Tutankhamón como nadie te lo ha contado: "Su nombre es sinónimo de riquezas, pero también de maldiciones"
El escritor Antonio Cabanas intenta arrojar luz sobre el enigma del faraón desde una visión más humana en ‘El sueño de Tutankhamón’
Se cumplen 100 años del hallazgo de la tumba de Tutankhamón en el Valle de los Reyes, el mayor descubrimiento de la egiptología
"Una grave infección por una factura de fémur y la malaria pudieron ser la causa de su muerte", nos cuenta el novelista
Hace 100 años el arqueólogo británico Howard Carter halló la tumba de Tutankhamón, posiblemente el descubrimiento más importante de la egiptología. Desde entonces, el faraón más famoso y también más desconocido del Antiguo Egipto no ha dejado de generar una enorme fascinación. Estrella de películas y libros, protagonista de exposiciones e icono de la cultura de masas, el faraón niño sigue creando más expectación que ninguno de sus vecinos del Valle de los Reyes.
Sobre Tutankhamón se ha escrito mucho y, a pesar de todo, su figura sigue envuelta en una bruma de misterio que se espesa al teorizar sobre su temprana muerte a los 18 años y, sobre todo, al recordar la legendaria maldición que cayó sobre aquellos que se atrevieron a profanar su tumba. El maestro de la novela histórica Antonio Cabanas intenta arrojar algo de luz sobre el mito en el 'El sueño de Tutankhamón' (Ediciones B), una obra que nos traslada al Egipto del siglo XIV a.C. de la mano de figuras como Akhenatón, Horemheb o Nefertiti y nos acerca a las intrigas fraguadas a la sombra del faraón y los secretos ocultos en las tumbas. En Uppers hablamos con el autor sobre la relevancia que aún tiene uno de los mayores enigmas de la historia.
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¿Por qué sigue despertando tanta fascinación la figura de Tutankhamón?
Porque su figura continúa envuelta en un halo de misterio que la hace sumamente seductora. Contra más sabemos de Tutankhamón más preguntas nos hacemos acerca de él y su reinado. Parece envuelto en magia y su nombre es sinónimo de riquezas y también de maldiciones.
¿Qué aporta ‘El sueño de Tutankhamón’ al mito del faraón?
Una visión más humana de cómo pudo ser este faraón, cuál era su visión del Egipto que gobernaba, sus anhelos, el país que deseaba y el convencimiento de que, bajo sus impedimentos físicos se escondía el corazón de un león.
El Niño Rey se convirtió en faraón con solo 9 años y murió con 18. ¿Cómo pudo enfrentarse un niño a una tarea de hombres?
Tutankhamón fue entronizado tras un acuerdo entre el general Horemheb y el canciller Ay, los dos hombres fuertes del Estado, con el fin de devolver la estabilidad al país después del reinado convulso de Akhenatón. En realidad, ellos gobernaron Egipto en la sombra, aunque Tutankhamón diera muestras de interés sobre las cuestiones de Estado a partir de los dieciséis años de edad.
¿Qué consiguió durante su reinado?
Tutankhamón consiguió devolver el pulso a un país sumido en el caos. Primero promulgando su famosa “estela de la restauración”, por la que restablecía los cultos tradicionales y devolvía a los cleros sus antiguas posesiones. Él mismo se presentó en el templo de Karnak para orar ante el dios Amón, al tiempo que emprendió diversas obras de embellecimiento en los santuarios y prosiguió las obras iniciadas por su abuelo, Amenhotep III, en el templo de Luxor. Con Tutankhamón la paz volvió al país de las Dos Tierras y, también, se inició la recuperación económica de un Egipto sumido en la ruina.
¿Por qué fue tan importante el descubrimiento de su tumba hace 100 años?
Porque fue la primera tumba real en la que se descubrió a un faraón con la mayor parte de su ajuar funerario. Un ajuar extraordinario que fascinó al mundo para mostrar cómo era un enterramiento real en el que se clasificaron 5398 objetos, la mayoría verdaderas obras de arte, a la vez que arrojaba luz a un periodo de la historia del Antiguo Egipto, particularmente complejo, que continúa cautivándonos con sus misterios.
