¿Cómo te gustaría morir? Veinte personas filman su propia muerte
La cinta experimental de Antonio Dyaz está rodada en 16 países de cuatro continentes
Con esta película, el director de 54 años quiere profundizar en "la soledad del primer mundo, la epidemia de la que nadie habla"
Un guardia de seguridad, una empresaria, un periodista, una profesora de yoga o un camarero fingen su muerte
¿Alguna vez te has planteado cómo te gustaría morir? Esa fue la pregunta que el director Antonio Dyaz le hizo a 20 personas repartidas por el mundo. A cada una de ellas les dejó una cámara y un conjunto de instrucciones. La última de ellas, filmar su propia "muerte".
Con este material ha creado ‘20 ways to die alone’ un largometraje escrito, producido y dirigido por él mismo, recién estrenado en exclusiva en Filmin.
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Por primera vez en la obra del director los protagonistas de su película se ruedan a sí mismos. “Ha sido un placer dirigir en 16 países diferentes sin moverme de casa”, apunta Dyaz. Para aquellos que aún no hayan captado el truco, se trata de muertes fingidas, cada uno con su toque personal. Un experimento que ya se ha proyectado en los festivales online de Berlín, Manchester, Austin, New York, Toronto, Tokio, Ámsterdam, Paris, Sídney y Melbourne, entre otros.
La muerte es universal
De los suburbios de Shanghái a Castilviejo (Soria), pasando por Nueva Gales del Sur (Australia), Montevideo, Buenos Aires, San Juan de Puerto Rico, México DF, Orlando, Washington, Philadelphia, Nueva York, Londres, Edimburgo, Dublín, Estocolmo, Moscú, Feldkirch (Austria), Madrid…
La curiosa cinta de Dyaz se rodó entre los años 2016 y 2020 con gente real, en su gran mayoría anónima y contactada a través de redes sociales. Desde una funcionaria, hasta el ganador del premio de lotería más importante de la historia en EE.UU, un rockero retirado en los Alpes o un publicista.
El elenco lo completan un guardia de seguridad, una empresaria, un periodista, una profesora de yoga, un camarero, una empleada de sex-shop, una documentalista submarina, una investigadora del Consejo de Seguridad Nuclear, un minero de criptomonedas…
Para sorpresa de algunos, también participan un cantante y un escritor conocidos. "He tardado cinco años en hacer una película inclasificable. ¿Ficción o no ficción? Que lo decida el público, pero no es necesario que lo haga. Seré feliz ya si me acompaña en este viaje hacia la soledad del primer mundo, la epidemia de la que nadie habla”, explica el director.
Un punto de humor
“En general, me sorprende el humor con el que muchos afrontarían su propia muerte”, ha dicho el creador. En la cinta se puede ver cómo un excéntrico multimillonario neoyorquino elige morir bajo una avalancha de siete musculosos strippers; o como el corresponsal español afincado en Moscú prefiere hacerlo de un infarto viendo un gol en el último minuto de Cristiano Ronaldo.
“Abrimos sus cuartos de baño, sus frigoríficos, sus dormitorios, conocemos sus aficiones, sus debilidades, olisqueamos su intimidad junto a sus mascotas y, finalmente, vemos cómo mueren”, explica Antonio Dyaz. No hay decorados, ni actores, todos ellos son personas reales.
Cada uno se ha filmado a si mismo por lo que la película acumula diferentes calidades de imagen, un experimento fiel al espíritu ‘cinéma vérité’ de su director, defensor de la ‘low resolution’ “frente a la tiranía del 4K y el 8K que solo benefician a grandes plataformas como Netflix”.