James Dean, el chico guapo que en realidad vivía despacio y no hablaba de amor
El actor falleció a los 24 años en un accidente de tráfico, lo cual lo convirtió en un símbolo de la filosofía de “vivir deprisa y morir deprisa”
En realidad, Dean vivió bastante despacio: su mito está basado en mentiras, exageraciones y especulaciones
Su vida sexual y sentimental sigue siendo el mayor misterio de su biografía, casi 70 años después de su muerte
La leyenda dice que James Dean vivió deprisa y murió deprisa. En parte porque, como aseguraba el poeta Jack Kerouac, la temática favorita de la literatura norteamericana es la velocidad. En realidad, Dean tuvo una vida bastante apacible. Y cuando su Porsche Spyder 550 se estrelló contra otro vehículo el 30 de septiembre de 1955, el actor conducía a menos de 90 kilómetros por hora. Pero los hechos nunca han importado cuando se trata de James Dean. Su mito y su muerte han eclipsado por completo su realidad y su vida.
Resulta curioso, además, lo rápido que ocurrió esta construcción ficticia como icono cultural. Un par de años después de su muerte Dean ya era un símbolo de la angustia adolescente, un ídolo para los primeros rockeros y una figura maldita del Hollywood más siniestro. Y, por supuesto, un símbolo sexual.
MÁS
James Dean inventó un nuevo tipo de 'cool', una especie de dramatismo nihilista sexy, en un arquetipo masculino que sería imitado durante décadas. Por el camino, el mundo pareció olvidar que Dean era una persona. Y en un fenómeno parecido al de Audrey Hepburn, James Dean se convirtió en un póster. ¿Pero quién era, realmente, James Dean?
La ausencia de su padre le marcó de por vida
Dean tenía nueve años cuando su madre falleció. Ella era, según el biógrafo del actor Michael DeAngelis, “la única persona con la capacidad de comprenderle”. Su padre reaccionó a la pérdida enviando a Jimmy a vivir con sus tíos Ortense y Marcus en una granja cuáquera en medio de Indiana.
A partir de este cambio de vida, el chaval desarrolló algunos rasgos de carácter que muchos actores tienen en común: la construcción de un mundo interior complejo, el miedo obsesivo al rechazo y la necesidad de pertenecer a algún lugar. James Dean se pasaría el resto de su vida buscando a su padre en diferentes hombres, lo cual se volvió peligroso durante su adolescencia.
Unos abusos sexuales que él nunca comprendió
El reverendo James DeWeerd ejerció como figura paterna, guiando y aconsejando a Dean en sus tribulaciones adolescentes. De Weerd tenía una influencia en él como mentor y le inculcó la pasión por el teatro, las carreras de coches y las corridas de toros. En el libro de 1994 'El bulevar de los sueños rotos', el biógrafo Paul Alexander sugiere que ambos mantuvieron una relación íntima.
Las circunstancias de esta relación nunca han estado claras. En una ocasión Dean le confesó a su amiga Elizabeth Taylor que un ministro de la iglesia había abusado de él dos años después de fallecer su madre, lo cual situaría el abuso en torno a los once años de edad. Aunque quizá se refiera a otro hombre, porque el biógrafo Billy J. Harbin habla de “una relación que empezó cuando James estaba en el último año de instituto y que duró muchos años”. O quizá los abusos empezaron en la infancia y tomaron la forma de una relación con el paso de los años. En cualquier caso el desequilibrio de edad, experiencia y poder en esa relación la convierte en un abuso sexual inequívoco.
Protagonizó la película que inventó la adolescencia
Aunque las crónicas hablaban de “jóvenes adultos” ya desde el siglo XVIII, el establecimiento del concepto de “adolescente” como grupo demográfico con identidad cultural propia se fecha en 1945, con el final de la Segunda Guerra Mundial. Ahora los púberes tenían tiempo para regodearse en su transición hacia la vida adulta y contaban con poder adquisitivo, cierta libertad sexual y un rechazo salvaje a los valores tradicionales de sus padres.
Y entonces se estrenó 'Rebelde sin causa'
El drama de Nicholas Ray sobre Jim Stark, un chaval que rechaza a su padre y a la vez busca desesperadamente su cariño y su aprobación, fue la película más comentada de 1955. La actitud chulesca de Jim, a quien todo parecía darle igual e importarle mucho a la vez, conectó con millones de adolescentes hambrientos de referentes propios.
'Rebelde sin causa' pretendía retratar el desasosiego inexplicable e inconsolable de la nueva generación pero lo que en realidad hizo fue dar forma concreta a esa generación. Fue, a la vez, resultado y causa. Les dio a los chavales una estética, unos códigos de conducta y unas dinámicas para relacionarse. Despertó una conexión sentimental en una generación que precisamente se caracterizaba por su desapego emocional. Y cuando James Dean murió su transformación en un icono fue inevitable: proyectar en él toda la carga simbólica de la nueva adolescencia resultaba sencillísimo.
