Bibiana Fernández vuelve a los escenarios a punto de cumplir 50 años de carrera con una obra de teatro dramática, ‘La señora’, en el teatro Pavón. Escrita y dirigida por Pablo Quijano, la obra se inspira en el estreno de ‘Las criadas’ de Jean Genet en los años 70 con Nuria Espert que, por culpa de la censura, estuvo a punto de no ser representada. Ahora la actriz da vida a otra, retirada, que convive con la frustración de no haber sido la gran artista que quería por culpa de la censura que la alejó de los grandes papeles y acabó retirándola de los escenarios.
Para la intérprete poder meterse en la piel de un personaje tan complejo es un auténtico regalo, “una alegría porque sales de la zona de confort. Cuando tienes una edad hacerlo te impide acomodarte, y la comodidad es el principio del fin. Hay que aceptar los retos”.
María, su personaje, "vive al margen de la realidad, tiene una cuenta pendiente consigo misma", nos cuenta Bibiana Fernández, que encuentra similitudes y diferencias con ella. “Me parezco en que estamos locas, aunque la de ella es peligrosa y la mía, de momento, no. Pero también tiene un gran resentimiento, y yo no soy así”, expone.
El teatro, cuenta, es el medio que más le gusta, y eso que también trabaja en televisión, radio o cine. Ahora hace por primera vez de madre de los personajes de Xoán Fórneas y César Vicente y bromea con que de repente le han salido muchos niños, pero que eso no le ha despertado el deseo de la maternidad. “Si lo hubiese querido habría adoptado en su momento, ahora no, que el niño ya me va a enterrar”, dice entre risas.
Siendo la señora de la obra, ¿qué es ser una señora?
Tener actitud. Señora es una manera de ser, de comportarse, ser coherente. La coherencia es fundamental para todo en la vida y se trata de que haya una cierta relación entre lo que piensas, lo que dices y lo que haces. Eso te convierte en una señora o un señor. Una persona que tenga cierta integridad.
¿Te has planteado alguna vez, como tu personaje, retirarte?
Para nada, trabajar me da vida, me mantiene activa y estar haciendo muchas cosas me hace estar al tanto de todo. Estoy muy viva y me gusta trabajar
¿Cómo es trabajar con un director y unos actores tan jóvenes?
Es una maravilla. Tienen otro lenguaje, otra manera de comportarse, tienen la frescura y la insolencia de la edad. Es muy estimulante. Y sin yo querer ser madre, muchas veces me dicen: ‘descanse, madre’. Me produce alegría, me parece tierno, una forma de acercamiento, que sirve incluso para la función, extrapolar ese tratamiento de madre fuera de aquí.
El director dice que tienes una vena dramática por explotar, ¿sigues descubriendo cosas de ti?
Si no lo hiciera me tiraría por un balcón porque la vida sería un aburrimiento. Una crece hasta que se muere. Como decía Picasso: ‘yo soy joven hasta que me muera’. Es cuestión de vitalidad, curiosidad, de cómo se afronta la vida.
¿Cómo estás a los 70?
Muy bien. Pido quedarme como estoy, que es muy difícil. Nunca he negado de mi edad porque es una tontería. Yo, que he cambiado casi todas las partes de mi vida, lo único que no puedo cambiar es la fecha de nacimiento. No me preocupa, me parece que cada edad tiene un encanto. Quién me iba a decir que a los 70 iba a estar relativamente tranquila, y digo relativamente porque tranquila estaré cuando esté muerta, que ya descansaré. Pero sí tengo cierto sosiego al mirar las cosas, ya no se mira con la misma intensidad.
Mucha gente te ve como un referente, ¿te sientes así?
Una a sí misma no se siente nunca como referente, pero supongo que sí que lo soy porque cuando yo empecé en este mundillo estaba Franco vivo. Este país, aunque todavía hay que defender muchas cosas y luchar por ellas porque nunca se tiene una libertad plena, es mejor de lo que se cree. Hay que reivindicar permanentemente el derecho de las minorías a que tengan los mismos derechos de los demás. Tu puedes estar aceptada, pero hay mucha gente en pueblos o ciudades que no se atreven a vivir su vida con normalidad, porque hablamos de eso, de normalidad. ¿Y que es la normalidad? La que elija cada uno mientras no haga daño a nadie, la gente tiene derecho a ser libre.
¿Quién ha sido tu referente?
Yo misma. No tuve referentes en mi juventud porque en aquella época en este país yo era como un marciano, pero tenía al cine y la ficción. Era como ‘Matrix’, tenía mi realidad y otra alternativa. Recuerdo todo lo que me gustaba en el cine, como ver en el cine París ‘Un hombre y una mujer’ con 12 o 13 años.
¿Qué balance haces de tus 50 años de carrera?
Estoy muy feliz y agradecida, la gente ha sido muy generosa conmigo. He tenido la suerte de encontrarme a mucha gente en mi camino que en su momento me ayudó y me sigue ayudando en la vida.