La artesanía vuelve a ser tendencia: el lujo exclusivo y sostenible que no tiene precio

Parece que la moda de usar y tirar está quedando relevada a un rincón, más bien a la basura, porque es imposible que permanezca. Muchos de los artículos que adquirimos son muy baratos y su calidad es pésima en todos los sentidos. Además, ninguno de los eslabones de su cadena de producción se acerca al concepto de sostenible. Los bienes artesanos de calidad vuelven a destacar; los materiales y las manos responsables de su elaboración los convierten en un lujo exclusivo y sostenible.

El arte de la artesanía no va unido a la impaciencia, sino a saber esperar a que el artesano acabe su trabajo. Cada artículo lleva un tiempo necesario y es único. Las manos del experto que moldea la madera, la fibra natural, la lana, el barro o la cerámica, han aprendido el oficio de las generaciones anteriores y son las que aportan el valor real.

Gracias a que de nuevo sabemos apreciar lo artesano y queremos apostar por un consumo sostenible comienzan a despuntar nuevos negocios o se fortalecen otros que nunca han desistido.

Un ejemplo es Felipe Conde, la tercera generación de constructores de guitarras de Madrid. En 1915 sus familiares abrieron el taller. Hoy prosigue su estela moldeando los mejores materiales hasta crear guitarras clásicas y flamencas con un sonido increíble. Cada unidad requiere unas técnicas artesanales que ya están recogiendo la cuarta generación. Paco de Lucía, Leonard Cohen, Lenny Kravitz o Bob Dylan han tocado las guitarras elaboradas en este taller.

Mydecotrends es en cambio una empresa nueva. Aquí se han unido la decoración, el diseño y la naturaleza. Su máxima es respetar el medio ambiente; la madera que se utiliza es de certificación ecológica, al igual que las pinturas y los barnices son de baja emisión. Produce de forma artesanal unidades personalizadas para cada cliente. Cabeceros, lámparas, estanterías, percheros, espejos, carteles, atrapasueños, tapices o portavelas. Incluso dispone de una sección para animales de compañía con chapas, comederos o cuelgacorreas. La idea es alejarse de productos prefabricados y cadenas de montaje.

En el pueblo alicantino de Gata de Gorgos se producen artesanalmente los sombreros de Zahati. Aquí se han unido la tradición y la modernidad. En 1920, el bisabuelo de la empresaria que regenta el negocio ahora, le transmitió el trenzado de fibras naturales a su abuelo y ella también aprendió. Tal como describe la web, las piezas son eternas y cada una de ellas se inspira en la arquitectura, el arte y la naturaleza. Sus sombreros son espectaculares en las formas, los tamaños y los colores. La empresa también se ha especializado en gorras, bolsos, artículos de decoración y hasta en joyas, pero de paja de trigo.

D’A Ceramics es otro ejemplo de artesanía pura basada en la cerámica. En 2016 Débora Abozanda abrió su tienda y estudio en Madrid donde hace arte con objetos únicos y de gran belleza. Son vajillas, jarrones, pendientes, maceteros o boles que son útiles, funcionales y cotidianos, pero de creación propia. También da clases de forma regular, crea y expone.

Esta es una muestra de empresas pequeñas que han apostado por la artesanía. Pero las grandes firmas también son conscientes del lujo que supone para los clientes lo hecho a mano. Enrique Loewe, fundador y presidente de honor de la Fundación Loewe y bisnieto del fundador de la marca Loewe, aseguró que “en Loewe ha sido fundamental el papel de la artesanía en los jóvenes diseñadores”, durante un ciclo sobre moda celebrado en el Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid, en febrero pasado. Según las palabras de Enrique Loewe, “Transmitimos nuestro conocimiento a través de generaciones. El verdadero lujo son las cosas bien hechas, lo que se consigue gracias a las manos de los profesionales. La artesanía es un valor de futuro”.