Se le considera la primera estrella del rock
A finales de los 50 James Dean llevaba un par de años muerto y su leyenda, la de vivir de prisa y morir deprisa, ya estaba plenamente asimilada en el imaginario colectivo. Pero 'Rebelde sin causa' ya no estaba en los cines, como tampoco lo estaban sus únicas dos otras películas, 'Al este del Edén' y 'Gigante'. La televisión no emitía cine todavía, solo programas en directo. Y el vídeo estaba a dos décadas de inventarse y a tres de asentarse en los hogares. Así que lo que millones de chavales copiaron de James Dean no fue su discurso, su carácter o su identidad. Fue su estética. Y lo que querían emular no era su vida, sino su leyenda.
El fantasma de James Dean está por todas partes en la cultura posterior a 1955. El libro 'Lonely Places, Dangerous Ground' señala que la interpretación de Dean en 'Rebelde sin causa' supuso un templete para que las estrellas del rock construyesen sus personajes públicos. Elvis Presley siempre admitió cuánto le había influido Dean. “He estudiado a Marlon Brando y al pobre Jimmy Dean y he entendido porque las chicas se sienten atraídas por nosotros. Somos taciturnos, somos melancólicos y un poco amenazantes. No puedes ser sexy si sonríes. No puedes ser un rebelde si te ríes”, aseguraba Presley.
Las patillas, el tupé y la chupa de cuero con camiseta blanca y vaqueros pitillo se convirtieron en el uniforme oficial de los rockabilly. “Irónicamente, aunque 'Rebelde sin causa' no tuviera música rock en su banda sonora, la sensibilidad de la película y la actitud desafiante y el 'cool' sin esfuerzo que exhibía James Dean impactaron enormemente en el rock”, señala el libro 'Vivir deprisa, morir joven' de Lawrence Frascella y Al Weisel.
Bob Dylan también confesó sentirse profundamente influido por Dean en su juventud. La portada del álbum 'The Freewhelin' Bob Dylan', en 1963, casi podría considerarse un homenaje. El biógrafo de Dylan Bob Spitz resume aquellos primeros años de carrera como los que el cantante era “esencialmente James Dean con una guitarra”.
Durante décadas, cada vez que aparecía una nueva estrella masculina con pinta de macarra se le proclamaba “el nuevo James Dean”. Desde Warren Beatty o Clint Eastwood hasta Mickey Rourke, River Phoenix, Luke Perry, Brad Pitt o Colin Farrell. Terrence Malick le indicó a Martin Sheen que debía emular a James Dean en 'Malas tierras'. Y casi todos los actores de los 90, década durante la cual hubo un resurgimiento de Dean gracias a las ediciones en VHS de sus tres películas, lo mencionaban como su ídolo: Johnny Depp, Nicolas Cage, Leonardo DiCaprio.
Para entonces James Dean se había conceptualizado y era, por encima de todo, un arquetipo masculino de estética y actitud. Quizá por eso Dean es, con una vida tan corta, una de las figuras del siglo xx con más biografías publicadas: está tan vacío de contenido que cualquiera puede imaginárselo como desee. Empezando por sus apetencias eróticas.
Su condición sexual siempre resultará un misterio
A James Dean no se le conocieron relaciones oficiales, de manera que sus cinco años como actor en teatro primero y en Hollywood después dejan todo el espacio posible para la imaginación. En su momento las revistas aseguraban que, al igual que Rock Hudson y Montgomery Clift, Dean prefería la libertad de la soltería, y lo más parecido que tuvo a una novia fue la actriz Pier Angeli.
Tras unos meses de paseos por la playa, confidencias a medianoche y besos inocentes, Angeli se casó con otro hombre sin dar explicaciones. La leyenda dice que en la boda Dean apareció con su moto y se detuvo al otro lado de la carretera por si ella cambiaba de idea. La actriz se divorció y se casó de nuevo pero, según su segundo marido, estuvo obsesionada con Dean hasta el final de sus días. A los 39 años Angeli falleció por una sobredosis de barbitúricos.
Otra actriz, Geraldine Page, también vivió un efímero romance con Dean y pasó su vida atrapada en el recuerdo. “La relación duró tres meses y medio y mi madre nunca superó a Jimmy”, ha declarado la hija de Page. “En su camerino seguía teniendo fotos de Jimmy pegadas al espejo años después de que él muriese”.
William Bast, uno de los mejores amigos de Dean y su primer biógrafo, desestimó la relación con Pier Angeli tachándola como “imaginaciones de Pier basadas en lo que a ella le habría gustado que ocurriera”. El propio Bast confesó, al final de su vida, que se había acostado con Dean una noche. El director de 'Al este del Edén' Elia Kazan consideraba “imposible” que Dean se acostase con mujeres.
“No, no soy homosexual”, se dice que respondió el actor en una ocasión. “Pero tampoco voy por la vida con una mano atada a la espalda”. El periodista Joe Hyams ha sugerido que si Dean mantenía relaciones sexuales con hombres era por interés, como es el caso de Rogers Brackett. El director de radio y empresario aseguraba que su amistad con Dean había sido “una relación de amor”: “Mi principal interés en él era como actor, pero yo le amaba y él me amaba. Era una relación paterno-filial, y en cierto modo incestuosa”.
