Amparo Larrañaga: "Con la edad aprendemos a ponerle más filtros a la verdad o la mentira"
La actriz está de vuelta en los escenarios con la segunda temporada de 'Laponia', en el teatro Maravillas Meléndez de Madrid
En diciembre del año pasado Larrañaga tuvo que suspender las funciones por un problema cardiaco que la llevó al quirófano
'Laponia' es una comedia escrita por Cristina Clemente y Marc Angelet que explora los límites entre ilusión y mentira
Cuando supo que tenían que operarla del corazón Amparo Larrañaga pensó en decirle a su madre una mentira piadosa. O en no decirle nada, que no es lo mismo pero es igual. Larrañaga, la 'fuerte' de uno de los clanes más queridos de la interpretación en España, hizo una función más de 'Laponia' y al día siguiente de su última función se fue a la clínica a ingresarse. Un vez allí, le pidió a los familiares cercanos que la acompañaban que la dejaran sola y solo en ese momento se echó a llorar.
'Laponia' trata también de mentiras piadosas o más concretamente, de algo que podríamos llamar ilusiones piadosas. Un viaje a Finlandia, dos parejas, una niña que cree en Papá Noel... Así explica la propia actriz lo que que ocurre en escena: "Las dos parejas están charlando y todo se estropea cuando la hija de uno de ellos, Ania, le desvela a su primo la verdad sobre Papá Noel, lo que genera una discusión entre los cuatro adultos sobre las maneras de educar a sus hijos, totalmente opuestas. Se abre entonces una gran discusión sobre la verdad y la mentira, las tradiciones, los valores familiares y otras cuestiones". Además, claro, ese debate, casi ético, sobre los límites de la verdad, les hará recuperar situaciones del pasado y revisarlas a partir de esas reflexión.
¿Qué significó para tí volver a los escenarios después de la operación?
¡Ahora es un paseo por el parque! La primera temporada eran los nervios de siempre, salir ahí con el público, pensar si has acertado o no has acertado... En esta segunda, claro, ya éramos mi cuerpo y yo, y me preguntaba 'a ver cómo voy a estar después de esta cirugía' sin haber probado nada. Y la verdad es que salió fenomenal. Ahora voy con una seguridad y una tranquilidad que no te puedes ni imaginar.
Es lo que se conoce como tener tablas
A ver, son cuarenta... ¡cuarenta y cinco años que vengo trabajando! Acabo de caer.
¿Tú eres las personas que creen que siempre hay que decir la verdad, en todos los casos?
No, todo lo contrario. Pero es que además es mentira, no decimos la verdad todo el tiempo. Muchas puedo ser encantadora cuando a lo mejor estoy destrozada por dentro ¿eso es mentir? Porque la discusión de la obra es esa, ¿esas son mentiras o son otra cosa? Cuando tú le cuentas al niño que existe Papá Noel ¿es una mentira o es una tradición que se convierte en una fantasía para un niño que tarde o tempranos descubrirá? ¿Hay que decir esas verdades y constantemente ser sincericida y decir lo que se pasa por la cabeza sin pensar que igual estás causando un daño innecesario? ¿No hay que poner en WhatsApp "jajajaja" porque en realidad no te estás riendo? A mí llevar las cosas a los extremos, incluida la verdad, a mi como persona me horroriza. Es un punto que tenemos en común con Mónica, mi personaje en 'Laponia'.
¿Ya que hablamos de niños y adultos tu dirías que no sea relación con la mentira cambia con el paso del tiempo?
Aprendemos a ser mucho más cínicos. Es que claro, el niño no tiene filtros, el niño se te queda mirando, cuando ve a alguien diferente lo mira. El adulto no, porque ya tiene unos filtros de comportamiento social. Lo mismo pasa en relación a la mentira, algunos aprendemos, aunque no todos, a poner determinados filtros a la verdad y la mentira. Es como cuando vas ver teatro y no te gusta, pero sabes que son compañeros que han trabajado mucho y que hay un esfuerzo y entiendes que puede no gustarte algo, pero que eso no desvirtúa el trabajo realizado... y no vas a ir tú ahí con tu sinceridad a joderles las vida. Los sincericidas se pueden ir a su casa a contarse sus verdades que nadie las ha pedido.
Otra cosa, me imagino, es decirnos la verdad a nosotros mismos. Tú has sido muy sincera al hablar del temor que pasaste antes de tu operación...
Es que el susto te lo pegas de narices. Si te dicen tenemos que operarte el corazón: parártelo, abrirte el pecho y colocarte una máquina...aunque luego te digan que la operación es relativamente sencilla y hay poco riesgo, tú ya has oído lo que has oído. Entonces lo que tú haces es mostrarte fuerte para que los demás no sufran. Eso es lo que me pasó a mí. Tú fíjate, mi madre tiene 81 años y yo no quería contárselo. A mi hermano que también es muy sensible tampoco se lo conté. Entonces tu te haces la fuerte. Pero el día anterior a la operación les dije todos a casa, marido, hijos, hermanos... Y entonces dejé de hacerme la fuerte y me pegué una llorada de veinte minutos. Pero al rato ya estaba viendo cosas en el ordenador. Para decirte la verdad más que en el valor creo en la generosidad de la gente, hay gente que aún en sus peores momentos quiere transmitir energía y no preocupación.
¿Es necesidad de mostrarte fuerte es algo que está en tu familia?
Yo creo que soy fuerte de verdad. Pero también es verdad que también siento esa presión de serlo. "Ella es la fuerte y ella no puede fallar, como falle ella, buff". Luego creo que todos tenemos fortalezas y debilidades para según que cosas. A mí por ejemplo el tema de la salud nunca me ha preocupado demasiado. Me preocupo por otras cosas. A lo mejor Pedro es más sensible con las cosas de salud y Luis más con las cosas emocionales. Cada uno tiene sus miedos y los proyecta en unas cosas u otras. Creo que mejor estás cuando más aprendes a escucharte.
¿Cómo te escuchas ahora, Amparo?
Yo me escucho bien, ni más allá ni menos.
¿Estás en más proyectos ahora mismo?
No no, yo no suelo combinar proyectos, no tengo la fortaleza física que tiene, por ejemplo mi hermano Luis, que es capaz de rodar desde las cuatro de la mañana, acabar a las cuatro de la tarde, irse a casa, darse una ducha e irse al teatro.... Yo es que eso no lo hago nunca. No puedo. Además piensa que las mujeres tenemos una dictadura de la imagen mucho mayor, entonces ya pronto te notas ojeras o con cara de cansada y empiezas a sufrir. Por eso yo intento no excederme. Y ahora estaré con 'Laponia' hasta el próximo verano.