aterrizaje de una manera más ágil para esos aviones; o eximir a los miembros de las tripulaciones los requisitos de cuarentena para garantizar que se mantengan las cadenas de suministro de carga".
Todo este ejercicio de previsión con un único objetivo: que la vacuna llegue cuanto antes al máximo de gente posible y detener la propagación del virus.