Pero la relación más emblemática de Dean, por explosiva y por nunca confirmada, fue con Marlon Brando. La biografía 'Tomorrow Never Dies' recoge testimonios de varios testigos que aseguran que ambos mantuvieron una relación sexual sadomasoquista. Stanley Haggart recuerda cómo Dean mostraba orgulloso quemaduras en su cuerpo, asegurando que se las había hecho Brando con cigarrillos. (En el libro de cotilleos 'Hollywood Babylonia' Kenneth Anger contaba que Dean tenía el apodo de “el cenicero humano”).
“James Dean era un perrito faldero detrás de Brando”, explica la biógrafa de Brando, Susan L. Mizruchi. “Lo reverenciaba, se sentía intimidado por él. Brando tenía una relación extraña con su propia fama, su poder y su autoridad. Sentía antipatía por la gente que le idolatraba demasiado y por eso creo que trataba con cierto desprecio a Dean, que le adoraba”.
Aunque Elizabeth Taylor se refirió a él como “gay” en una gala de los 2000, después matizó sus palabras. “No se había decidido todavía. Tenía solo 24 años cuando murió. Pero las mujeres le fascinaban”, indicó la actriz mientras guiñaba un ojo. El director de 'Rebelde sin causa' Nicholas Ray trató de zanjar la especulación: “James Dean no era hetero, no era gay, era bisexual. Eso parece confundir a la gente, o quizá estén ignorando los hechos. El propio Jimmy decía que le daba a los dos palos, ¿entonces por qué tanto misterio y tanta confusión?”.
La supuesta maldición que ha perseguido al Porsche Spyder 550
Warner Bros le había prohibido que participase en carreras de coches durante el rodaje de 'Gigante' para garantizar que el seguro cubriese la póliza de su contrato. Así que Dean celebró el final del rodaje comprándose el Porsche Spyder 550 al que bautizó “Pequeño cabrón” (así le llamaba el presidente del estudio, Jack Warner). Una semana después murió dentro de él.
El 30 de septiembre Dean conducía por la ruta 41 para probar el coche cuando un vehículo que venía en dirección contraria se metió en su carril. Las últimas palabras apócrifas del actor fueron “Ese tío tiene que parar cuando nos vea”, pero el conductor, de 23 años, no vio el Spyder porque tenía una carrocería muy baja. Cuando Dean reaccionó ya era tarde y colisionaron. El copiloto salió disparado a doce metros mientras el coche de Dean daba tres vueltas de campana. Murió en el acto. Tenía 24 años.
El “Pequeño cabrón” se convirtió en un objeto de coleccionista. Pero a lo largo de las décadas siguientes sufrió tantos accidentes (más de diez) que se empezó a hablar de una maldición. En una salida de tono sorprendentemente excéntrica, el actor Alec Guinness contó en sus memorias que vaticinó la muerte de Dean. “La noche que Jimmy me enseñó el Spyder le dije: 'Por favor, nunca te montes en él. Hoy es viernes, 23 de septiembre de 1955, si conduces este coche estarás muerto para esta hora la semana que viene'”, escribió Guinnes. Dean falleció exactamente una semana después. Es más, el copiloto de Dean acabó falleciendo en un accidente de tráfico en Alemania en 1981, como si su destino lo siguiera persiguiendo.
El mito que nunca muere
James Dean genera en torno a cinco millones de euros al año. Sus herederos han autorizado que una productora utilice su imagen reconstruida digitalmente para que protagonice una película, 'Finding Jack', ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Las cuestiones éticas que este proyecto despierta son tan inabarcables como los titulares que generará cuando se estrene.
James Dean, en muchos sentidos, está más vivo que nunca. Artistas jóvenes como Taylor Swift o The Weeknd lo han mencionado en canciones recientes. Y su imagen sigue preservada en el formol de la memoria sentimental de millones de personas que quizá ni siquiera le han visto nunca en movimiento. A menudo se le atribuye a Dean la frase “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”, pero en realidad la pronunciaba el personaje de John Derek en 'Llamad a cualquier puerta', una película de 1949. En cualquier caso, Dean es la persona a la que más se le ha aplicado esa frase.
Hoy James Dean tendría 91 años. Era de la quinta de Connery, Eastwood y Hackman. Podría haber hecho, en su madurez, papeles secundarios de carácter con autores como Coppola, Scorsese o Bodganovich. O quizá no. Quizá se habría quedado anclado en los 50 como una reliquia y los jóvenes hippies de los 70 lo habrían rechazado al simbolizar todo lo que sus padres idealizaban. Ya lo dijo Humphrey Bogart: “Dean murió en el momento justo. Dejó tras de sí una leyenda. Si hubiera vivido nunca habría sido capaz de estar a la altura de su publicidad”.