"Ícono mundial del arte y pionera del arte escénico, Marina Abramović ha cautivado al público superando los límites de su cuerpo y mente durante los últimos 50 años", dijo la Real Academia de las Artes de Londres en un comunicado al anunciar la retrospectiva de una de las artistas más desafiantes de las últimas décadas. Un poco más de tiempo le ha tomado a la propia institución dedicarle una muestra individual a una mujer: la de Abramovic es la primera al menos desde 1965, cuando Laura Knight tuvo su propia retrospectiva.
Pero tratándose de ella nada, ni siquiera la entrada a la exposición, es convencional. La performance 'Imponderabilia' fue interpretada por primera vez por la artista serbia en 1977, durante su larga relación con el fallecido artista alemán Ulay. En ella ambos performers se plantaban desnudos y estoicos en el marco de una puerta con sólo unos centímetros de distancia, lo que obliga a los espectadores a meterse entre sus cuerpos.
Para la muestra de la Royal Academy, dos modelos recrean fielmente la actuación durante una hora. Misma situación: dos cuerpos desnudos, una separación de unos veinte centímetros y la 'necesidad' de pasar entre ellos. ¿Algún reparo? Hay otra puerta por la que se puede entrar pero, honestamente ¿quién diablos haría eso? Varias parejas de modelos performarán 'Imponderabilia' entre cuatro y seis veces al día durante todo el tiempo que dure la exposición. Es decir hasta el 1 enero de 2024.
Ella tiene 76 años. 50 de ellos dedicados a la performance. Esto es, medio siglo siendo tildada de loca o de adoradora de Satanás o de rendir culto al sexo. "Antes querían encerrarme en una manicomio y ahora me alaban" dijo en 2010, cuando fue premiada con el Princesa de Asturias. Una prueba más de que el arte, por 'escandaloso' que sea en su momento, termina institucionalizado. ¿Bien? ¿Mal? Tampoco importa tanto si en el momento de su realización propone un discurso crítico.
Nacida en 1946 en Belgrado, en lo que entonces era Yugoslavia, Abramović inició su carrera en los 70 con la serie “Ritmo”, en la que ya mostraba las claves de su trabajo y la utilización de su propio cuerpo como parte de la obra. Estudió en la Academia de Bellas Artes de Belgrado (1965-1970) y completó sus estudios de postgrado en la Academia de Bellas Artes de Zagreb (Croacia, 1972). Entre 1973 y 1975 enseñó en la Academia de Bellas Artes de Novi Sad.
Su trabajo, siempre tildado de escandaloso o incluso violento, fue ganado reconocimiento durante as décadas sucesivas hasta convertirla en el referente indiscutible de la performance artística.
Pero tal vez el mejor ejemplo de lo indisoluble que es es para Abramovic el binomio arte y vida, sea también una de sus historias más célebres. Después de mudarse a Ámsterdam en 1976, Abramović conoció al artista de performance germano-occidental Uwe Laysiepen, quien usaba el nombre de Ulay y con con quien compartiría una parte significativa de su carrera. Marina y Ulay se convirtieron en verdaderos agitadores culturales. Su objetivo, aseguraban, era gestar una entidad artística única e individual, capaz de trascender los límites de lo público y lo privado. Y lo hicieron. Fueron pareja durante los 12 años en los que trabajaron juntos. Y cuando se acabó, la escenificación de ese final fue simplemente apoteósica: en1988 ambos caminaron por la Gran Muralla China desde los extremos opuestos -el partió del desierto de Gobi, ella desde el Mar Amarillo- hasta encontrarse en Er Lang Shan, en Shen Mu, provincia de Shaanxi, donde se dijeron una sola palabra: adiós. Habían recorrido 2,500 kilómetros en 90 días. No se volverían a ver en 23 años.
Transcurrido ese tiempo, en 2010, Marina presentaba la performance “La artista está presente” en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. La obra consistía en que el público, cualquier persona que accedía a la exposición, se sentaba durante un minuto frente a Abramovic y simplemente se miraban a los ojos. Marina permaneció sentada inmóvil en una silla un total de 700 horas durante tres meses. Uno de los espectadores fue Ulay. Se dice, apareció por sorpresa, pero quién sabe- El caso es que el registro de ese reencuentro no puede ser más emocionante. Cada gesto, cada pestañeo, cada lágrima derramada es ya historia del arte contemporáneo. Se cerraba así un adiós que duró 23 años.
La retrospectiva de su trabajo incluye algunas interpretaciones nuevas de sus actuaciones históricas, para lo que se ha seleccionado a más de 40 artistas emergentes. Algunas de sus obras históricas en la exposición se muestran a través de material de archivo o documentación fotográfica, mientras que otras, como 'Imponderabilia', se recrean o reinventan. "Para mí, después de siete años preparando esta muestra, es realmente un milagro que estemos aquí. Este año ha sido uno de los más dramáticos de mi vida. En mi vida he trabajado mucho en tres miedos básicos en humanos; miedo al dolor, miedo a morir y miedo a la mortalidad", dijo Abramović en la conferencia de prensa de presentación.
La exposición tendrá varias partes: en 'Public participation' (Participación del público) Abramovic, fiel a su estilo, estará en contacto directo con su audiencia, entre la interacción física y la contemplación. En 'The communist body' (El cuerpo comunista), se exhibirán las obras en las que Abramovic criticó de manera radical la guerra de los balcanes.
Por otro lado, su relación con Ulay será parte de la sección 'Absence of the body' (Ausencia del cuerpo), en la que estarán expuestas en imágenes y vídeos obras como 'The lovers' y 'The great wall walk' (Los amantes y La marcha por la Gran Muralla), de 1988.