Una serie de episodios de censura -que van desde la prohibición de obras de teatro por parte de ayuntamientos conservadores a la intervención policial porque una cantante muestra su dorso desnudo, pasando por la cancelación de una función de una película de Pixar en la que aparecen dos mujeres besándose-, ha hecho saltar las alarmas sobre un peligroso retroceso en las libertad de expresión artística en nuestro país. Al menos así lo ha hecho notar un incipiente colectivo artístico que ha reunido en las redes a personalidades como Joan Manuel Serrat, Pedro Almodóvar, Aitana Sánchez-Gijón, Leticia Dolera o Montxo Armendáriz, entre muchos otros. E instituciones como la SGAE, la Unión de Músicos, la Unión de Actores y Actrices o el Gran Teatro del Liceo.
Bajo la etiqueta #stopcensura fueron muchos los artistas, directores, presentadores, escritores o actores los que compartieron el siguiente comunicado: "Profesionales del mundo de la cultura denunciamos la censura que está atentando contra la libertad de expresión. Un derecho consolidado democráticamente en la Constitución. Exigimos la protección de nuestros derechos porque sin CULTURA no hay democracia."
España, con sus cuatro décadas de censura institucionalizada durante la dictadura, no ha sido, en tiempos de democracia, ajena a las acciones de censura (hay en nuestro país raperos condenados en firme por escribir letras de canciones). Curiosamente, una respuesta habitual de los sectores conservadores es citar la llamada "cultura de la cancelación" como otra forma de censura desde un distinto espectro ideológico. A este respecto, sostiene el escritor Gonzalo Torné en un artículo publicado en Contexto: "La “censura” es la prohibición expresa de publicar y difundir ideas, obras o incluso el trabajo intelectual y creativo de una persona (por ser esa persona), y en sentido estricto solo la puede ejercer el Estado; apoyado en un programa, un juego de criterios y un sistema de coacciones previamente establecido. Solo la “cosa pública” tiene la capacidad de extenderse sin competencia sobre toda la sociedad impidiendo de manera efectiva la publicación o la difusión, al menos sin incurrir en delito."
En cualquiera de los casos, como han manifestado muchos de los artistas que han compartido el comunicado, se trata de oponerse a cualquier forma de censura, sin fijarse en partidos políticos o asuntos ideológicos. Por otro lado, según ha recogido la agencia EFE, "la idea es crear una "plataforma, movimiento o sindicato con forma legal que agrupe transversalmente a todos los sectores de la cultura". La nueva entidad sería creada de manera "colectiva, civil y social" por lo que no se esperan protagonismos ni liderazgos, pero sí que entre en funcionamiento en breve.