Los entresijos de los yacimientos más insólitos contados por un experto: "Ser arqueólogo no es ser Indiana Jones"

Casi todos los uppers quisimos ser arqueólogos cuando éramos niños. Quizás tenga que ver con la fascinación que supone encontrar un tesoro escondido, o con que remover tierra es algo a lo que nos acostumbramos desde la primera vez que nos llevaron a la playa con un cubo y una pala. O con que el cine y la televisión nos convencieron de que no podía haber una profesión más apasionante y maravillosa. El caso es que dedicarse a la resolución de enigmas y misterios cubiertos de polvo era una aspiración tan legitima como la de ser futbolista o astronauta. Con el tiempo nos terminamos dedicando a otras cosas, pero la arqueología aún sigue hechizando a las nuevas generaciones con su sugestiva capacidad para dejar volar la imaginación.

Pedro Pérez, responsable del popular canal divulgativo de Youtube El Cubil de Peter, es uno de esos enamorados de la Historia que no ceja en su empeño por contarnos historias alucinantes sobre el mundo de la arqueología. Acaba de publicar '¿Quién es la bicha de Balazote?' (Plan B), un viaje por multitud de épocas y lugares en el que repasa algunos de los secretos más apasionantes de esta ciencia. Hablamos con él sobre lo que significa la arqueología y por qué seguir soñando con las reliquias del pasado nos ayuda a entender mejor nuestro presente.

¿Por qué la arqueología nos maravilla tanto de niños?

Esto es una opinión personal, pero creo que es por el aura de aventura, misterio e incertidumbre que popularmente tiene, entre otras cosas, gracias a películas como Indiana Jones, que romantizó y estereotipó de forma errónea el oficio de arqueólogo. No obstante, el hacer de 'detectives de la historia' y descubrir civilizaciones pasadas y tesoros escondidos, hace volar la imaginación de cualquiera, especialmente de los más pequeños. Aunque la realidad de dicha profesión sea mucho menos glamourosa y espectacular, la verdad.

¿No es entonces tan fascinante como nos la pintaba Indiana Jones?

Creo que sí. En este punto sí que estoy de acuerdo. Ya que, por ejemplo, la emoción de estar excavando en un yacimiento… y darte de bruces con restos que, de uno u otro modo, pueden poner patas arriba el conocimiento que tenemos hasta la fecha de algún episodio histórico, resulta realmente motivadora. ¿A quién no le gustaría encontrar algún vestigio material del pasado que nos ayude a entenderlo mucho mejor? ¡A mí la idea en sí ya me parece realmente seductora!

¿Tú has querido ser Indiana Jones?

¡Hombre! ¿Quién no hubiera querido ser Harrison Ford? Menudo actorazo… La verdad es que sí, el personaje de Indy es uno de mis favoritos. Le tengo especial cariño a la saga creada por George Lucas, pues yo fui uno de esos niños que creció y disfrutó viendo 'En busca del arca perdida', 'El templo maldito' y, sobre todo, 'La última cruzada'.

Por qué decidiste escribir ‘¿Quién es la bicha de Balazote?’

Pues al final fue un proceso realmente natural. Me dedico a la divulgación histórica en redes sociales desde 2015, cuando empecé a subir contenido de este tipo a e 'El Cubil de Peter'. Un contenido que fue poco a poco gustando y permitiendo al canal crecer bastante. Durante ese trayecto, me di cuenta que algunos de los vídeos que mejor funcionaban eran los relacionados con yacimientos arqueológicos, como Stonehenge o Göbekli Tepe, lugares que a mi me suscitaban mucho interés previo y de los que me apetecía mucho hablar.

Por ese motivo, por mi propio interés, decidí crear una sección exclusiva en el canal para cubrir noticias y descubrimientos arqueológicos que iban teniendo lugar, y la respuesta del público fue muy buena. De esta experiencia decidí que, de poder escribir un libro con mi estilo, el eje vertebrador del mismo tenía que ser la arqueología, sí o sí.

¿Cómo lo preparaste? ¿Qué criterio utilizaste para seleccionar las historias?

Un poco por interés personal, la verdad. Intenté incluir yacimientos importantes pero en muchos casos poco conocidos, aunque al final el criterio que impuse fue básicamente personal. De ahí que la propia Bicha, una de las esculturas estrella de la cultura íbera y que reposa en el fantástico Museo Arqueológico Nacional de Madrid, haya acabado siendo la protagonista de la obra.

En el libro repasas varios descubrimientos o enigmas insólitos. Cuéntanos el más alucinante

Sin duda, tengo que mencionar al yacimiento de “El Turuñuelo de Guareña”, en la provincia extremeña de Badajoz. Ese lugar ha puesto patas arriba y ha actualizado muchos de los conocimientos que se tenían de la esquiva civilización Tartésica, que habitó el suroeste de la Península Ibérica entre el siglo XII y el siglo V a.C. Lo que se ha encontrado en ese lugar es una auténtica locura… y lo que falta ¡pues las excavaciones en el lugar aún no han terminado!

¿Y el más curioso?

En el libro hay muchos, de hecho para mí todos son curiosos. Aunque si tengo que quedarme con uno, elegiría el del llamado “Oro de Varna”. Una necrópolis de más de 6000 años de antigüedad localizada en Bulgaria donde se encontraron varias tumbas repletas de objetos fabricados en oro, los más antiguos de los que se tiene constancia histórico-arqueológica a nivel mundial. Estoy hablando de collares, cuentas, anillos, petos… ¡hasta una funda para el pene! Sí, suena surrealista, pero así es.

¿Has dejado fuera algo que después te hayas arrepentido de no incluir?

Muchos, la verdad. Hay tantos yacimientos y objetos arqueológicos interesantes que ha sido duro hacer la selección de 22 que están en el libro. Por ejemplo, me dejé en el tintero los yacimientos de Dholavira y Lothal, pertenecientes a la civilización del valle del Indo, que eran realmente interesantes. O las ruinas de la civilización “Caral”, en Perú, considerada como una de las culturas madre del continente americano. O incluso, las de Monte Albán, en México, donde se encontraron cráneos humanos en tumbas cubiertos de piedras preciosas como la turquesa y el jade.

¿Qué cualidades crees que se necesitan para ser (un buen) arqueólogo?

Fundamentalmente, amar la historia, respetarla y sobre todo, tener vocación. Pues creo que es una profesión muy vocacional. Tristemente, la experiencia me dice (por testimonios que han vivido amigos que se dedican a ello) que ser arqueólogo, por lo menos en España, lleva aparejado muchas veces precariedad laboral… Y esto me da especial rabia. Creo que debería ser un empleo realmente valorado y mejor remunerado.

Por eso afirmo lo de vocacional, ya que muchos grandes profesionales en nuestro país, a pesar de sus condiciones de trabajo y falta de recursos, continúan de forma abnegada al pie del cañón y se dejan la piel para traer a la luz nuevos restos que nos permitan conocer nuevos datos sobre nuestro increíble pasado.

 ¿Qué consejo le darías a tu hijo o sobrino si quisiera dedicarse profesionalmente a esto?

Pues que sea constante, profesional, y aunque me duela y cueste aceptarlo, que busque trabajo en otro país. En otros lugares como Reino Unido, Estados Unidos o Alemania, la profesión de arqueólogo está mucho mejor valorada y reconocida, pues allí la administración pública, así como incluso el sector privado, invierte mucho más en la búsqueda y conservación del patrimonio histórico y arqueológico.