"El segundo descubrimiento arqueológico más importante desde la tumba de Tutankamón". Son palabras de Betsy Brian, profesora de Egiptología de la Universidad John Hopkins de Baltimore. La experta se refiere al hallazgo del que todo el mundo está hablando en los últimos días: un poblado desenterrado cerca de la ciudad egipcia de Luxor, localizado gracias al trabajo de un grupo de arqueólogos del país de las pirámides, los faraones y la arena.
Raras veces se ha encontrado un conjunto arqueológico perteneciente al antiguo Egipto en tan buenas condiciones. Esta 'ciudad perdida', tal y como la han definido sus descubridores, data de los tiempos del faraón Amenothep III, noveno rey de la dinastía XVIII de Egipto, quien reinó entre los años 1391 a 1353 a.C. Tiene, pues, unos 3.000 años de antigüedad. Según explicó el arqueólogo jefe, Zahi Hawass, las calles de la ciudad están flanqueadas por casas y algunas de las murallas tienen hasta "tres metros de altura".
Con ello, los investigadores concluyen que el poblado "se extiende hacia el oeste, hasta la famosa Deir el-Medina", según explican en el comunicado oficial del ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto al respecto del descubrimiento. La ciudad, según los investigadores, estuvo activa durante la corregencia de Amenothep III con su hijo, Amenothep IV, más conocido como Akhenaton, en los últimos ocho años de su mandato. La excavación dio comienzo el pasado mes de septiembre de 2020 y, en apenas unas semanas, aparecieron formaciones de ladrillos de barro en varias direcciones.
¿Por qué es tan importante este descubrimiento? ¿Es, realmente, uno de los descubrimientos más importantes del antiguo Egipto? ¿Qué informaciones nos puede aportar acerca de la vida cotidiana de los egipcios? ¿Podremos ubicarla en alguna fecha concreta? El egiptólogo José Miguel Parra responde a los muchos interrogantes que rodean al que podría ser el descubrimiento arqueológico más importante de 2021.
Es la primera aclaración que hay que hacer y en la que Parra pone el acento. Por lo tanto, ni 'la Pompeya de Egipto' ni una 'ciudad perdida', tal y como se ha ido vendiendo desde distintas esferas y medios de comunicación. Al menos, hasta que no se sepa con total seguridad el origen. Esta nomenclatura, más comercial, quizá se deba al buen estado de conservación, explica Parra a Uppers. Este hecho ha sorprendido tanto a los investigadores como al público general.
El factor geográfico tiene mucho que ver en que el descubrimiento haya sido tan significativo y complicado. "En el antiguo Egipto no se conservan casi poblaciones arqueológicas porque hay un problema: la crecida del Nilo las acaba ocupando con barro o arena", señala el egiptólogo. También porque "las poblaciones se construyen en lugares elevados", por lo que la climatología las termina barriendo y dañando.
Estos dos condicionantes, además de otros como la masificación turística, dificultan la localización de bastiones arqueológicos en buen estado de conservación. De ahí el júbilo generalizado de la expedición egipcia: es prácticamente un milagro encontrar una urbe en tan buen estado atendiendo a las dificultades geográficas que rodean tradicionalmente a la región árabe. Pero todavía quedan algunas dudas que resolver.
Al buen estado general de la urbe se le ha de sumar los diferentes elementos que han podido ser localizados. Son, fundamentalmente, restos de cerámica, algunos amuletos e incluso una tilapia, "una especie de dorada del Nilo muy grande", destaca Parra. Son "objetos de la vida cotidiana en su posición original", lo que en un futuro próximo podría permitir que "veamos pequeñas instantáneas de cómo se veía el antiguo Egipto", anuncia. De la misma forma, de sus palabras subyace la prudencia del que prefiere esperar a que haya más información para poder determinar con mayor seguridad el valor real. También han aparecido esqueletos, tanto de animales como el de un humano.
Aún con reservas, parece que el descubrimiento aportará datos importantes. "Por ahora, esa es la esperanza. Todavía no sabemos nada, hay que estudiarlo, analizarlo y publicarlo en una revista científica. Por lo que se ha visto en periódicos y comunicados, hay cerámicas que tienen inscripciones en los cuellos, de modo que ello nos puede proporcionar fechas", asevera Parra. También podría haber "algún dato de la procedencia del contenido de esas cerámicas" que aportarían un contexto esencial para entender las costumbres egipcias de hace milenios.
De la información que se conoce, el ministerio de Turismo y Antigüedades ha confirmado que la ciudad estuvo activa durante el reinado de Akhenaton. Un dato curioso que también ubica el momento histórico es un sello de barro con la inscripción 'gm pa Aton'. Según la institución gubernamental, se podría traducir como "el dominio del deslumbrante Aten", esto es, el nombre de un templo construido por Akhenaton en Karnak, una población cercana a Luxor.
Y esto no es todo. "Al norte del asentamiento se descubrió un gran cementerio, cuya extensión aún no se ha determinado", cuenta el ministerio de Turismo y Antigüedades. "Hasta ahora, la misión ha descubierto un grupo de tumbas excavadas en la roca de diferentes tamaños a las que se puede llegar a través de escaleras excavadas en la roca".
Se ha confirmado, al mismo tiempo, que los trabajos continuarán. La misión, en palabras del organismo gubernamental, "espera descubrir tumbas intactas llenas de tesoros". ¿Superávit de optimismo? ¿Precisión? Solo el tiempo dirá. Lo que se puede extraer, a tenor de las palabras del ministerio egipcio, es que todavía no lo hemos visto todo.
De momento, según el comunicado difundido por Egipto, también se ha descubierto el esqueleto de una persona con los brazos extendidos a los costados y restos de una cuerda enrollada alrededor de sus rodillas. Tanto la ubicación como la posición del esqueleto han sido catalogadas como "extrañas" y ya se han anunciado más investigaciones al respecto.