La soledad a través de cinco cuadros míticos de Hopper: ¿Por qué los pintó exactamente?
Las pinturas de Hopper son como fotogramas congelados de una película. El tratamiento cinematográfico es uno de los aspectos más representativos del artista estadunidense
La mayor parte de sus personajes están solos en un café, en una habitación de hotel o en una oficina; permanecen aislados del tumulto de una gran ciudad
Precursor del Realismo Norteamericano, que se desvinculaba de la tradición europea, sus escenas son una incógnita que, a veces es posible descifrar. Puedes verlo en el vídeo
Un cuadro de Edward Hopper es como un fotograma congelado de una película. El tratamiento cinematográfico es uno de los aspectos más representativos del artista estadounidense. A ello habría que sumar que, aunque sus pinturas aparentan ser a simple vista sencillas, son en realidad ideas complejas sobre el ser humano.
La mayoría de los personajes de sus obras están completamente solos, aislados del tumulto de una gran urbe como lo es Nueva York. Hopper los encierra en un café, en una habitación de hotel, en un diner o en una oficina, pero a su alrededor lo único que se percibe es silencio. ¿Qué quería expresar el artista? "La respuesta a todo está en el lienzo…", solía decir cuando le preguntaban por el significado de sus obras. Casi todo en Hopper es una incógnita que, a veces, es posible descifrar. Puedes verlo en el vídeo.
Edward Hopper vivía la mayor parte del año en Washington Square, en la isla de Manhattan. Solía subirse a un tren presa del miedo que le provocaba la gran ciudad. Y de esos recorridos por Nueva York, fue construyendo los relatos de sus pinturas. Su experiencia como ilustrador en la revista 'Hotel Management' contribuyó a crear un lenguaje que, por fin, se desvinculase de la tradición europea. A esa nueva corriente, a la que también pertenecen artistas como Georgia O´Keefe, se le conoce como Realismo Americano; y Hopper fue el precursor.