Todo son señales… Así, de repente… te asomas por la ventana y está lloviendo. Oyes un silbido en la cocina y es el café que ya empieza a inundar la casa con su aroma. Acabas de encender el fuego en la chimenea, te colocas en el sofá con una manta y tu gato encima y… ¡Tachán!: La felicidad.