Esther Rivero o reinventarse como restauradora de muebles a los 50: "Busco en la basura y en los mercadillos"
Al quedarse en paro, la artista madrileña decidió que era el momento de emprender el proyecto con el que siempre soñó, la restauración de muebles y piezas de decoración
Se siente satisfecha de contribuir a la economía circular dando una segunda vida a cosas que los demás ven inservibles
Siguiendo su principal seña de identidad, la sostenibilidad, ha rediseñado casas y espacios completos sin comprar apenas nada
La palabra viejo se ha convertido en una de las favoritas de la artista Esther Rivero. Viejo y también usado, imperfecto, gastado, roto, deteriorado, aparentemente inservible. No lo puede evitar. Con cosas con las que los demás harían una hoguera o un montón de basura, ella hace arte. Por su historia personal, el oficio de la restauración le permite sentirse identificada. También ella cumplidos los 50 se quedó sin su trabajo como administrativa. Lejos de pensar en la edad, decidió darse una segunda vida. Esta vez más imaginativa, intuitiva y acorde con su personalidad.
Fue duro ponerse otra vez a estudiar
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"Siempre he dado rienda suelta a esa vena creativa, diseñando y elaborando joyas, ropa y accesorios. Sin embargo, esta vez no se trataba de un capricho o un divertimento. Ahora iba en serio. Tenía un proyecto en la cabeza y quería darle forma, hacer de todo ello una profesión", explica. Esto requirió volver a estudiar y formarse a conciencia en diseño y restauración de muebles. Recién separada y con dos hijas, sabía de antemano que no sería un camino de rosas, pero estaba dispuesta a luchar por lo que siempre había soñado. "Fue duro volver a estudiar de nuevo pasados los 50, pero sabía que era un paso ineludible para estar a la altura de las exigencias actuales. Era algo que me rondaba desde hacía tiempo, pero fue el hecho de quedarme en paro lo que me impulsó a dar el paso definitivo. Ahora estoy encantada porque he adquirido las técnicas que necesitaba".
Un big bang del que emerge un universo
En 2015 creó su firma, Rivero Cano Re Design, con sede en Madrid. Desde entonces, su idea original se ha ido transformando en ese big bang impulsor de vida que permite que de la nada -una silla destrozada por el uso o un espejo hecho añicos- emerja un universo cada vez más grande. Ella lo define como rediseño consciente y sostenible. "Me gusta saber -explica- que todo lo que pase por mis manos puede hacerse imperecedero. No importa el uso que se le haya dado, los años que tenga o dónde haya sido abandonado. Para mí, cada objeto o cada mueble significa una oportunidad de crear y al mismo tiempo un beneficio para el planeta".
Su idea es muy inspiradora: "Hay pocas cosas -indica- que sean inservibles y esto debería resultar muy esperanzador. Es muy gratificante contribuir a la economía circular. Si supiéramos las posibilidades que hay detrás de muchos muebles, ropas u otras cosas que habitualmente van a los contenedores, no desecharíamos nada". Esta costumbre ha añadido un encanto nuevo a sus paseos por la ciudad. A menudo encuentra algo que llama su atención y le concede esa segunda vida. También le gusta recorrer los mercadillos, las tiendas de segunda mano en busca de objetos o muebles fantásticos. "A su manera, pero fantásticos. Cada uno encierra una historia que lo hace aún más valioso", añade.
Dejará su sello en Impact Hub Piamonte
Su último encargo le ha llegado de Impact Hub Piamonte, un espacio de coworking en el madrileño Barrio de las Letras, donde ha empezado a restaurar una colección de sillas que llevaban ahí desde su inicio. Es uno más de los proyectos de economía circular desde su reinvención y le pone especial pasión por la huella que hay en ellas.
La artista cuenta con la ayuda de su hija Andrea, profesional de la comunicación y host de Pimonte, además de un pilar importante para Rivero Cano Re Design. Sus diseños son siempre personalizados, respetando el gusto del cliente, pero sin perder sus señas de identidad: estilo, color, vitalidad, sofisticación, sostenibilidad y naturalidad.
Dispone de varias colecciones de objetos de decoración y mobiliario, cada una con su propia personalidad. En todas trabaja con materiales naturales y ecológicos, fiel a esa preocupación por el medio ambiente que la define. "Quiero minimizar la huella que deja la decoración de las casas particulares, las empresas y otros espacios. Huyo de la compra innecesaria, el exceso de residuos o el abandono de objetos. Intento que el cliente perciba que no necesitamos fabricar ni comprar nada más para tener un espacio redecorado a nuestro gusto. Las posibilidades son infinitas. Deberíamos pensar en ello antes de optar por una compra nueva".
Inspiración de los grandes del diseño
Sur preferidos son los acabados mate y tizas con colores suaves, casi siempre pastel. "El acabado tiza es sedoso y aporta una sensación acogedora llena de personalidad. Se puede aplicar a una butaca, una silla, un taburete, una cómoda, una mesilla de noche, un espejo o cualquier otro mueble", detalla. Son detalles que ha volcado sobre una de sus colecciones, inspirada en la obra de Alessandro Mendini, un influyente diseñador y arquitecto italiano que consiguió difuminar la línea entre arte y diseño.
Otra de sus colecciones, Terra, es la expresión más auténtica de esa necesidad de favorecer la economía circular, tomando como únicos materiales aquello que la naturaleza concede: maderas y fibras naturales, piezas reutilizadas y colores tierra.
Rivero recurre a materiales insólitos, a veces olvidados y muy originales. Mezcla texturas, reconvierte piezas. El resultado son piezas como los de su línea Innusual, inspirada en los hermanos Campana, Humberto y Fernando, dos diseñadores brasileños conocidos por sus objetos llenos de lirismo y conciencia ecológica.
A partir de estas referencias, la artista ha logrado una voz propia y un estilo muy personal a la hora de trabajar los materiales, las formas y el color, de manera que algunas piezas de su taller ya son icónicas.