El invento de la pandemia es una cortina de baño: ni un abuelo sin el abrazo de su nieto
Varios vídeos que circulan en redes convirtiéndose en virales muestran cómo abrazarse sin contacto directo con una cortina de ducha y mucho ingenio
Ya lo adelantábamos: evitar el abrazo en el reencuentro es una de las peculiaridades colaterales de la pandemia a la que toca acostumbrarse. La salud va por delante y, con pena y dificultad, hemos inventado alternativas seguras para recordarnos unos a otros que aquí estamos -el saludo de codos sigue ganando adeptos-. Pero los hay que han ido un paso más allá: ¿y si existiera alguna forma de darle un abrazo a mis seres queridos, sintiendo su calor pero sin contacto directo? Varios vídeos que circulan en redes, como este de la familia Cauvin (en Stratford-upon-Avon, Inglaterra), en el que Antony Cauvin abraza por fin a su abuela, ganan popularidad demostrando cómo: con una cortina de ducha y mucho ingenio.
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Cortina de ducha y guantes hasta el hombro
Cada participante del abrazo lleva puestos un par de guantes o fundas de plástico que llegan hasta el hombro. Esos brazos ya protegidos por una primera capa de plástico van a parar a una segunda: los introducen dentro de dos orificios con una extensión de plástico que se han hecho previamente en la cortina de ducha o mampara de plástico (dos a una altura superior y dos debajo). Con una persona a cada lado y un poco de coordinación, el abrazo está dado.
Aunque en algunos de los vídeos que circulan en redes no se apunta; igual que se hace en tiendas, farmacias, hospitales o residencias, antes de que se produzca un nuevo intercambio entre otras dos personas con el mismo artilugio habría que desinfectar la cortina o el plástico en cuestión. También sería más responsable y cauteloso hacer lo mismo pero también con mascarilla puesta.
"No te estoy tocando pero es como si sí"
"¿Cómo de genial es esto?", pregunta en el vídeo Antony mientras se da un emocionante abrazo de reencuentro con su abuela. "Te estoy dando un abrazo sin tocarte pero se siente como si lo estuviera haciendo". Como contaba a Uppers la psicóloga clínica y sexóloga Carme Sánchez en un texto recogiendo la experiencia de varias personas en esos primeros reencuentros en fase 1, enrarecidos por la ausencia de abrazos; existen argumentos científicos para sentir que sin los abrazos nos falta algo. "Somos una especie social, los abrazos y besos no son una costumbre; necesitamos el afecto y el contacto físico".
No obstante , la psicóloga recordaba que, aunque echemos de menos el contacto -especialmente aquellos que están pasando esto solos en casa- y la dificultad sea grande, nuestra capacidad adaptativa y el sentimiento de responsabilidad con esta situación de causa mayor, hará que nos adaptemos a esta circunstancia temporal. Aunque los hay que van por delante tirando de inventiva.