Estamos tan acostumbrados a las bromas y a las noticias inventadas del 28 de diciembre que no nos hemos parado a pensar de dónde viene esta costumbre. Desde Uppers queremos explicarte por qué gastamos bromas el Día de los Santos Inocentes, qué se conmemora y por qué adquirió este nombre. El Día de los Santos Inocentes principalmente se celebra en España y en los países latinoamericanos. Casi todo el mundo hace inocentadas para pasar un día divertido y tomarse las cosas con un poco de guasa.
Sin embargo, en sus orígenes, para la religión cristiana se trata de un día dedicado a los niños que mandó matar el rey Herodes I el Grande. Dice la tradición que el monarca se había enterado de que el mesías iba a nacer en Judea. Incluso se cree que los Reyes Magos, que llegaron atraídos por la noticia desde las tierras del este para adorar en el pueblo de Belén al recién nacido, hicieron un descanso en la corte de Herodes y le hablaron del nacimiento del rey de los judíos.
La Biblia cuenta que Herodes I El Grande ordenó ejecutar a los niños que hubieran nacido en Belén y en toda la comarca y a los menores de dos años con el fin de matar a Jesús, el que iba a convertirse en el rey de los judíos. Pero solo hace referencia a este hecho el Evangelio de Mateo (2:16-18). El relato, al que Mateo llama “La Matanza de los Inocentes”, no lo mencionan otros evangelios ni tampoco los textos de ese periodo que han llegado hasta nosotros.
Algunos historiadores se preguntan si fue así o se trata de una malinterpretación de otro suceso. Por ejemplo, podría ser una adaptación a la figura del rey Herodes de uno de los relatos del antiguo testamento. En concreto, aquel que cuenta cómo el faraón de Egipto mandó matar a todos los niños hebreos porque creía que entre ellos estaría el que iba a liberar a este pueblo esclavizado. Eso obligó a la familia de Moisés a esconderle en una cesta en el río.
Otros historiadores detallan que la palabra “matanza” es una mala traducción porque ese hecho podría referirse al asesinato de tres hijos de Herodes que aspiraban a su trono o a una de las purgas que llevó a cabo el monarca para hacerse con todo el poder. Reinó sobre el pueblo judío durante casi las cuatro últimas décadas del siglo I a.C. con una eficaz gestión administrativa y reconstruyó el templo de Jerusalén, pero nunca logró que sus súbditos le quisieran. También es cierto que protagonizó hechos muy violentos.
Hasta aquí nos hemos aproximado al origen del nombre que acogió el 28 de diciembre. Lo que entonces parece macabro es que este día se hagan bromas. Tiene una explicación: en la época romana, entre el 17 y el 23 de diciembre tradicionalmente se celebraba una fiesta en honor a Saturno, las Saturnales. Durante esas jornadas se decoraban las casas, se encendían velas y se hacían regalos a amigos y a familiares.
Incluso los amos liberaban a sus esclavos e intercambiaban sus funciones. Además, el 25 de diciembre conmemoraban la fiesta del Nacimiento del Sol Invicto. Con todo ello, perfectamente podría ser que en el siglo III d.C. se hiciera coincidir tal fiesta con la celebración del nacimiento de Cristo. A lo largo de toda la historia las tradiciones paganas y religiosas se han ido entremezclando entre ellas para enriquecerse.
Los expertos también creen que esas Saturnales acabaron convirtiéndose en la Edad Media en la Fiesta de los Locos o en la Fiesta del Obispillo, donde un niño ocupaba ese día el papel del obispo, igual que los señores ocupaban el de los esclavos en la época romana.
Ambas celebraciones, la cristiana de los Santos Inocentes y las paganas coincidían, por lo que la Iglesia las unió para calmar el desenfreno de las segundas. Lo que sí ha permanecido es esa costumbre de hacer bromas como la de pegar un muñeco de papel a la espalda de otro sin que se dé cuenta.