Estamos cansados. Cansados de la pandemia, de la sobreinformación, de ver nuestra vida reducida a las restricciones, de la rutina, de la violencia sin sentido. Hará un año del confinamiento este marzo y el sentimiento generalizado es que viene una cuarta ola no estrictamente relacionada con las consecuencias físicas de la COVID-19, sino esencialmente relacionada con el deterioro de la salud mental. Este "abatimiento", como él lo ha llamado, lo ha exteriorizado en nombre de todos David Cantero (59 años), periodista y presentador de Informativos Telecinco.
"Últimamente, en demasiadas ocasiones, me siento al borde del naufragio, siento como mi alma es arrastrada a las profundidades al contemplar el comportamiento de una parte significativa de esta sociedad demente y fallida que hace aguas, que naufraga sin remedio.
Pocas veces en mi ya larga carrera he sentido tanto abatimiento ante la actualidad; así que puedo imaginar el hastío que sienten los espectadores cuando les contamos lo que sucede... No se desanimen, vendrán tiempos mejores, siempre sucede.
Pero tras un largo año de pandemia, de enfermedad, de miserias y de muerte, es duro e inconcebible tener que contemplar otra vez la barbarie, la locura y la violencia en las calles.
Otra vez, día tras día, realmente por nada, para nada, tal vez por una absurda afición a la brutalidad, al caos, a la anarquía y al mal. A delinquir con pretextos tan insustanciales e insostenibles que cuesta creerlo. Algo ha cambiado para peor en el ser humano, algo nos ha estallado sin remedio, algo irreparable que nos devalúa y nos envilece como especie, aún más.
Hay días en que todo me parece realmente un sinsentido. Imagino que muchísima gente también se siente así, sobre todo cuando ves que nadie parece capaz de solucionar nada, cuando te dejan atónito y desesperanzado la inacción, la incompetencia y la impavidez de aquellos que tendrían que hacer algo ya, que deberían hacer lo que fuera de forma extremadamente urgente.
O todo se irá definitivamente al garete, por no decir a la 'mierda'... Lo sé, no se debe generalizar, cabe esperar que la inmensa mayoría silenciosa consiga acallar todo ese griterío.
No nos falta la libertad de expresión, lo que realmente escasea es el sentido común y la educación y la cultura y la sensatez y la decencia y la sensibilidad y el respeto y la responsabilidad y la dignidad y la humildad y la coherencia. No sé a dónde va el mundo al que trajimos a nuestros hijos, y eso da mucho miedo.