Son muchos los rincones de las ciudades y los pueblos donde vivimos que están repletos de historia que, pese a no ser tan lejana en el tiempo, no todo el mundo conoce. Y ahí entra el nombre de muchas calles o plazas por las que pasamos prácticamente a diario y conocemos a perfección, pero puede que no sepamos por qué tienen ese nombre y qué relación guarda con el lugar. Es lo que ocurre con una plaza del barrio del sur de Madrid de Orcasitas, llamada Plaza de la Memoria Vinculante, un barrio por el que el nombre de sus calles corre una historia no tan lejana.
Ha sido el urbanista y geógrafo Antonio Giraldo el que ha conseguido que la historia de la plaza y del barrio se vuelva viral en Twitter a través de un hilo en la red social que lleva más de 15.000 retweets. "Existe una plaza en Madrid que tiene un nombre un tanto extraño: Plaza de la Memoria Vinculante. ¿Qué significa? Pues bien, sujetaos, porque detrás de esas dos aparentemente inconexas palabras está una de las más fascinantes historias urbanas que se puedan contar".
La plaza de la que hablamos, como ya dijimos, se sitúa en el sur de Madrid, en el barrio de Orcasitas, una plaza que el urbanista define como esas "típicas de barrio como cualquier otra, menos por todo lo que significa". Y para saber lo que significa hay que irse al comienzo, al origen del barrio en los años 50. Como otros barrios del sur, Orcasitas nacía tras la llegada de gente humilde, principalmente de otras comunidades autónomas, a la capital en busca de un futuro y una vida mejor.
Entonces, como Giraldo explica, aquellos terrenos estaban completamente vacíos hasta que muchas familias decidieron asentarse allí creando ese pequeño barrio pese a que muchas de las casas ni siquiera tenían luz y expandiéndose poco a poco. Pero al igual que ese barrio había crecido, también lo hacía Madrid, quedando muy cerca del Orcasitas del momento y es cuando se plantea urbanizar a finales de los 60 toda esa zona y que el poblado pasase a ser un nuevo barrio de la capital.
En el primer Plan Parcial del ayuntamiento la propuesta era la demolición de todo el poblado para crear calles y edificios en buenas condiciones. Obviamente esto no era fácil, ya había gente que vivía ahí que, en un acuerdo, fueron reubicados en otros sitios prometiéndoles que regresarían al barrio cuando se hubiesen levantado los nuevos edificios.
No obstante, había trampa, ya que como expone Giraldo, los planes del Consistorio eran otros totalmente diferentes, pues contaban con otras intenciones para esas casas en las que no, no estaba la idea de que esas familias volviesen al que fue su hogar. Familias que no se quedaron de brazos cruzados. "En ese punto nace algo, un movimiento, una agrupación de vecinos que deciden que no se plantan ante la injusticia. Empieza a rodar la Asociación de Vecinos de Orcasitas. Llega la lucha", escribe Giraldo.
Aquella promesa que querían saltarse no solo habían sido palabras, también escritos en la memoria explicativa del proyecto, por lo que los vecinos contaron con el apoyo del urbanista José Manuel Bringas y fue como dio comienzo una batalla judicial con el ayuntamiento de la capital, una lucha que duró años gracias a la firmeza de los vecinos y los nuevos que se iban uniendo a las movilizaciones. Todo ello mientras el Plan Parcial estaba en marcha, pero sin poder completarse debido al caso judicial abierto.
En 1977 llegó la resolución del Tribunal Supremo en la que se le daba la razón a los vecinos en una sentencia que, como expone el urbanista en su hilo "toda memoria incluida en un plan urbanístico tiene efecto jurídico y por lo tanto es vinculante y de obligado cumplimiento. El día de la Memoria Vinculante". Por tanto, los vecinos tienen el derecho a volver a su barrio, Orcasitas, en un movimiento que había cambiado la historia para el futuro del urbanismo en España donde las memorias ya se tenían en cuenta.
Tal y como recogía El País en 1997, Javier Delgado Barrio, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial en aquel momento destacaba que "hasta entonces, la memoria de los planes de urbanismo era un documento meramente literario. Aquella sentencia ha sido el cauce por el que el Supremo ha exigido no solo el cumplimiento, sino las motivaciones de las decisiones del planeamiento urbanístico".
De esta manera, lograron abrir el camino hacia la participación ciudadana y, durante la alcaldía de Enrique Tierno Galván, los vecinos hicieron una petición al Consistorio que se les aceptó. La intención era recordar su lucha dando nombre a las calles con la historia que habían vivido, así la plaza cogió el nombre de Memoria Vinculante, pero algunas calles recibieron nombres relacionado, como la Calle Participación, la del Plan Parcial o la de la Expropiación.