Para algunos historiadores, España fue el verdadero Waterloo de Napoleón. Tan es así, que el propio Museo del Prado ha querido llenar el vacío histórico en la película de Ridley Scott (en la que no hay ni rastro de la 'maldita guerra de España' contra el Emperador francés) y se han llevado al corso (en un vídeo promocional) de paseo por sus salas para admirar las estampas goyescas que ha desaprovechado la película. Pero todo bien. Ha sido en el mismo Museo que el director y su protagonista, el extraordinario Joaquin Phoenix, han presentado la película en Madrid. Y como no podía ser de otra manera muchos invitados se vistieron de levita y chaquetón guerrero y muchos periodistas españoles les preguntaron por España. Nosotros no estuvimos pero te lo resumimos en algunas frases.
La verdad es que Scott está hasta la coronilla del gorro napoleónico de que le pregunten por los supuestos gazapos históricos. Y a su ya célebre: "conseguiros una vida'", dirigida a los censores de la veracidad, suele añadir esta respuesta que ha sido titular de muchas notas locales. No, probablemente Napoleón no cargó a caballo sable en mano en Waterloo, pero como diría Scott: "¿Acaso tú estuviste allí? ¿No? Entonces chitón".
Para que no se diga, el oscarizado actor ha dejado en claro que aunque la película pase en canoa de la resistencia española y muy española a la invasión francesa, él está muy informado del asunto. "Y además, eso os condujo a una nueva Constitución, ¿no es así? Sí, muy alucinante", agregaba haciendo alarde de talante constitucional.
Auch. El director de 'Blade Runner' tampoco se queda corto en su, digamos, poca paciencia con la idiosincrasia de los vecinos traspirimnéicos. Y ante una serie de críticas en medios parisinos como 'Le Figaro' -que le afeaban entre otras cosas el acento americano de lo soldados de Napoleón al gritar ¡Vive la France!- soltó esta perla en la que deja claro que no está para cruasanes.
Si algo ha quedado claro es que para Phoenix 'Napoleón' es en muchos sentidos una historia de amor. Con su habitual fervor por la preparación, el actor echó en falta en el guión más detalles sobre la personalidad del dictador y se preparó por su cuenta leyendo todo lo que caí en su mano, en particular sus cartas a Josefina, que le dieron claves para el personaje.
Scott recordando las caricaturas de Napoleón que se hacían en la época (y apuntalando de paso su derecho a introducir el humor en algunas escenas de intimidad entre Napoleón y Josefina).
Cuánta razón tiene el actor en esta variación de la clásica: "O mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para convertirte en un villano". Amén.
Para aquellos que siguen dudando de que los tíos, de hecho, piensan mucho en Roma, he aquí una explicación de cómo el Sacrosanto Imperio lo fue todo y lo demás es spin off.
La sangrante de la ausencia española en la película ha motivado una serie de apreciaciones y loas del director para con don Francisco y sus pinturas sobre el 2 de mayo y la ocupación francesa en general. Muy merecidas, por cierto.
Ya lo decía el profesor de Oxford que el propio Scott contrató para supervisar detalles históricos: Ridley tiene un carácter algo napoleónico. Y estuvo encantado de la vida dirigiendo sus huestes que consistieron en, según sus propias palabras, "900 personas, 100 caballos, 50 camiones para transportarlos, cien conductores y 700 extras" a los que organizaba con rigor militar.
Phoenix es un enemigo de la sociedad de consumo y un activista de la sostenibilidad, así lo hace ver en muchas de sus intervenciones públicas. Aunque no es un utopista ni un ingenuo: "No sé nada de política, tengo claro que tenemos que cambiar nuestras conciencias, pero no tengo idea de cómo hacerlo", ha dicho.