El triunfo de la cana: por qué las mujeres maduras se han convertido en icono para los millennials
Las mujeres maduras, diversas y con canas son la nueva inspiración en redes sociales para las generaciones más jóvenes
Este nuevo paradigma de mujer madura rompe con el manido y despersonalizado cliché de la señora
Lyn Slater (@iconaccidental), la profesora bloguera que se hizo famosa a los 64, asegura que la clave de este éxito está en "ser tu yo normal y corriente"
Cuando Keanu Reeves posó por primera vez cogido de la mano de Alexandra Grant el pasado noviembre en la gala LACMA Art + Film, internet se puso patas arriba. El actor que obsesionó a adolescentes y veinteañeras en los 90 no solo se desmarcaba de la tendencia de sus compañeros de Hollywood reapareciendo con una novia que tiene (más o menos) su edad -él 55, ella 46-; esa novia, además, aparenta realmente la edad que tiene. La imagen de la artista y el actor juntos en la alfombra roja, ella con su fantástica melena plateada y él con su barba ya poblada de canas, traje y botas de montaña, se celebró desde infinidad de webs feministas anglosajonas y españolas. Tras dos décadas de mutis amoroso, Reeves no había vuelto precisamente marcándose un DiCaprio.
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"Alexandra Grant me ha dado el coraje para cumplir los 40", celebraba la periodista Izzy Grinspan alabando la naturalidad de sus canas con un ensayo sobre la belleza de envejecer publicado en The Cut. La propia artista se encargaría un mes más tarde de explicar en primera persona a sus seguidores de Instagram los motivos por los que dejó de teñirse el pelo. Lo hizo compartiendo una noticia a raíz de un estudio que asegura que el teñido continuo del cabello con químicos está relacionado con la aparición de cáncer de mama.
"Mi pelo se volvió gris de manera prematura al principio de mi veintena… y me lo teñí de todos los colores por el camino hasta que no pude tolerar más la toxicidad de los tintes", escribía. "A los 30 dejé que mi cabello se volviera 'rubio'. Me encanta y apoyo que cada mujer elija cómo quiere verse a cada edad. Pero/y, si hay mujeres que mueren por estos estándares de belleza, entonces hablemos de esos estándares".
Grant desafiaba así los rígidos dictámenes estéticos que recaen en mayor medida sobre las mujeres, posicionándose dentro del movimiento pro canas al que se han sumado desde celebridades como Diane Keaton o Sylvester Stalone, hasta mujeres anónimas de internet que lo defienden en comunidad bajo la etiqueta #silversisters.
Iconos de estilo, aspiración y canas
Pero no solo el pelo plateado está en boga como vía de reivindicación y ejemplo de estilo. Con o sin canas, no son pocas las cuentas de Instagram en las que desde hace unos años las conocidas como 'abuelas de Instagram' -el término necesita una actualización urgente- han invadido los timeline por su incuestionable capacidad para inspirar.
Iris Apfel protagonizando la portada de Vogue a los 70, la prescriptora de estilo (antigua editora de Harper's Bazaar) y empresaria Linda Rodin (71), la artista y escritora Beatrix Ost ('la dama de Instagram') recuperando los turbantes y pañuelos en la cabeza como seña de identidad para deleite de sus seguidores o el fotógrafo Ari Seth Cohen (34), que a través de su cuenta Advanced Style dio pie a lo que él mismo ha denominado el "movimiento que recoge el estilo, la creatividad e historias de los seniors. Y al que se han sumado infinidad de marcas que alaban el discurso y lo capitalizan a partes iguales. Una de ellas, Aimé Leon Dore en colaboración con New Balance con esta imagen de campaña:
No obstante, estas imágenes se alejan y ayudan a romper el cliché condescendiente con la señora a la que, como explicaba certera la escritora y periodista Carmen Pacheco en "Señora" es un insulto, hemos identificado tradicionalmente como "un ente social, carente de individualidad" que "no tienen ningún valor real a menos que puedan personalizarse en el papel de madres o abuelas". Algo frente a lo que Pacheco se preguntaba: "¿Es una locura exigir que, sin hacer nada especial, solo por ser personas, se nos reconozca a cualquier edad nuestra naturaleza individual y se nos describa con más características que el simple hecho de ser señoras?".
