Ernesto Alterio, la vida tras un divorcio a los 50: "A criar a mi hija es a lo que dedico más energía"
El actor, protagonista de 'El cuarto pasajero', habla con Uppers sobre sus proyectos, el oficio de actor y los otros 'oficios' que nos impone la vida
"Para mi papel en 'Santa Evita', me fui a la tumba de Eva Duarte de Perón y le pedí permiso para poder rodar"
"¿Qué le diría a mi yo de dentro de diez años? Le daría la enhorabuena por haber llegado hasta ahí"
Ernesto Alterio dice de sí mismo que tiene espíritu de explorador y que le gusta tentar los límites. Algo parecido le pasa a Álex de la Iglesia. Ambos son protagonista y director de 'El cuarto pasajero', comedia romántica producida por Telecinco Cinema, Pokeepsie Films, Movistar Plus y Mediaset España que también cuenta en su elenco con Alberto San Juan, Rubén Cortada y Blanca Suárez.
Partiendo de una situación cada vez más habitual -'perfectos desconocidos' que comparten coche y trayecto- la película transita de manera endiablada entre el amor, el humor y el delirio. Uppers ha hablado con Ernesto Alterio sobre su nueva cinta, el oficio de actor y los otros papeles que nos asigna la vida, como ser hijo, expareja o padre.
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En 'El cuarto pasajero' interpretas a Rodrigo, un personaje con un punto excéntrico. ¿En quién te has inspirado?
A mí me gusta mucho este personaje porque no lo puedes asir. No sabes si es alguien de la nobleza, un empresario o un quinqui. Y eso es lo que más me gusta de él: no lo puedes clasificar. Hay algo que también me gusta mucho de él que es un tipo capaz de convertir una situación completamente ordinaria en un delirio. Digamos que eché mano, exploré, energías satánicas que tenía dentro de mí, entendiendo lo satánico en un gran abanico. Una energía que es como un ángel del demonio, un ángel del infierno que le cae al personaje. Te diré que sí me he inspirado en alguien muy concreto, en cómo vocalizaba y estructuraba su discurso... Pero un mago nunca revela sus fuentes...
Parece que te cuesta 'soltar' al personaje.
No me cuesta soltarlo, pero me gusta mucho. Fue un rodaje complicado. Rodamos justo en la tercera ola de la pandemia. Fue intenso, pero me divertí mucho.
¿Has dicho que no a algún personaje porque te resultara imposible de interpretar?
Cuando empezaba, y eso se lo quedó grabado a José Luis García Sánchez. Me ofreció un papel de argentino y lo que yo le dije es que no me sentía preparado para hacerlo. Tenía como 25 años.
¿Qué van a encontrar los espectadores en 'El cuarto pasajero'?
'El cuarto pasajero' es una comedia romántica, una historia de amor. Eso es lo que sostiene toda la película. También es una road movie, una comedia divertidísima. Al dirigirla Álex de la Iglesia, le da una vuelta de tuerca al género. Yo la he visto dos veces y siempre salgo con un subidón increíble. Cuando hicimos el pase en la Complutense, tuve la sensación de que esta película era una especie de felicitación para todos por haber pasado lo que hemos pasado por la pandemia, por estar aquí y seguir adelante.
Es la segunda vez que trabajas con Álex de la Iglesia. ¿Cómo ha sido esta segunda vuelta?
He trabajado con él en dos proyectos de Mediaset. La primera vez, en 'Perfectos Desconocidos', ya sentí con él una química que se dio de manera muy natural. Siento que conectamos en algo que a él le gusta mucho, que es explorar los límites. Tengo un poco condición de explorador y me gusta meterme en jardines desconocidos.
¿Eso de buscar los límites lo compartes también con tu padre: Héctor Alterio, 93 años y en activo? ¿Es tu inspiración?
Sí, muchísimo. Es un gran referente para nosotros, también para mi hermana y para la gente que estamos cerca de él. Es increíble ver a alguien como él, con su edad -Upper Premium, diríamos- que tiene el deseo de seguir haciendo cosas, seguir aprendiendo, seguir investigando... Él sigue con su espectáculo sobre textos de León Felipe, y, la verdad, el escenario es un ejercicio fantástico físico y mental.
¿Te ves trabajando hasta los 90?
Sí. Hasta que me digan "hasta aquí has llegado", me veo trabajando.
Otro de tus últimos trabajos es el papel del militar que custodia el cuerpo de Eva Perón en 'Santa Evita'. ¿Cómo ha sido la experiencia de rodar la película de un best-seller tan conocido en Argentina?
La película está basada en la novela de Tomás Eloy Martínez y la trama gira en torno a lo que sucedió en torno al cadáver de Evita, algo que no se conoce tanto. Se hicieron varias réplicas del cadáver y anduvo sin tumba durante casi 30 años porque en ese momento era un símbolo que podía ser usado para un lado y para otro. El personaje que yo interpreto es un personaje histórico, un militar de origen alemán al que le encargan ocuparse del cuerpo de Evita y convertirla en una muerta cualquiera.
¿Qué te atrajo del personaje?
Es un personaje interesantísimo. Le encargan cuidar de alguien a quien detesta ideológicamente. Ya había sido su asistente en vida. La detesta, pero comienza a surgir cierta atracción. Luego muere y le hacen encargarse del cadáver. Vive una doble contradicción porque para alguien tan religioso como este militar, le encargan hacer algo que va en contra de la ley de Dios, que es cada muerto repose en su sagrada sepultura.
¿Cómo abordas un personaje tan complejo?
Hice todo un trabajo de documentación y luego todo un trabajo de componer un argentino de esa época. Entonces, era diferente la manera de expresarse, las relaciones entre hombres y mujeres... Había una distancia, una corrección, las relaciones eran diferentes. Y luego, antes de empezar el proyecto, me fui a la tumba de Evita y le pedí permiso para hacer semejante cosa.
Tienes 52, eres un actor atractivo, tu cuerpo es una herramienta para tu trabajo. ¿Cómo llevas el paso del tiempo?
Físicamente, bien. Pero desde hace tiempo, no solo ahora, dedico un tiempo diario a escuchar al cuerpo para saber qué necesita. Hay que darle tiempo para que se exprese y pueda ponerse en movimiento. Me gusta ponerle en escenarios y actividades físicas muy variados. Me gustaría dormir más, pero cuando duermo siempre tengo la sensación de que estoy perdiendo el tiempo, aunque sé que dormir es casi mejor que la actividad. Pero, en general, me gusta llevar al cuerpo a diferentes territorios: bailar, nadar, hacer distintos tipos de ejercicio físico...
Algo que te mantendrá activo es la crianza de tu hija de 16 años. ¿Cómo te organizas siendo un padre que está solo y pasa muchas horas fuera de casa?
No estoy solo. Lola tiene su madre y tengo muy buena relación con ella. Tengo también muchísima ayuda y mucha gente que me acompaña en este proceso. Pero es quizá uno de los lugares o situaciones donde invierto más energía porque es donde te juegas algo con un amor que es, casi, casi, el más fuerte que tienes. La adolescencia es un momento de cambio muy delicado, en el que hay que estar muy presente para bien o para mal. Es un gran desafío. También es un gran aprendizaje poder asistir a ese momento.
¿Qué le dirías a tu yo de los 30?
Le diría que se relajara un poco, que no se lo tome todo tan a pecho. Relájate, habla menos, pide menos y escucha más.
¿Y a tu yo de dentro de 10 años?
Ufff... Más bien él tendría que decirme algo a mí... Pero quizás: "¡Enhorabuena por haber llegado hasta ahí! ¡Sigue, sigue, sigue!".