Santiago Calatrava es, sin duda, uno de los arquitectos españoles más reconocidos del mundo. Sus obras han dado la vuelta al planeta con un estilo personal y fácilmente identificable. Pese a ello, el trabajo del arquitecto no ha estado exento de polémica y la última es el cierre de una de sus obras. El estadio de Atenas, construido para los Juegos Olímpicos de 2004 y el más importante y grande de todo el país, ha sido cerrado por las autoridades griegas al detectar problemas en la estabilidad de la cúpula de acero diseñada por Calatrava.
Se trata del estadio con mayor capacidad del país, 70.000 personas, que desde 2004 alberga importantes eventos deportivos, hace unas semanas el Villarreal disputó un partido ahí, o los grandes conciertos que se celebran en Grecia, este verano actuaron Guns N’Roses. Sin embargo, el pasado viernes los funcionarios del estadio suspendieron todas las actividades programadas hasta nuevo aviso debido a un estudio que señalaba que el techo del Estadio Olímpico “no cumplía con los niveles legalmente permitidos de adecuación estática”.
El valenciano de 72 años ha diseñado grandes obras en todo el mundo y su carrera ha sido reconocida con premios como el Príncipe de Asturias de las Artes, el Nacional de Arquitectura o el Europeo de Arquitectura. No obstante, esta polémica alrededor del estadio griego no es la primera que protagoniza.
Entre ellos está el aeropuerto de Bilbao, que ha tenido que sufrir constantes reparaciones debido a las goteras que sufre cuando llueve. Pero no solo eso, pues la zona de llegadas de pasajeros se hizo totalmente al descubierto en una zona donde el frío y la lluvia son los principales protagonistas durante los meses más fríos.
Y no ha sido la única obra polémica del arquitecto en la ciudad, pues el puente Zubizuri también ha tenido lo suyo, pues pronto los bilbaínos se dieron cuenta que su superficie de cristal era bastante resbaladiza, produciendo un considerable número de caídas. Además, años después el ayuntamiento de Bilbao añadió una pasarela para dar acceso a las Torres Isozaki, por lo que el arquitecto demandó a la institución por alterar su obra. Aunque llegó a pedir 3 millones de euros, el ayuntamiento fue condenado a pagarle 30.000 euros.
Sus polémicas no solo han estado presentes en España, también en la esfera internacional. En Venecia se le encargó el diseño de un puente que, desde el principio contó con problemas y que, una vez inaugurado, le pasaba lo mismo que al de Bilbao, las personas resbalaban debido al suelo de cristal. Además, la obra terminó costando 4 millones más del presupuesto inicial y hace unos años el Tribunal de Cuentas condenó al español a pagar una multa de unos 78.000 euros por los errores que terminaron encareciendo su construcción.
No son los únicos puentes en los que le ha ocurrido esto, también pasó lo mismo en cuanto a resbalones en Murcia, en el puente de Vistabella.
En Nueva York también ha recibido críticas después de diseñar el Oculus del World Trade Center de Nueva York, considerada la estación de tren más cara del mundo, costó 4.000 millones de dólares, ya que apenas un año después de su inauguración comenzaron a aparecer goteras en los techos del edificio.
La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia también ha contado con algún que otro problema después de que se desprendiera un trozo de trencadís del Palau de les Arts y se retirase todo el recubrimiento cerámico de su fachada. Finalmente, el arquitecto llegó a un acuerdo para la rehabilitación de la cubierta, algo similar a lo que ocurrió en el Auditorio de Tenerife, donde aparecieron humedades debido a fallos en el revestimiento.
Tampoco se salva el Palacio de Congresos de Oviedo, donde la cubierta móvil finalmente quedó fija ante problemas en el sistema que la debía mover y también de diseño. Por su parte, una pieza se derrumbó en 2006 provocando heridas en varios operarios. Al final Calatrava fue condenado a pagar casi 3 millones de euros por el “fracaso generalizado” en la obra del edificio.