Alineada con ese discurso está Lyn Slater. Más conocida como @iconaccidental, la profesora que a sus 64 años se convirtió en un inesperado icono de estilo y fenómeno a nivel mundial y ahora cuenta con más de 700 mil seguidores en Instagram. Inició su andadura con un blog en el que, según explica en su charla TEDx desgranando las claves de su (accidental) éxito, decidió abordar sin ninguna pretensión más que darse el gusto y expresarse sobre aquellos temas que le interesaban enfocándolos a través de la moda.
Lo que le funcionó, explica, fue aplicar de manera inconsciente aquello que había aprendido como profesora: ser inclusiva y a hablar a todo el mundo, no solo a un público objetivo -sus seguidores van desde adolescentes a personas de setenta años-, divertirse, "sentirse bien con una misma" y "ser tu yo normal y corriente". No solo las firmas de moda han sucumbido a su fórmula, también ha hecho colaboraciones intergeneracionales con artistas como John Yuyi, cuyo trabajo se caracteriza por su la maestría con la que combina "moda y la cultura y subcultura de internet", como explicaba a Forbes.
El repunte de la idolatría (y el negocio) de los millennials. Intelectuales, autoras, artistas y pioneras cuyas historias son recuperadas, celebradas y también comercializadas ahora con más ímpetu porque quedaron en un injusto segundo plano en la historia. Estas ahora suponen incluso un filón para las marcas por su poder de identificación femenina, como explicaba con atino la periodista Noelia Ramírez.
En su artículo Locura por su jersey a 3.000 euros: ¿ha arruinado esta década el legado de Joan Didion?, publicado en S Moda, retrataba este fenómeno a través del ejemplo de la escritora estadounidense de 85 años y de la prenda homenaje de la firma The Row (de las hermanas Olsen) con el nombre 'The Didion', que se agotó poco después de salir a la venta. Para los bolsillos de la mayoría de las treintañeras, que no pueden permitirse el jersey, la asociación simbólica con la ensayista pasa por las tote bags, camisetas o bodegones en Instagram con sus libros (la etiqueta con su nombre acumula suma más de 37 mil búsquedas en esta red social).
El caso de Shakira y JLo
El aplauso a la normalización de cuerpos reales, la arruga, el cabello gris y al paso del tiempo con alegría convive con la fascinación por lo contrario. No fueron pocos los titulares que tras la Super Bowl celebraban -no sin razón- la espectacular actuación de Shakira (46) y JLo (50) durante el famoso intermedio. Pero más allá del poderío que derrocharon sobre el escenario, contribuyendo también a romper el cliché de cómo es una mujer madura, muchos lo que celebraban en realidad es que hubieran llegado a esa edad 'sin parecerlo' y con un cuerpo según los cánones.
Aunque no faltaron los ojos críticos que ponien el relieve el peligro que estos relatos pueden acarrear, perpetuando ese mandato concreto (e improbable) del cuerpoy el aspecto normativo a cualquier edad. Lo explicaba la periodista feminista Irantxu Varela en Píkara Magazine: "Jenni y Shaki cantan y bailan y componen y ensayan y ganan una pasta. Pero tienen que tener un cuerpo 'perfecto'. Es decir, que responda al deseo heterosexual masculino medio. Y que se mueva y se encorve y se contorsione y performe como si sólo existiera para eso", escribe.
¿Que la imagen de JLo y Shakira moviendo sus caderas a un ritmo imposible irradia poderío? Sí. ¿Que se puede ser igual de poderosa e inspiradora enseñando canas, arrugas o decidiendo no enseñar nada en absoluto? Queda demostrado que también.