La vida actual de Jordi Mollà como pintor: reconocido internacionalmente por su arte
El actor Jordi Mollà siempre pintó en su tiempo libre, hasta que una galerista le convenció para que mostrara sus obras al público
Desde que en 2002 expusiera en ARCO por primera vez ha intercalado el cine con la pintura e incluso se ha subido al carro de los NFT
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Jordi Mollà no es un actor convencional. Dice que no sabe estarse quieto y que en aquellos momentos donde no está metido de lleno en un rodaje necesita seguir expresándose. Por eso rescató la costumbre de pintar que ya cultivaba desde pequeño. En Uppers nos hemos hecho eco de la vida actual de Jordi Mollà como pintor.
Nos habíamos acostumbrado a verle en la gran pantalla del cine español, pero tras su quinta nominación para los Goya, la última a la mejor interpretación masculina protagonista, le llamaron de Hollywood y grabó Blow (2001). Fue su primera cinta para el público internacional junto a Johnny Depp y su excompañera de reparto Penélope Cruz.
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Este actor, director de cine y pintor, que nació en L'Hospitalet de Llobregat, Barcelona, en 1968, el 1 de julio próximo cumplirá 56 años. El trabajo con el que presentó en España su faceta interpretativa fue Jamón jamón (1992), del director Bigas Luna, que protagonizó junto a Javier Bardem y Penélope Cruz. Dos años después rodó Todo es mentira con Coque Malla y Antonio Banderas, grabó Historias del Kronen y con la película La buena estrella, de Ricardo Franco, fue nominado a un Goya al igual que cuando dio vida al subcomisario Paco Ariza en la cinta GAL. En dos películas más volvió a formar parte de los nominados a estos premios, en La segunda piel y en El cónsul de Sodoma, no obstante, no consiguió llevárselo a casa en ninguna ocasión.
En 2002 dirigió su película No somos nadie y hasta 2015 tres largometrajes más: Cinemart (2007), 88 (2011) y Duelo (2015). Sin embargo, su camino no ha perdido el rumbo de la interpretación y ha seguido colocándose delante de las cámaras a las órdenes de otros directores.
Jordi Mollà pintaba desde pequeño
Ese mismo año que dirigió su primera cinta y recién estrenada Blow, la galerista Carmen de la Guerra le convenció para que expusiera sus obras bajo su insignia y así lo hizo en ARCO en 2002. Tal como cuenta él pintaba desde siempre sin ánimo de enseñar sus obras y a partir de ese momento se le empezaron a abrir nuevas puertas. Siguió trabajando para el cine estadounidense con Dos policías rebeldes II o Noche y día y después formó parte del reparto de la serie de acción Jack Ryan. Entre otros muchos trabajos, el año pasado grabó Pet Shop Days, junto a Willem Defoe y Maribel Verdú, del joven director Olmo Schnabel.
Actualmente, Jordi Mollà ha modernizado cada una de sus facetas artísticas hasta el punto de situarse en las últimas vanguardias de la producción cinematográfica y de la pintura.
Uno de sus últimos trabajos para el cine ha sido AgroDrift a las órdenes del director de cine Harmony Korine y que comparte protagonismo con Travis Scott. Sin embargo, la cinta, que la califican de experimental y se presenta íntegramente en fotografía infrarroja, no ha tenido muy buena crítica. Dice Mollà que “es una especie de realidad virtual filmada con cámaras termodinámicas de la NASA, que solo registran temperaturas. Parece un mega videojuego de realidad virtual”.
Un artista virtual del metaverso
En cuanto a su faceta como pintor, ha impulsado Mask World, un proyecto del metaverso para coleccionistas, entendidos y creadores organizado como si fuera un club privado en el que se pueden adquirir máscaras NFT (token no fungible). El objetivo, según reza la web de Jordi Mollà, es recopilar arte para su disfrute visual personal y a la vez formar parte de una plataforma que actúa como trampolín de lanzamiento para los creadores.
Todo empezó cuando Jordi Mollà pintó 104 máscaras a mano. En palabras del propio Mollà “todos nos escondemos detrás de una. No es que pensemos que ser nuestro verdadero yo sea un pecado o una vergüenza, es solo que existe una versión diferente de nosotros mismos en la mente de cada persona que encontramos. Los seres humanos somos demasiado complejos, y de ahí viene la belleza. Incluso las cosas más simples tienen mil caras”.
Basándose en esta idea creó MASKS, una colección de máscaras generativas coleccionables y únicas inspiradas en esas obras iniciales pero que pertenecen al metaverso. La presentación final es Mask World y una colección de 6.799 máscaras PFP (foto de perfil) únicas que se pueden intercambiar y utilizar libremente para interactuar dentro de este universo de las máscaras. Se trata de un “metaverso interactivo que brinda a los poseedores de máscaras la entrada exclusiva al espacio inmersivo”. De este modo, aquellos que pertenecen a este club privado tendrán acceso a otras obras de arte exclusivas de Mollà, junto a otras experiencias que aún se están perfilando.
Finalmente, está cumpliendo con sus ideales pues según explicó hace unos años en una entrevista “la pintura para mí es un espectáculo en el formato que sea, desde lo que es el cuadro en sí a lo que es el evento, porque no hay concepto que más me aburra que una exposición convencional de pintura”.
Mollà pinta los cuadros para un hotel gallego
Antes de emprender esta aventura en el metaverso y el arte digital, el grupo Bonhomme, fundado por Daniel Alonso Monteagudo, confiaron en Jordi Mollà para que le diera el toque final a Casa Beatnik Hotel. Se trata de un establecimiento exclusivo ubicado en Galicia, en concreto en las Rías Baixas, que estaba a punto de ser inaugurado.
Le encargaron que pintara más de treinta lienzos para decorar tanto las habitaciones como los espacios comunes. Cada una de las obras nada tiene que ver con las máscaras citadas. “La base de todo debía de ser una naturaleza salvaje, pero elegante porque se trata de un hotel de descanso y de reposo”, comentó el actor entonces. Se podría decir que sus us lienzos representan el clima gallego sombrío y luminoso del otoño y del invierno además de la luminosidad y la frondosidad del verano.
En 2021 expuso en Marbella bajo el título The Flower Power In The House, 17 obras sobre las que la prensa aseguró que estaban basadas en la vegetación local y así lo confirmó su autor. Su obra artística también protagonizó la exposición El Arte de trascender/ El legado del Toro, con 65 toros a pequeña escala de la valla publicitaria del Toro de Osborne, que se presentó en la galería GÄRNA, en Madrid. Según Mollà pintó cada uno de ellos en las bodegas en Jerez de la Frontera mientras escuchaba música flamenca y dejándose llevar por Picasso, Tàpies, Chillida, Pollock o Basquiat.
Otro de sus últimos trabajos tuvo lugar en México. En octubre de 2023, el Ayuntamiento de Morelia, la capital del estado de Michoacán, junto al Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) le invitaron a uno de los eventos organizados con motivo del certamen. Tenía que realizar una intervención artística en la Terraza Velvet de Cinépolis Morelia Centro de la obra titulada Uno, obra del pintor Jackson Pollock. La intervención de Jordi Mollà consistió en golpear esa obra con bolas de tenis remojadas en pintura de varios colores ayudándose de una raqueta. Después, el público se sumó a la iniciativa y finalmente la obra la donó a la ciudad.
Jordi Mollà ya es bastante conocido en el mundo del arte internacionalmente, ha expuesto en multitud de galerías de todo el mundo y muchos famosos como, por ejemplo, David Beckham han adquirido una de sus obras, en las que sobre todo prima el color.