Los 60 de Barack Obama: de sus baches personales a su presente como 'influencer' de éxito
El expresidente de Estados Unidos llega a los 60 años alejado de la sobreexposición mediática y centrado en su familia
Repasamos su figura y algunos momentos desconocidos de su vida, plasmada en sus memorias, 'Una tierra prometida' (2020)
Si pudiera viajar en el tiempo, se diría a su yo veinteañero que, a veces, también es importante "echar un polvo" y alejarse de los libros
Si Barack Obama pudiese viajar en el tiempo, le diría a su yo veinteañero que, a veces, también es importante "echar un polvo", calmarse y apartarse de los libros. Un 'take it easy' -relájate- de manual, solo perceptible desde una óptica más madura y experimentada. Es una de las reflexiones que el expresidente norteamericano plasma en sus memorias, 'Una tierra prometida' (Debate, 2020). Reconvertido en 'influencer' global tras alcanzar un Annapurna de popularidad durante sus dos mandatos, Obama llega a los 60 años alejado de la exposición mediática prolongada -aunque continúa concediendo entrevistas-, y focalizado, al mismo tiempo, en sus tres grandes pasiones: su pareja Michelle (57) y sus hijas Malia (23) y Shasha (20).
Interesado desde muy joven en los movimientos sociales y el baloncesto, Obama se convirtió en un fenómeno político como pocos en la historia de Estados Unidos. Pasó de senador estatal de Illinois (1996) a senador federal por la misma ciudad (2004) y se convirtió en candidato a las presidenciales por el Partido Demócrata en 2007, ganando las elecciones y erigiéndose como presidente de los Estados Unidos en su primer intento.
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Un ascenso imparable aunque no exento de momentos complicados, como la pérdida de su madre, enferma de cáncer de útero, cuando Obama había terminado su primera y agotadora campaña para alcanzar el puesto de senador estatal. "Ha empeorado, Bar", le anunció su hermana Maya, nueve años menor que él. El expresidente comenzó a mover hilos desesperadamente para poder llegar a despedirse de ella, pero el teléfono volvió a sonar de nuevo horas más tarde. "Lo siento, querido. Mamá ya no está".
"Me quedé prendado de Michelle desde que la vi"
También ha tenido que afrontar importantes vaivenes en su relación con Michelle LaVaughn Robinson, la mujer de su vida. Se conocieron cuando ella tenía 25 años y él 28. Era abogada asociada en Sidley & Austin, el bufete con sede en Chicago donde el exmandatario trabajó en su primer año de Derecho. "Era alta, guapa, divertida, extrovertida, generosa y endiabladamente lista; me quedé prendado de ella casi desde el momento en que la vi", confiesa.
Fue entre largos paseos, charlas interminables sobre cine y sueños de futuro como ambos construyeron una relación donde el amor y la amistad iban de la mano. Han sido apoyo mutuo en momentos delicados y consejeros para decisiones complicadas. Su matrimonio se tambaleó debido a la ajetreada vida del expresidente, especialmente cuando le planteó a Michelle la posibilidad de presentarse como candidato al senado federal. Obama confiesa haber desatendido su vida familiar por volcarse en exceso en el ámbito profesional.
"Hasta aquí, Barack", le espetó Michelle cuando escuchó sus planes de futuro. "Una última vez. Pero no esperes que participe ni mínimamente en la campaña. De hecho, ni siquiera deberías dar mi voto por descontado". Las tensiones habían surgido por su excesiva dedicación laboral, que había desencadenado en una 'dejación de funciones' en casa, tras pasar mucho tiempo entre campañas, papeles, discursos y reuniones.
Con el tiempo se dio cuenta de que el mejor reinicio, aquello que le permitía volver a la vida real tras las interminables jornadas de trabajo, era la familia. "Los avances en el frente doméstico contribuyeron también a elevar mi estado de ánimo", cuenta de su etapa como senador estatal. "Una vez en casa, no estaba tan ocupado o distraído como lo había estado durante la campaña o mientras compaginaba tres trabajos, lo cual me dejaba más tiempo para llevar a Sasha a su clase de danza los sábados o leerle un capítulo de Harry Potter a Malia antes de meterla en la cama", recuerda.
