Hace ya tres semanas que dejamos atrás la Navidad pero en más de un caso la resaca de tanto regalo aún se mantiene. Los centros comerciales están a tope con las rebajas y los cambios. Y los niños empiezan a descubrir que debajo del árbol había muchos más juguetes de los que ellos disfrutaron el 6 de enero.
Los más nostálgicos pueden echar la vista atrás y recordar que en los 70 y los 80 aquello no era así. Un juguete, dos como mucho. Y tan felices. Precisamente uno de los regalos estrella con los que te acostabas soñando la noche del 5 eran los Madelman, unos muñecos articulados que, pese a que su nombre pudiera sonar de procedencia americana, eran de diseño y fabricación íntegramente española. De hecho, su nombre procede de MAnufacturas DELgado.
Ahora, 40 años después de que se dejaran de fabricar aquellas figuras cuyos rostros se inspiraron en Sean Connery y Adolfo Suárez y cuyo diseño fue encargado a Alfonso Díaz Alarcón, un escultor de tallas religiosas, charlamos con un apasionado coleccionista. Un auténtico ‘madelmaníaco’.
Él es Óscar Tahoces, se dedica al modelismo en Ponferrada (León) y, pese a que ya ha cumplido los 55, reconoce que sigue jugando ‘a su manera’ con los Madelman. “Hay dos maneras en las que juego con los Madelman. La que más me gusta es la ‘toy photography’, que consiste en fotografiar las figuras en un entorno, una escena. La otra, la customización, que para mí es recrear ese Madelman que en su día no salió, el que hubiera querido… ahora, pues lo hago yo. Me gusta crear una sensación a la gente con mis fotos, transmitir algo, arrancar un sentimiento utilizando juguetes como los Madelman”.
Si Óscar echa la vista atrás no consigue recordar cuándo comenzó realmente su colección: “No sé cuándo pasé esa frontera de jugar con ellos a coleccionar. Los Madelman han estado en mi vida desde pequeñito, que me lo regalaban mis padres. Imagino que sería con 14 ó 15 años cuando empecé a tener esa consciencia de que ya no me gustaba jugar con ellos sino tenerlos en una vitrina y mirarlos”.
Ahora trata de transmitir su pasión por estos juguetes a través de su alter ego en Youtube e Instagram, Lord Triste: “La comunidad ‘madelmaníaca’ es pequeña pero muy fiel”, asegura, aunque él se mueve entre el realismo y el pesimismo cuando piensa en el futuro.
“Para mí es una manera de que se perpetúe la historia de los Madelman, mantener un poco viva la llama, porque es una pena, pero estoy convencido de que Madelman va a morir con nosotros, con la generación de los babyboomers. El mundo del coleccionismo siempre ha existido, pero va avanzando. Cuando vayan desapareciendo las generaciones que lo vivieron, se irán reemplazando por otras figuras que la gente más joven tuvo de niños hasta que llegue un momento que nadie se acuerde de ellos. Es triste pero creo que es así”, confiesa no sin cierto aire de resignación.
“La gente me dice que soy muy pesimista pensando que Madelman está gastando su último cartucho con los de mi generación, pero yo creo que soy realista”, añade.
Óscar nos explica que Madelman fue un muñeco revolucionario. “Madelman fue una figura adelantada totalmente a su tiempo, con un sistema de articulación innovador, con una confección de la ropa impecable y con todo tipo de detalles. La empresa Madel hacía unos accesorios que estaban a años luz de cualquier otro. Fueron tan importantes que ahora, casi 60 años después de que saliera el primero, estamos hablando de ellos. Marcó a toda una generación”.
Sin embargo, también tiene claro que hoy en día no tendrían hueco en la sociedad: “Las generaciones actuales no entenderían los Madelman. Lo tengo claro porque estamos en la generación del táctil. Los niños que han crecido del 2000 para acá, han vivido siempre con lo táctil, las pantallas y los videojuegos. Además, aunque ellos fueron los primeros que sacaron también la figura de la chica y los niños también la compraban, ahora tendrían muchos problemas por el mensaje que transmitían. No hay más que ver la caja del Submarinista, en la que está apuñalando a un tiburón y hoy esto no sería posible. Tendrían que retocar casi todo”.
Óscar ni siquiera se lo imagina. No lo ve viable. “Ahora mismo sólo podría lanzarse un Madelman pensando en el coleccionismo y no tendría sentido, sería muy arriesgado. Si hicieran un Madelman actualizado, pero con los mismos rigores de calidad que tenían en los 70, estaríamos hablando de una figura con un precio superior a los 20 euros que un niño no iba a comprar. Cuando Popular de Juguetes lo intentó hace años echó en falta no haber dado con la tecla de lo que le gustaba a los niños. Toda su producción la compraban los padres y así no podía funcionar”.
El Madelman que prendió la llama en Óscar fue el Hombre Rana: “Me lo regaló mi padrino. Por eso siempre digo que mi canal de Youtube es en homenaje a él, porque él encendió la llama. Después me fueron regalando mis padres y los primero que compré yo con mi dinero fueron el Pirata básico de segunda generación y el Sheriff. Los compré juntos. El último que me he comprado es el Gasolinero, de primera generación. Lo he comprado suelto y ahora estoy haciendo la caja para meterlo y que quede perfecto”.
Desde aquel Hombre Rana han llegado docenas de Madelman a sus manos: “Originales, en caja, tengo más de 70, y sueltos, otros 50. Luego, la colección de Popular de Juguetes la tengo entera por duplicado, y la de Altaya, también. Las tengo en caja y sueltas”, comenta Óscar.
Entre los coleccionistas, una de las piezas más buscadas puede ser la Caravana. “Es la joya de las joyas, muy difícil de conseguir. No sé cuánto se puede pagar por ella, pero mucho, aunque es cierto que los coleccionistas miran más a los prototipos. La globalización ha provocado la bajada de los precios en el coleccionismo y más que va a bajar. La gente está perdiendo el interés”, comenta un Lord Triste que recuerda también que él nunca llegó a tener esa pieza: “Cuando salió era un muñeco de regalo de Navidad y de cumpleaños, no un muñeco de comprar un día cualquiera de febrero. Era el regalo estrella, un regalo especial. Yo, por ejemplo, nunca conseguí que me regalaran la Caravana, que costaba 5.000 pesetas de aquella. Era una pasta”.
Óscar siempre soñó con que Madelman apostara por Star Wars, pero ha tenido que terminar haciéndoselo él mismo: “Me hubiera gustado que hubiera salido un Madelman de Star Wars, pero entiendo que en su día no pudo ser por el tema de licencias. Para compensar yo me lo he hecho unos cuantos años después customizándolo. También echo de menos alguna serie de la Segunda Guerra Mundial con americanos, alemanes, japoneses… Creo que habría sido más viable y que habría funcionado bien”.
La customización no sólo le ha llevado a crear Madelman de La guerra de las galaxias. También ha tenido propuestas mucho más terrenales. “Hubo una época en la que la gente me hacía encargos para customizar Madelman con su imagen, su ropa y demás. Ahora, con el modelismo, estoy un poco saturado de encargos, pero hace años sí que hacía esas cosas. Yo lo que hacía era llevarlos a mi terreno y se los hacía 'zombificados'. Gustaban mucho”, finaliza un Óscar que, pese a su pesimismo respecto al futuro de Madelman no se olvida de que ‘Los Madelman lo pueden todo’.