Así es la mansión de 'Saltburn' donde dieron la mejor fiesta de los últimos años del cine
'Saltburn' se convirtió en una de las cintas del final de la temporada gracias a su inusual visión de las aspiraciones de ascenso social
La cinta protagonizada por Barry Keoghan y Jacob Elordi y número uno en Prime ha sido comparada con 'El talento de Mr. Ripley'
La impresionante mansión en la que transcurre la película se ha convertido de inmediato en objeto de culto de los espectadores
Son tiempos en los que el baremo de tu éxito lo determina el hecho de que puedas posicionar una canción en Tik Tok. No tiene que ser tuya, claro. Los veteranos The Cramps, una banda punk de culto de los 80 (es decir, totalmente desconocida para los milenial) seguramente no se imaginaron nunca que su 'Goo goo muck' se haría viral el año pasado gracias al baile de Jenna 'Wednesday' Ortega. Los mismo se puede decir de 'Murder on the dance floor', un hitazo de principios de los 2000, es decir, de antes de que naciera el 90% de los usuarios de la plataforma, que hoy la escuchan a todas horas. Y la culpa de todo la tiene 'Saltburn'.
MÁS
La cinta revelación de la temporada, segunda firmada por Emerald Fennell tras 'Una joven prometedora' (2019), tiene sin duda muchos elementos que la hacen memorable. Para empezar, la sublimación del anhelo popular de arrebatarle a los ricos sus asquerosas fortunas. Vale, la distorsionada y perversa personalidad de Oliver (Barry Keoghan) termina haciendo que (casi) simpaticemos con los aristócratas, pero ya se entiende.
¿Es posible pasar una temporada en la mansión, esa mansión, sin, no vamos a decir, caer en la locura y el crimen, pero al menos sin envidiarles de una manera insana? No. Quizá por eso la casa que da título a la serie, incluso más que todo su contenido, se ha convertido en objeto de culto. A la gente la ha flipado. Y con razón. Es un asunto inmobiliario.
Una casita en la campiña inglesa
127 habitaciones, piscinas modernas y lagunas naturales, jardines y un laberinto de setos (que se creó casi completamente para la película). ¿Tiene sentido usar una mansión medieval para escenificar la 'lucha de clases' del nuevo milenio? Todo el sentido del mundo. Porque 'Saltburn' en realidad se llama Drayton House, está ubicada en Northamptonshire, en pleno centro de Inglaterra, se construyó en el año 1300 y pertenece a la familia Stopford-Sackville desde 1770, que le hizo una gran reforma ya en el siglo XVIII Es decir, tiene casta. Y solo se pudo usar, a pesar un patrimonio cultural, porque es una propiedad privada y los buenos Stopford-Sackville se avinieron a que se usara la casa como representación de un mundo que siempre está en 'decadencia' pero, oh paradoja, siempre está más vivo que nunca.
Más allá de eso, los productores y diseñadores de producción estaban convencidos de que una mansión como esa era perfecta para mostrar una superficie opulenta con mucho que ocultar. ¿No son así todas las mansiones? ¿Como señoras mayores con un montón de secretos? Trasladada esta idea a un universo plagado de 'nepo babies' y aristocracia Gen Z, el resultado es jugoso y seductor.
Si una casa es una metáfora de sus propios habitantes, uno de los puntos fuertes de 'Saltburn' es haber logrado hacer de esta un personaje más, al que deseamos con pasión e imposibilidad. La seducción de la decadencia vivita y coleante. Y ya si suena 'Murder on the dance floor' lo tenemos todo.