"Necesitas un alias"
Sasha y Malia también han sido sus consejeras en momentos clave, como en el de darse cuenta de que el anonimato ya no era posible tras haberse colocado en lugares mediáticos como la Convención Nacional Demócrata. Un día decidió ir al zoológico con su chófer y sus dos hijas, pensando que con unas gafas de sol y una gorra de béisbol, su intimidad quedaría a resguardo.
Pero nada más lejos de la realidad. La gente comenzó a reconocerle y a pedirle fotografías, en un baño de masas que duró unos 15 interminables minutos. Cuando al fin logró zafarse de la multitud y retomar el rumbo natural del día, Malia, que por aquel entonces tenía siete años, le comentó que quizás era momento de salvaguardar su identidad a través de un nombre en clave. "Creo que necesitas un alias. Como Johnny McJohn John". El chófer estalló de risa y Obama se quedó con aquella recomendación, aunque nunca la puso en práctica.
Momentos tensos
Durante su mandato como presidente de los Estados Unidos, tuvo que hacer frente a momentos tensos, como la ejecución del terrorista y excolaborador de la CIA Osama Bin Laden. El 2 de mayo de 2011 se confirmó la noticia: las fuerzas especiales estadounidenses le habían matado en Abotabbad, Pakistán. Sin embargo, no trascendió un detalle a la hora de verificar su identidad que baila entre lo hilarante y lo macabro. Cuenta Obama que Bill McRaven, el oficial al mando, siguió un método poco ortodoxo para cerciorarse de que se trataba, efectivamente, del cadáver de Bin Laden.
"McRaven explicó que estaba observando el cuerpo mientras hablaba y que, en su opinión, se trataba de Bin Laden. Al poco, el software de la CIA indicó lo mismo. Para terminar de corroborarlo, McRaven pidió a un miembro de su equipo que se tumbara junto al cuerpo para comparar su metro ochenta y ocho con el metro noventa y cinco que supuestamente medía Bin Laden. '¿En serio, Bill? -bromeé- ¿Tanta planificación y no podíais llevar una cinta métrica?'".
Una vida postpresidencial tranquila
La vida del expresidente, habiendo dejado a un lado la responsabilidad pública, es ahora un oasis de tranquilidad. Alejado del foco mediático y centrado en su familia -aunque todavía vinculado a la política; hizo campaña por Joe Biden durante las pasadas elecciones de noviembre-, Obama escribe libros y recomienda música en Instagram. Celebrará su cumpleaños en una fiesta al aire libre, donde no faltarán canciones de Bob Dylan, Jennifer Lopez, Jay-Z, Rihanna, Rolling Stones o Bob Marley, artistas que, ha reconocido, le vuelven loco.
También se dedica a charlar, de forma amigable, con Bruce Springsteen. Ambos han lanzado el podcast 'Renegades: Born in the USA', un espacio de ocho capítulos en el que tratan desde temas políticos hasta la paternidad y el matrimonio. En el comunicado en el que se anunció la colaboración, se conoció que ambos mantienen una "profunda amistad" que comenzó en la campaña electoral de 2008.
Otro de sus objetivos ha sido el de fomentar la igualdad de oportunidades en distintos ámbitos, especialmente en la educación, a través de su fundación, la Obama Foundation, que cuenta con planes específicos en lugares como África o Asia.
Obama aspira, llegada la madurez, a continuar con ese estilo de vida familiar que, en el fondo, siempre ha tenido muy presente. Sasha y Malia , actualmente en la universidad, son sus amores incondicionales. De ellas no se sabe mucho, aunque tal y como ha reconocido su madre, "son seguras de sí mismas, listas, divertidas, trabajan duro; y, lo más importante, son respetuosas y amables". Michelle, su mujer, el amor de su vida y, quizás, la persona más influyente en su devenir personal.
Ahora, el expresidente se dedica a escribir, conferenciar y seguir influyendo con sus opiniones, aunque en un segundo plano. Nada de prisas, ajetreos ni mediatización constante de su vida. Pausa y retiro sin perder un ápice del talante y la diplomacia que siempre le caracterizó.