El misterio de Stonehenge sigue: ¿cómo pudo viajar una piedra de seis toneladas más de 700 kilómetros?
La piedra central de Stonehenge ya tiene claro su origen: a más de 700 kilómetros de donde se encuentra
¿Por qué la llevaron del norte de Escocia al sur de Inglaterra? Y la pregunta más importante: ¿cómo?
Durante años se pensó que su origen estaba en Gales, pero se llegó a la conclusión de que no era así
Se trata de uno de los monumentos más visitados del mundo. Millones de personas se acercan año para contemplar Stonehenge y sus misteriosas piedras colocadas de tal manera que durante siglos han despertado no solo la curiosidad de los turistas, también de los investigadores. A lo largo de los años los estudios han ido descifrando de dónde viene cada una de esas rocas. Sin embargo, la roca azulada que en su día se colocó en el centro a modo de altar no se había logrado identificar cuál era su procedencia. Ahora, tras años de investigaciones, se sabe que esa enorme piedra recorrió cientos de kilómetros.
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Hasta el momento se sabía que las grandes piedras exteriores, las conocidas como piedras sarsen, procedentes de una cantera a unos 25 kilómetros al norte, mientras que el círculo interior de piedras azules tiene su origen mucho más lejos, en las montañas galesas de Preseli, a unos 250 kilómetros. Teniendo en cuenta que esta formación se produjo hace casi 5.000 años, las distancias son enormes para poder transportarlas.
Pero si esto ya era sorprendente, más lo es conocer el origen de la roca central azulada, colocada a modo de altar. Tras años de estudios, se ha sabido que viene de la cuenca de las Orcadas, en la zona norte de Escocia. Es decir, a más de 700 kilómetros de donde está ahora. ¿Por qué se trajo la piedra desde allí? Y el misterio más grande: ¿cómo transportaron una roca de tal tamaño hace miles de años desde el norte hasta el sur de Reino Unido?
Su origen, en el norte de Escocia
Richard Bevins, profesor honorario de la Universidad de Aberystwth en Reino Unido y el que fuera su alumno, el geólogo Nick Pearce, pasaron años intentando llegar a la conclusión de que la piedra era de origen galés, pero al final se rindieron y publicaron un trabajo en el que confirmaban que la roca no era de procedencia galesa, empezando a buscar en zonas de Inglaterra y en el sur de Escocia. Entonces fue cuando apareció Anthony Clarke, doctorando galés en la Universidad de Curtin, en Australia.
Su doctorado trataba de la datación de piedras galesas, aunque no estaba relacionado con Stonehenge, y los equipos de su Universidad podrían ser clave al estar más especializados por la industria minera en la parte occidental de Australia.
De esta manera, se obtuvo una huella petrográfica del altar y se cotejó con diferentes regiones de Reino Unido y luego valoraron la presencia de pequeñas cantidades de circón, apatita y rutilo, que contienen uranio, emitiendo una radiación detectable. Así se pudo constituir la huella de su edad hasta llegar a que la roca era similar a las de la cuenca de las Orcadas, en el norte de Escocia.
Preguntas aún sin responder
Esta investigación ha sido publicada en la revista Nature y cuenta aún con muchas preguntas por responder, como la forma en la que la roca se pudo trasladar a lo largo de más de 700 kilómetros hace miles de años, con la teoría de hacerlo sobre el hielo restante de la última glaciación descartada. Las pesquisas ahora se mantienen en la vía marítima.
Y las preguntas siguen. ¿Por qué llevarse una piedra del norte al sur? El simbolismo puede ser una razón, más teniendo en cuenta que procede de una región en la que proliferan los monumentos megalíticos en una zona donde estuvo el asentamiento de Orkney, el poblado neolítico más importante de las islas británicas en aquellos tiempos.