Cuando Enrique escuchó gritos de auxilio al lado de su casa no se lo pensó dos veces: algo estaba ocurriendo y tenía que actuar. La hija de dos años de su vecina se había precipitado a la piscina del jardín y se estaba ahogando. Fue entonces cuando este bombero jubilado de 66 años saltó la valla de la parcela, se acercó hasta donde la madre había sacado a la pequeña y empezó con las tareas de reanimación hasta que llegaron los sanitarios del SUMMA 112, que revirtieron la parada cardiorrespiratoria y la trasladaron en estado grave al Hospital de la Paz (Madrid). Unas horas después del suceso, Enrique nos cuenta cómo vivió todo el episodio.
No quiere que le llamen héroe, porque "es lo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar", nos dice, pero lo cierto es que la reacción de Enrique en los primeros momentos del ahogamiento fueron fundamentales para evitar males mayores a posteriori. "No me pensé dos veces en agarrarme a la valla, tirar de brazo para arriba e ir a ayudar. Sigo estando en forma, en el peso con el que me jubilé. La valla tendrá 2,2 metros. No sé si todo el mundo tiene brazos suficientes para subir, pero cualquiera que esté un poco ágil seguro que lo hubiera hecho. También llegó al poco Protección Civil y también saltaron. Pero alguien de mi edad con más peso no hubiera podido", nos cuenta al teléfono, aún con la adrenalina corriendo por las venas.
Una vez dentro de la casa, Enrique recibía las instrucciones que le iban llegando por teléfono del médico desde la sala del 112. "Aunque sabía cómo hacer una RCP, prefería que me fueran diciendo cómo hacerla bien, porque desde que entré en el Cuerpo de Bomberos hasta ahora han podido cambiar los métodos, y no podía fallar", nos explica.
Diez minutos más tarde desde que su hijo iniciara la llamada con el 112, aparecieron los primeros facultativos del SUMMA 112, que monitorizaron a la pequeña y siguieron con las tareas de reanimación durante 40 minutos.
"Me jubilé a los 59 porque hay un convenio donde te puedes retirar con 30 de servicio y ya llevaba 38, además mi puesto era un mando intermedio de jefe de dotación y es mucha responsabilidad", cuenta Enrique. Eso sí, "ser bombero se es toda la vida". "Esto es algo que lo llevas dentro y no lo piensas y vas a hacer lo que has hecho siempre y hacerlo lo mejor que puedes, está claro", explica emocionado.
En su haber dentro del Parque 11 de Bomberos de la Comunidad de Madrid se queda con una actuación en la que todo acabó con unos buenos abrazos de agradecimiento. "Hemos tenido actuaciones muy bonitas, en cuanto a que ha habido algunas con mucho peligro y hemos acabado todos bien. Hubo una en la que se iba una prensa de cinco toneladas encima de unos trabajadores y a base de los compañeros y una gran coordinación pudimos poner cadenas, tornillos, grúas... y conseguimos salvarlos antes de que fueran aplastados", rememora.
Son precisamente sus antiguos compañeros del Parque 11 unos de los que han hecho públicas sus felicitaciones a Enrique, pero no los únicos. "Tanto compañeros como gente que me conoce me ha llamado para felicitarme. Estoy muy orgulloso de cómo ha reaccionado la gente".
Ahora solo queda esperar que el esfuerzo y la valentía no haya sido en vano y la pequeña pueda recuperarse felizmente del mal momento que ha pasado y que gracias a un ángel como Enrique y a la rápida intervención de los servicios de emergencia pueda crecer y, algún día, darle un abrazo de agradecimiento. En este vídeo se puede ver la información completa sobre el suceso.