Explícanos la teoría de que la tumba de Tutankhamón solo es una parte de otra mayor en la que reposan los restos de Nefertiti
Esta teoría, esgrimida por el egiptólogo británico Nicholas Reeves, se fundamenta en las irregularidades que muestran los muros de la cámara sepulcral, en particular el situado al norte, en el que se advierten grietas y marcas de lo que podría ser una puerta sellada. Las pinturas de dicha pared también dan que pensar pues hay figuras dibujadas a diferentes escalas y alguna añadida a una escena que ya existía con anterioridad. De hecho, alguno de los cartuchos con los nombres reales que conforman el registro de las pinturas del muro norte reemplazan a otros que habían sido grabados con anterioridad.
Estudiándola con atención, da la impresión de que una parte de la escena representada procede de una ya existente que ha sido ligeramente variada, en la que, como apunté con anterioridad, parece haberse ha añadido una nueva figura. Las pruebas que se llevaron a cabo en un principio señalaron la posible existencia de un corredor detrás del muro norte; como si la tumba de Tutankhamón, impropia a todas luces de la de un faraón, solo fuese parte de otra mucho mayor en la que pudiese hallarse la mítica Nefertiti.
¿Las desgracias relacionadas con su descubrimiento fueron maldición milenaria o pura coincidencia?
En realidad, la única desgracia que hubo que lamentar entre las personas que tuvieron un contacto directo con la tumba de Tutankhamón, fue Lord Carnarvon; un hombre cuya delicada salud había sido la causa de su llegada a Egipto, al haberle sido recomendado por sus médicos el clima de este país.
Herbert Winlock, conservador del Museo Metropolitano de Nueva York y muy vinculado al equipo de excavación de Howard Carter, hizo una lista de las muertes acaecidas entre aquellos que habían participado en la excavación y posterior vaciado de la tumba. El resultado no puede ser más concluyente: tras el descubrimiento del hipogeo en 1922, Carter murió en Londres en 1939; Lady Evelyn, hija de Lord Carnarvon y una de las primeras personas que entró en la tumba, falleció en 1980; A. Gardiner, filólogo del equipo, lo hizo en 1963, a los 84 años, y el doctor D. Derry, autor de la autopsia de la momia de Tutankhamón, murió en 1969 a los 87 años. La supuesta maldición nació de los labios de la novelista Marie Corelli cuando escribió: “Sobre los profanadores de la tumba intacta, caerá el más terrible castigo”
¿Es posible que la famosa máscara de oro representara realmente a una mujer?
La máscara de oro es una pieza compuesta de dos partes en la que el rostro, que se cree se trate del de Tutankhamón, está soldado a la altura de las orejas con el tocado “nemes” y los hombros del resto de la máscara funeraria, que parece perteneció a Nefertiti.
¿Por qué su momia no tenía corazón, cuando la norma general era dejarlo?
No cabe duda que se trata de un hecho singular en el que los egiptólogos ven la intención de un regreso a la religión tradicional, después del monoteísmo impuesto durante el reinado de Akhenatón, quien prohibió el culto a los antiguos dioses. Con ello se pretendería representar a Tutankhamón como Osiris, dios del Más Allá, a quien su hermano Set había asesinado y descuartizado, arrancándole el corazón.
La causa de su muerte sigue siendo una incógnita. ¿Qué hipótesis te inclinas a creer?
Los últimos exámenes de la momia de Tutankhamón han revelado una interesante información acerca de cuál era su estado de salud en el momento de su muerte. Ahora sabemos que el joven faraón padecía una necrosis avascular degenerativa del segundo y tercer metatarsiano del pie izquierdo, lo que le obligaba a utilizar el bastón (de ahí quizá los más de cien que se encontraron en su tumba), escoliosis, y evidencias de haber padecido malaria trópica en su forma más severa (sin duda una posible causa de su muerte), también presentaba una fractura abierta del fémur izquierdo, justo encima de la rodilla que debió producirle una grave infección y pudo, junto a la malaria, ser la causa de la muerte de Tutankhamón.