La ganadora del Oscar Charlize Theron ha sido el rostro de una de las campañas más exitosas de Dior y pasa por ser una de las actrices más bellas del mundo. Pero incluso ella, que aún no llega a los 50, sufre el escrutinio implacable de la prensa, las redes y las grandes productoras. Todo por lo que ella misma llama 'el doble rasero' con el que se mira a las mujeres desde la industria, mismo por el que los hombres envejecen 'como el buen vino' mientras que las mujeres se convierten en 'flores marchitas'. Y está harta.
Así lo manifestó a la revista Allure: “Hay gente que piensa que me hice un lavado de cara... en plan ¿qué se hizo en rostro? Y yo solo puedo pensar '¡Perra, solo estoy envejeciendo! No significa que me hice una mala cirugía plástica. Esto es solo lo que le pasa a las caras'”. La actriz también se ha pronunciado sobre la necesidad de respetar la manera de envejecer que tiene cada persona, especialmente las mujeres. "Mi rostro está cambiando y envejeciendo, y me encanta", ha sostenido.
Charlize Theron tiene ha tenido (y tiene), una vida repleta de experiencias poco usuales. Para empezar, nació y creció en Sudáfrica, en pleno régimen de Apartheid, lo que la marcaría de por vida y la impulsaría a ser una activista contra el racismo, activismo que la llev´a realizar campañas con Nelson Mandela, una vez fue liberado.
Aunque quizá el hecho más trascendental y doloroso para ella fuera el momento en su madre mató a su padre en defensa propia, disparándole con una escopeta cuando el hombre, alcoholizado, las amenazaba a ambas. Tras su traslado a EE UU, vendrían la fama, el estrellato, el Oscar y la carrera que todos conocemos. No sin antes haber pasado por el acoso reglamentario de los productores y directores. Theron además es madre de dos hijas, una de ellas trans, que son su principal ocupación.
Con todo ese bagaje vital, se entiende que la actriz tenga una perspectiva mucho menos frívola que el resto de la industria. Theron boga, pues, por un sinceramiento en relación al físico de las mujeres. Y otro asunto relacionado con ello es el peso. Al respecto dice en la entrevista que cada vez se le hace más difícil perder el peso ganado para un papel, sobre todo al recordar que tras el papel que le dio el Oscar en 'Monster' (2003), le basto con dejar de comer tres comidas para adelgazar los casi 40 kilos que ganó. Pero después no ha sido así, e incluso, para una película de 2018 le costó tanto volver a bajar de peso que se fue al médico: "Creo que me estoy muriendo porque no puedo perder este peso", cuenta que le dijo con preocupación, a lo que el galeno contestó: "Tienes más de 40 años y tu metabolismo no es lo que era”, lo que le hizo recuperar las perspectiva.
Es por eso que asegura que, por ejemplo, no volverá a hacer películas que le exijan estos cambios de peso tan drásticos, porque mientras se hace mayor cada vez es más difícil recuperar una peso saludable de acuerdo a su edad. Hollywood sin duda está cambiando gracias a mujeres como ella.